VOTO EN EL PAÍS TRANSALPINO
Dos citas electorales ponen a prueba al Gobierno de Conte en Italia
Siete regiones elegirán a sus representantes políticos y a nivel nacional se vota una reforma constitucional
Rossend Domènech
Corresponsal en Roma
Corresponsal en Roma
Rossend Domènech
Seis meses después del primer contagio por coronavirus en Italia, el primero oficialmente en la Unión Europea (UE), los italianos tienen este domingo dos citas con las urnas. Ambas afectarán al mapa político del país y servirán para medir el grado de apoyo al Gobierno de coalición que preside el primer ministro, Giuseppe Conte, del que forman parte los progresistas del Partido Demócrata (PD) y los antisistema del Movimiento 5 Estrellas (M5S).
Una de las citas, a nivel nacional, es un referéndum sobre una ley de reforma Constitucional, ya aprobada por el Parlamento, que propone reducir el número de diputados y senadores de los 945 actuales a 600. La otra, se circunscribe a siete regiones, donde los votantes elegirán a sus futuros representantes políticos: Liguria (Génova), Marcas (Ancona), Apulia (Bari), Valle de Aosta (Aosta), Toscana (Florencia), Campania (Nápoles) y Véneto (Venecia).
La contienda regional se presenta como un duelo entre la coalición de centroizquierda, en el poder, y la de derecha y extrema derecha, formada por Forza Italia y los partidos ultras la Liga y Hermanos de Italia, donde parten como favoritos en Veneto, Liguria y Marcas. Todo indica, sin embargo, que independientemente de lo que dicten las urnas la extraña coalición gubernamental se mantendrá, aunque pueden cambiar el equilibrio de fuerzas en el seno de Ejecutivo.
Posible 'sorpasso'
En la roja Toscana, siempre de centroizquierda, podría haber una ‘sorpasso’. De ser así, constituiría un serio revés y un drama para la izquierda tradicional. En el norteño Valle de Aosta, por su lado, se vota porque la junta de gobierno fue disuelta por sus relaciones con la mafia. En Campania, el líder progresista saliente mantendrá el cargo, según todos los sondeos, así como el presidente del Véneto, de derecha. En las Marcas, tierra que mira geográficamente y económicamente hacia los Balcanes y el Este, es probable, según las encuestas, que cambie de manos y vaya a parar a la oposición. Los sondeos dan como partido más votado el filofascista Hermanos de Italia (Fdl), que lidera Giorgia Meloni.
La Liga de Salvini, que actualmente gobierna la región de Liguria, está desmoronándose por las exageraciones de su líder que, rosario en mano, sigue azuzando todavía a los inmigrantes y al Gobierno, mientras que los ciudadanos tienen peces más gordos que freír. La magistratura le está buscando las cosquillas por 49 millones de euros públicos desaparecidos y otros del patrimonio de la vieja Liga del Norte ocultados entre las islas Cayman, Suiza, Malta y no se sabe adónde más.
La coalición gubernamental sufre los vaivenes de los antisistema, que no saben si quieren ser de derechas, de centro o de izquierdas. Tal es el desconcierto, que el cómico Beppe Grillo, fundador del M5S, se ha visto obligado a volver a saltar a la arena política para calmar los excesos hormonales de los otrora indignados y decirles que lo mejor que pueden hacer es aliarse con los progresistas para formar el nuevo centroizquierda italiano. Desde que el M5S apareció en el panorama político italiano ha pasado del 37,4 en apoyo electoral al 17% de hoy.
Recuperación económica
Luigi Di Maio, líder de hecho de los “grillitos”, hace todo lo posible para que no se convoque elecciones generales anticipadas que podrían poner fin a la gloria de quienes vencieron en los comicios del 2018 prometiendo “abrir el Parlamento como una lata de atún”.
A la doble cita de hoy se añaden los 209.000 millones de euros de la Unión Europea para incentivar la recuperación económica tras la crisis causada por la pandemia, que han despertado los apetitos insanos no solo de las varias mafias nacionales sino también de los que legítimamente aspiran a gestionarlos.
Los poderes fácticos –bancos, masonerías varias, burguesía norteña y otros actores--, manifiestan desear un gobierno fuerte e incluso han apuntado a Mario Draghi para presidirlo, pero el interesado no está por la labor.
De momento, Conte cuenta con gran respaldo popular: El 60% de los italianos aprueban cómo está gestionado la pandemia. El primer ministro espera permanecer en el cargo hasta el 2022, año en que se habrá que elegir al nuevo presidente de la República.
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