Ayuda humanitaria

La OMS investiga abusos sexuales cometidos por su personal en la República Democrática del Congo

Un informe revela que medio centenar de mujeres fueron obligadas a mantener relaciones bajo amenazas

La madre de un niño fallecido por ébola llora frente a su ataud en la provincia de Kivu, en la República Democrática de Congo.

La madre de un niño fallecido por ébola llora frente a su ataud en la provincia de Kivu, en la República Democrática de Congo. / periodico

Montse Martínez

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Sexo a cambio de trabajo. O despido en el caso de no acceder. Es un ejemplo de cómo funcionaban trabajadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con los autóctonos de la República Democrática del Congo en el marco de la última crisis de ébola del 2018. Un informe elaborado por The New Humanitarian -agencia de noticias especializada en información humanitaria- ha destapado el escándalo al constatar que medio centenar de mujeres padecieron abusos sexuales cometidos, presuntamente, por personal desplazado al país en labor humanitaria. Varias mujeres quedaron embarazadas.

La OMS, lejos de negar las acusaciones, ha anunciado una investigación "enérgica" contra aquellas personas que, presuntamente, tras identificarse como parte de esta oficina, cometieron abusos sexuales durante su despliegue en el 2018 en plena crisis sanitaria. "Las acciones presuntamente perpetradas por personas que se identifican como trabajadoras para la OMS son inaceptables y serán investigadas enérgicamente", ha confirmado el organismo de Naciones Unidas a través de un comunicado.

"La traición de personas en las comunidades a las que servimos es reprobable. No toleramos tal comportamiento en  nuestro personal, contratistas o socios", continúa el comunicado, que anuncia que cualquier persona involucrada deberá rendir cuentas y enfrentarse a graves consecuencias, "incluido el despido inmediato".

No es la primera vez que el personal humanitario se ve inmerso en escándalos sexuales cometidos contra personas vulnerables por la situación de extrema necesidad y desamparo en la que se encuentran. Uno de los casos más espeluznantes fue el de los abusos cometidos por <strong>cascos azules de Naciones Unidas</strong> contra <strong>mujeres haitianas</strong> enviados a raíz del devastador terremoto que asoló el país en el 2010. En el mismo contexto, la oenegé <strong>Oxfam Internacional acabó admitiendo</strong> comportamientos similares de un grupo de cooperantes expatriados en la isla caribeña.

En el caso de la República Centroafricana, más de un centenar de mujeres acusaron a los cascos azules de la ONU de Burundi y Gabón de violación, agresió sexual y explotación en el marco de su desplazamiento al país en 2016.

Medio centenar de víctimas

La investigación publicada señala que más de 50 mujeres habrían sido sometidas a abusos y explotación sexual por parte de supuestos funcionarios y trabajadores de esta oficina de Naciones Unidas, así como de otras organizaciones no gubernamentales.

"La mayoría de las mujeres dijeron que numerosos hombres les habían hecho proposiciones, las habían obligado a tener relaciones sexuales a cambio de un trabajo o habían rescindido sus contratos cuando se negaron", ha señalado el estudio, que cuenta cómo al menos dos mujeres se habrían quedado embarazadas como resultado de estos abusos. "Algunas mujeres eran cocineras, limpiadoras y trabajadoras con contratos a corto plazo, ganando entre 50 y 100 dólares al mes, más del doble del salario normal en el país", explica el informe.

La OMS se desplazó hasta el este de la República Democrática del Congo para hacer frente entre agosto de 2018 y finales de junio de 2020 el que fue considerado como segundo brote de ébola más grande del mundo. Durante ese tiempo, 3.481 personas contrajeron la enfermedad y 2.299 murieron.

Décimo brote de ébola

Se trató del décimo brote de ébola en el país africano y fue particularmente más difícil de controlar, no ya sólo por su extensión, sino también por las dificultades añadidas que conllevaba hacerlo en medio de los combates entre varios grupos rebeldes y el Gobierno. Las autoridades congoleñas declararon el pasado 25 de junio el fin de la décima epidemia, que asoló tres provincias del noreste del país (Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri) desde el 1 de agosto de 2018, con un balance de 3.463 casos, 2.280 fallecidos y 1.171 supervivientes, según las últimas cifras emitidas por la OMS.

Esta epidemia es la peor de la historia de la RDC y la segunda más grave del mundo, después de la que asoló África occidental de 2014 a 2016, en la que murieron 11.300 personas y hubo más de 28.500 casos, aunque esas cifras -según la OMS- pueden ser más altas.

La enfermedad del ébola, descubierta en la República Democrática del Congo en 1976 -entonces Zaire-, se transmite por contacto directo con la sangre y fluidos corporales de personas o animales infectados. Esta fiebre causa hemorragias graves y puede alcanzar una tasa de mortalidad del 90 %. Sus primeros síntomas son fiebre repentina y alta, debilidad intensa, y dolor muscular, de cabeza y de garganta, además de vómitos.