Se siente orgulloso

Bolsonaro asegura que en su Gobierno ya "no hay más corrupción"

El mandatario de Brasil dice que los actos ilegales se han terminado en su mandato haciendo referencia al caso denominado como Lava Jato

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El Periódico

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El presidente de Brasil Jair Bolsonaro, negó querer terminar con la Lava Jato, pero aseguró que la operación que puso tras las rejas a innumerables políticos y ejecutivos del país, entre los cuales al exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, acabó porque en el Gobierno "no hay más corrupción".

"Es un orgullo, una satisfacción, decirle a esta maravillosa prensa que no quiero acabar con Lava Jato. Acabé con la Lava Jato porque no hay más corrupción en el Gobierno. Sé que esto no es una virtud, es una obligación ", dijo en una ceremonia en el Palacio presidencial de Planalto, este miércoles.

Polémica por el caso

Con las declaraciones, el mandatario brasileño respondió a las críticas que le han llovido por asumir decisiones que van en contra de quienes defienden la Lava Jato, como postular a Kassio Nunes para el cargo de magistrado de la Corte, un juez que se alinearía con quienes imponen derrotas a la operación en el Supremo.

El pronunciamiento de Bolsonaro también se da en momentos en que la Corte Suprema de Justicia, se apresta a juzgar demandas que pueden anular decisiones de la operación Lava Jato y del exjuez Sergio Moro.

Moro, quien es reconocido internacionalmente por haber coordinado la mayor operación anticorrupción en la historia de Brasil, dejó el cargo para ser ministro de Justicia de Bolsonaro y renunció enemistado con el gobernante, al que acusó de presiones ilegales sobre la Policía Federal.

Disputas políticas

El exjuez se fue del Ministerio argumentando "injerencias políticas" de Bolsonaro en la Policía Federal, órgano que estaba bajo su coordinación en la cartera de Justicia, una situación que también es investigada por la Corte.

Las presiones sobre la Lava Jato también llegan desde la Fiscalía General, cuyo titular, Augusto Aras, nombrado por Bolsonaro, pidió acabar con el "fundamentalismo punitivo" de la conocida como la mayor operación anticorrupción de Brasil.