EFEMÉRIDE CLAVE EN EUROPA

30 años de la reunificación de Alemania: ¿fin de ciclo?

A pesar del tiempo transcurrido, el país continúa estando lejos de ser uno solo. Salarios, empleos y pensiones son un ejemplo de las grietas que aún persisten

Alemania

Alemania / periodico

Andreu Jerez

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La celebración de los 30 años de la reunificación de Alemania es esta ocasión diferente: los actos de conmemoración de una de las fechas más importantes de la historia reciente del país se ven ensombrecidos por una pandemia de dimensiones inéditas desde que el 3 de octubre de 1990 el territorio de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA) se adhiriese voluntaria y pacíficamente a la República Federal de Alemania (RFA).

El redondo aniversario es, además, el último con Angela Merkel en el poder: la política germanooriental ha estado al frente de Alemania la mitad del tiempo transcurrido desde la reunificación de los dos estados fundados sobre la ruinas de la segunda guerra mundial. Cuando el próximo año se cumpla el 31° aniversario del fin de la división nacional, Merkel -protagonista de primera línea y testigo en primera persona del proceso- ya habrá abandonado la primera línea política. Los 30 años de la reunificación tienen así algo de fin de ciclo histórico y parecen dar paso una redefinición obligada de la identidad nacional alemana.

¿UN SOLO PAÍS?

¿UN SOLO PAÍS?¿Es Alemania realmente un solo país? ¿Cuáles siguen siendo las diferencias entre la Alemania oriental y la occidental tres décadas después? ¿Ha sido la reunificación un éxito o un fracaso? Esas son solo algunas de las que preguntas a las que los alemanes se enfrentan cada 3 de octubre cuando se miran al espejo y hacen una valoración retrospectiva de ese proceso inacabado llamado reunificación. Las respuestas casi nunca son simples y a veces incluso ni existen.

Las estadísticas puras y duras siguen demostrando que, pese a que la frontera física dejó de existir hace tres décadas, el país continúa estando lejos de ser uno sololos salarios, las jubilaciones y el patrimonio privado todavía son claramente mayores en el oeste que en el este; el desempleo, pese haber disminuido en los territorios de la antigua RDA, sigue siendo más alto en el este que en el oeste; y a pesar de que las tasas de natalidad se igualaron en los últimos años, la crisis demográfica que sufre el conjunto de Alemania es más dramática en los territorios orientales.

La pandemia marca la última conmemoración del adiós a la división nacional con Angela Merkel en el poder

Con todo, el literal hundimiento económico y social sufrido por la Alemania oriental en la década de los 90 -calificado por no pocos economistas e historiadores como "terapia de shock"- ha dado paso a una mejora generalizada de la situación económica, de la infraestructuras y del nivel de vida y de consumo. La dimensión económica se presenta, por tanto, como un relativo éxito.

DIMENSIÓN CULTURAL

DIMENSIÓN CULTURALHay otros indicadores que muestran, sin embargo, serias grietas en el proceso de reunificación: a la pregunta de si el socialismo es una buena idea que fue mal desarrollada, más de un 74% de los ciudadanos del territorio de la antigua RDA responde hoy que "sí" frente a un 47,5% de los ciudadanos de la Alemania occidental. Es uno de los resultados del estudio de opinión "¿Muro en las mentes?" realizado por la Fundación Otto Brenner, cercana al sindicato IG Metall.

El informe presenta una lenta pero creciente convergencia entre la población de las dos Alemanias -especialmente entre los más jóvenes-, pero también importantes diferencias en asuntos como el valor del colectivo frente al individuo. Ciertas escalas morales heredadas del derrotado sistema socialista se siguen proyectando hoy en aquellas generaciones socializadas en la RDA e incluso en las posteriores.

REEMPLAZO DE LAS ÉLITES

REEMPLAZO DE LAS ÉLITESSegún el informe sobre la reunificación del Gobierno federal, más de la mitad de los alemanes orientales se siguen sintiendo hoy "ciudadanos de segunda clase". Dada la mejora económica de los nuevos estados federados, las razones parecen residir sobre todo en la dimensión cultural y política de la reunificación. "El principal problema fue la manera en que se trató a la Alemania oriental", dice a EL PERIÓDICO el historiador Ilko-Sascha Kowalczuk, autor 'Die Übernahme' ('La toma'), un libro de provocador título que busca reabrir debates cerrados en falso en la República Federal.

La extrema derecha de AfD ha sabido cómo canalizar el malestar de parte de la población de la Alemania oriental

En la Alemania oriental "tuvo lugar un reemplazo de los cuadros directivos que ninguna otra sociedad europea ha experimentado hasta ahora en tiempos de paz", asegura Kowalczuk, que describe el Este del país como "un paraíso profesional" para ciudadanos de la parte occidental: la élite germanooccidental asumió y en buena parte sigue asumiendo las posiciones de poder político y económico en lo que fue la RDA. "Ese reemplazo de las élites tuvo lugar sin ciudadanos geramanoorientales y eso genera un problema de representación que se ha seguido reproduciendo a lo largo de los últimos años", reflexiona el historiador.

Ese problema apunta a ser precisamente una de las razones que han convertido a la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) en el catalizador de un malestar latente e histórico entre amplios sectores de la población germanooriental. Los porcentajes electorales de AfD doblan hoy en el este sus resultados del oeste. AfD se perfila así como partido regional en el que fuera el territorio del estado alemán desaparecido para siempre en 1990 y como un factor de inestabilidad para el conjunto del país.

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