crisis sanitaria mundial

Crece la desobediencia en Argentina ante las medidas de confinamiento

Parte de la población se desentiende de los llamamientos de médicos y científicos a pesar de que aumenta el número de contagios

argentina coronavirus

argentina coronavirus / periodico

Abel Gilbert

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Argentina se acerca a las 11.000 muertes y 530.000 contagios por el covid-19 en medio de un rechazo tanto iracundo como festivo de los rigores que impone la pandemia desde fines de marzo. El número de decesos es todavía bajo si se lo compara con Chile, Brasil o Perú. Sin embargo, las infecciones crecieron como hongos después de las dos últimas manifestaciones convocadas por una oposición escéptica con las medidad de prevención.

El ritmo de más 10.000 casos positivos diarios no intimida a un sector de la población. Días atrás se quemaron mascarillas en el centro de la ciudad de Buenos Aires, como si se tratara de un conjuro. "¿Se dieron cuenta que en Europa y en San Martín de los Andes ya no hay cuarentena?", se jactó por su parte un usuario de la selecta pista de esquí patagónica de Chapelco, rodeado de nieve y personas que festejaban su bravata con la boca bien abierta. La filmación circuló por las redes sociales y provocó espanto aunque, también, simpatía. La transgresión del distanciamiento social se ha acentuado con el permiso a los bares y restaurantes para atender a los clientes puertas afuera de sus locales.

La contracara de esta despreocupación son los más de 100 profesionales de la salud muertos por el covid-19 y otros 28.000 infectados.  La ocupación de las camas de terapia intensiva es de casi el 70% en la ciudad de Buenos Aires y sus populosos alrededores, donde se concentran gran parte de las infecciones. Pero el personal que las atiende está exhausto."No podemos más. Nos están dejando solos", advirtió primero la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI). ·"Se está perdiendo la batalla ante el virus".

A pesar del llamamiento, las escenas de jarana en la vía pública no menguaron. La Sociedad Argentina de Investigación Clínica (SAIC) llamó entonces a la "responsabilidad ciudadana" y pronosticó a su vez que habrá un "profundo agravamiento" en "los próximos días y semanas". A su vez insistió en la necesidad de evitar la "negación" social al peligro que representa la pandemia. En ese sentido, la SAIC instó a la dirigencia política y a los medios de comunicación a "no emitir ni difundir mensajes irracionales y anticientíficos que lo único que logran es hacer creer a los ciudadanos que el problema no existe o que está superado".

Desafiar al virus

Algunos observadores recuerdan que en otros países se ha logrado controlar el crecimiento de los casos gracias no solo al confinamiento sino a la comprensión de sus habitantes sobre su necesidad. El sociólogo Roberto Etchenique ha bautizado a ese efecto "inmunidad del cagazo (miedo)". Esas respuestas, reconoce, no parecen ser a veces frecuentes en Argentina, no solo por los llamados opositores a la desobediencia sino por el hecho de que el drama ha sido en parte invisibilizado en las pantallas y hasta las publicidades oficiales.

"¿Por qué tantos sujetos desafían lo que es evidente, que hay un virus que los puede matar?", se ha preguntado, perplejo y sin respuestas, Yago Franco, presidente del Colegio de Psicoanalistas. Franco reconoce que los argentinos no son originales al respecto. Lo que igual le llama la atención es cierta pátina de frivolidad en la emergencia. Y se espanta frente al hecho de que la noticia de un nuevo record de contagios compita en los diarios con la próxima reactivación de vuelos internacionales y de cabotaje.

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