MOVIMIENTO PRODEMOCRÁTICO

Crecen las protestas en Tailandia contra el Gobierno y la monarquía

Manifestantes prodemocráticos, algunos de ellos con máscaras antigas, durante la protesta de este domingo en Bangkok.

Manifestantes prodemocráticos, algunos de ellos con máscaras antigas, durante la protesta de este domingo en Bangkok. / periodico

Adrián Foncillas

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Decenas de miles de tailandeses han retomado este fin de semana sus protestas contra el Gobierno y la monarquía en un movimiento cada vez más extenso y audaz que coloca a los poderes ante una crisis inédita. Las protestas concluyeron este domingo de forma pacífica tras la entrega de una carta con tres demandas que atentan contra los cimientos del país: la reforma de la corona, la aprobación de una nueva Constitución más democrática y la dimisión del Ejecutivo de Prayuth Chan-ocha.

Los manifestantes entregaron la carta a un mando policial, después de que se les prohibiera la entrada en la Corte Suprema, con la instrucción de que se le fuera transmitida a la casa real. Es dudoso que llegue a las manos del rey Maha Vajiralongkorn, pero el gesto ya fue aclamado por la multitud como una victoria histórica. No fue el único acto simbólico. Por la mañana habían dejado una placa en los aledaños del Gran Palacio con una inscripción desafiante: "En este lugar, el pueblo ha expresado su deseo de que el país pertenezca a la gente y no al monarca, ya que nos ha decepcionado". La policía decidirá en los próximos días qué hacer con la carta y la placa.

Los líderes han convocado una huelga general para el 14 de octubre y pedido a sus seguidores que retiren sus fondos y quemen las cartillas del Banco de Siam, cuyo principal accionista es el monarca. También han recomendado que sigan con la simbología adoptada por el movimiento, como el gesto de los tres dedos y los lazos blancos

Tabú derrocado

Tailandia suma dos décadas de fracturas sociales y transitando de democracias frágiles a dictaduras blandas pero nunca se habían escuchado protestas contra la monarquía. La muerte de Bhumibol y su relevo por su hijo, sin un ápice del respeto y veneración popular del que gozó aquel, ha demolido el tabú. Prayuth ha desvelado que, por expresa petición del monarca, no ha querido aplicar la ley de lesa majestad, que prevé hasta 15 años de cárcel a los que alzan su voz contra la corona. Pero sobre los líderes se amontonan cargos, entre ellos el de sedición, que contempla siete años de prisión.

Las protestas se gestaron meses atrás en las universidades y ya se han extendido a otros sectores sociales. Entre ellos figuran los "camisas rojas", formados por campesinos de la Tailandia menos resplandeciente y las clases urbanas bajas, que años atrás también desafiaron en las calles a los poderes fácticos de Bangkok hasta que fueron disueltos a la fuerza por los militares. El tesón del movimiento actual empuja al país de las sonrisas hacia un territorio desconocido y hace temer por la reacción militar si a la corona se le agota la paciencia.