LA PANDEMIA EN EEUU

El colegio virtual se impone en Estados Unidos

Los estudiantes de un colegio de Brooklyn esperan en fila para someterse a un control de temperatura el primer día de reapertura de la escuela.

Los estudiantes de un colegio de Brooklyn esperan en fila para someterse a un control de temperatura el primer día de reapertura de la escuela. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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Nueva York se convirtió el pasado jueves en la primera gran ciudad de Estados Unidos en reabrir los colegios públicos, un hito celebrado como un paso decisivo hacia la normalidad en la que fuera zona cero de la pandemia de <strong>coronavirus</strong> en el país. "Este es un momento clave en nuestro renacimiento", proclamó con aires triunfalistas el alcalde Bill de Blasio. Pero la alegría no duró demasiado.

Solo cuatro días después el gobernador del estado, Andrew Cuomo, ordenó cerrar más de 300 colegios en nueve distritos de Queens y Brooklyn. Y no lo hizo porque se hubieran detectado brotes en las aulas, sino por el aumento significativo de la incidencia del covid-19 en las comunidades de su entorno. Todas ellas con abundante población de judíos ultraortodoxos, reacios a ponerse la mascarilla y cumplir con la distancia social.

Cada región de EEUU es un mundo, pero el ejemplo neoyorkino ilustra las dificultades que está generando la reanudación de las clases presenciales en la mayor parte del país tras el abrupto cierre de los colegios en marzo. En siete estados, más Puerto Rico y el Distrito de Columbia, siguen cerrados o parcialmente cerrados, según los datos recopilados por Education Week. Lo que no significa que en el resto se haya recuperado algo parecido a la normalidad.

Un rompecabezas

El nuevo curso comenzó en agosto con la educación virtual como norma y, desde entonces, se han ido expandiendo las clases presenciales, aunque sin demasiada uniformidad y siguiendo modelos distintos. Todo un rompecabezas en el que no parece haber soluciones perfectas, lo que ha dado pie a un debate muy enconado que no ha tardado en politizarse.

Si fuera por Donald Trump, los colegios estarían llenos de niños desde agosto. El presidente lleva meses abanderando su reapertura, hasta el punto que ha llegado a amenazar con retirar la financiación a los distritos escolares que se nieguen a seguir sus instrucciones.

"Cuando dice que tienen que abrir quiere decir completamente", dijo su portavoz en julio para añadir: "La ciencia no debería interponerse". Pero Trump no tiene mandato federal para imponer su criterio. Esa autoridad recae en los estados, que en muchos casos han supeditado sus tiempos de reapertura a la evolución de la pandemia, dejando la decisión última en manos de los municipios y los distritos electorales.

Un paso adelante, uno atrás

Otros estados ordenaron la reanudación de las clases presenciales en pleno aumento de los contagios. No les salió bien. Georgia, Tennessee o Indiana tuvieron que cerrar poco después del inicio del curso poniendo a miles de estudiantes en cuarentena por los brotes que se desataron en algunos centros escolares.

Las fotografías de un instituto de Georgia con sus estudiantes amontonados en los pasillos sin la más mínima distancia de seguridad pasaron a simbolizar la falta de previsión inicial. La tónica no ha cambiado: es un paso adelante, uno atrás. En Connecticut, donde la mitad de su población escolar ha vuelto a las clases presenciales, 12 colegios han dado marcha atrás, lo mismo que ha sucedido en seis distritos escolares de Nueva Jersey, según The Cut.

En muchos centros reabiertos, la decisión de volver a las aulas se deja a discreción de los padres. Así ha sucedido en Nueva Yorkel mayor distrito escolar con más de un millón de alumnos, donde casi la mitad ha preferido seguir con las lecciones virtuales.

"Yo no mandaré a mis hijas al colegio hasta que vuelva a ser seguro, pero entiendo que hay padres que no pueden ocuparse de los niños porque trabajan fuera de casa o tienen necesidades especiales", afirma Caroline Pierson, madre de tres niñas en Washington, donde la alcaldesa acaba de anunciar que reabrirá algunas guarderías y colegios de primaria el 9 de octubre.

Será una suerte de experimento. Solo habrá profesores en una clase por curso como máximo. Y se dará prioridad a los niños sin hogar, a los alumnos inmigrantes con el inglés como segunda lengua y los de educación especial. El resto podrá ir al colegio si sus padres lo desean, pero tendrá que seguir con la educación virtual y sin profesores que los vigilen.

Como pasó inicialmente en Nueva York, su sindicato considera que las aulas no estántodavía preparadas para dar clases con seguridad y ha exigido además que se pague a los docentes un plus de peligrosidad y haya al menos un enfermero a tiempo completo en los colegios.

Sin unanimnidad

Entre los profesores, muy mal pagados en todo el país, no hay unanimidad sobre el camino a seguir. "Deberíamos haber reabierto desde el primer día para pasar quizás después a un modelo híbrido", dice Sara Arranz, coordinadora de programas en el Houston School de Washington. "En mi colegio hay muchos estudiantes con problemas en casa y la educación virtual no está funcionando. Les estamos fallando a los niños", añade.

Nueva York ha apostado por uno de esos modelos híbridos. Sus alumnos solo tendrán clases presenciales entre uno y tres días a la semana para asegurar que las aulas no superan más de un tercio de su capacidad y se mantienen las distancias de seguridad. Los días restantes se estudiará desde casa. Además, se tomará la temperatura a los alumnos al llegar. Las ventanas permanecerán abiertas y la mascarilla será obligatoria. Y periódicamente se realizarán miles de test a alumnos y profesores para prevenir los brotes de coronavirus.

Los resultados hasta ahora a lo largo y ancho del país no son del todo halagüeños. Actualmente el 10% de todos los contagiados por coronavirus en EE UU son menores de edad, cuando en abril eran solo el 2%, según un estudio reciente de la American Academy of Pediatrics. Unos contagios que empezaron a aumentar en septiembre, a medida que los niños volvían a los colegios, según los Centros de Control y Prevención de las Enfermedades (CDC).

Pero más que ser los colegios el foco de contagio, los expertos creen que entre los estudiantes más mayores son las fiestas y los bares y, entre los más pequeños, las actividades deportivas, extraescolares o las quedadas con amigos, que se han ido reanudando a medida que la fatiga hacia la pandemia se apoderaba de los padres.

Aunque las autoridades sanitarias afirman que los niños tienen menos riesgo de desarrollar complicaciones graves derivadas del virus, y solo el 2% ha tenido que ser hospitalizado, 51 menores en edad escolar han muerto en EE UU por Covid-19.

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