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El Congreso peruano no reunió los votos para destituir al presidente Vizcarra

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Abel Gilbert

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La conjura con forma de farsa terminó de la manera prevista: el Congreso peruano ha rechazado en la noche de este viernes la moción de censura presentada contra el presidente provisional, Martín Vizcarra.  Tras más de 15 horas de debates de sobreactuada pasión por parte de los opositores, llegó el momento de contar los votos y los impulsores de la vacancia pudieron medir la dimensión de su fracaso: la propuesta no alcanzó las 87 manos alzadas necesarias destituir a Vizcarra por "incapacidad moral permanente". Apenas cosechó 32 adhesiones, 78 rechazos  y 15 abstenciones. A nadie en Lima sorprendió el resultado.

Vizcarra pudo constatar desde comienzos de la semana que el intento de juzgarlo políticamente no tenía destino. El sucesor de Pedro Pablo Kuczynski, quien había dimitido en 2018 para evitar que lo cesara el Parlamento que investigaba sus relaciones con la constructora brasileña Odebrecht, se benefició de las revelaciones públicas de la conspiración que se tramaba para desplazarlo. La principal autoridad parlamentaria, Manuel Merino, se había contactado telefónicamente con autoridades militares para avisarles que irían por Vizcarra. Su llamado se hizo público y Merino quedó en ridículo.

La acusación

El mandatario  interino había quedado envuelto en un escándalo menor relacionado con la contratación por parte del Estado de un cantante de poca monta, Richard "Swing" Cisneros. En unos anos audios que se filtraron desde el mismo corazón del Gobierno se lo escucha a Vizcarra coordinar con dos asistentes una estrategia de defensa para aclarar cuántas veces un amigo suyo, el músico Richard Cisneros, lo había visitado en la sede del Ejecutivo. "Reconozco que es mi voz la que está en uno de esos audios, lo que de ninguna manera voy a aceptar son las acusaciones que se me realizan y la forma tendenciosa como se viene presentando la información", dijo al presentarse ante los congresistas este viernes. Las grabaciones, sugirió, habían sido editadas y llevadas a cabo "de manera clandestina". Por eso dijo tener la "conciencia tranquila". 

El presidente acudió a la sesión de manera informal, sin corbata ni banda presidencial. Quiso, según sus propias palabras,  "dar una señal a la población" de que lo más importante era "venir y dar la cara". Durante su alegato subrayó que el país "no puede detenerse por el contenido de unos audios sin ninguna validez, la gestión de la pandemia y la reactivación económica no pueden estar en suspenso". El covid-19 ha matado a casi 32.0000 personas e infectado a 750.000.  

Llamado a la unidad

Una vez que el Congreso rechazó la moción de vacancia, Vizcarra se mostró magnánimo con sus adversarios. "Los grandes desafíos del Perú nos exigen actuar con sensatez y responsabilidad. Sigamos trabajando todos unidos por lo que realmente importa a los peruanos", dijo a través de su cuenta en twitter.

Por su parte, el jefe del Gabinete Ministerial, Walter Martos, agradeció a todos los congresistas que "apostaron por la estabilidad". La tentativa de juzgar políticamente al presidente se había vuelto tan impopular que hasta fue rechazada en la víspera por Keiko Fujimori, dos veces candidata a la presidencia, y el expresidente Ollanta Humala, ambos procesados por hechos de corrupción.

Hasta el congresista Merino, cabeza de la conjura, se vio obligado a reconocer la derrota política.  "Este proceso lo iniciamos con tranquilidad y responsabilidad, y lo terminamos de igual, así que calma".

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