EN CLAVE EUROPEA

Un 'brexit' abrupto en el horizonte

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brexit johnson / periodico

Eliseo Oliveras

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La ruptura abrupta entre el Reino Unido y la Unión Europa (UE) a final de año parece el desenlace más probable del 'brexit', tras decidir el Gobierno británico incumplir su propio Tratado de Retirada de la UE y el fracaso esta semana de la nueva ronda de negociaciones sobre el futuro tratado comercial, que debe regular las relaciones entre ambos a partir del 1 de enero del 2021.

El Reino Unido abandonó la UE el pasado 1 de febrero. Pero el periodo transitorio pactado mantiene sin cambios hasta el 31 de diciembre las relaciones socioeconómicas entre ambos. Sin ese tratado comercial cada vez más inalcanzable, al expirar el periodo transitorio se producirá automáticamente un 'brexit' abrupto, que añadirá una nueva conmoción económica, sobre todo en el Reino Unido, a la grave recesión del coronavirus.

El endémico bloqueo de las negociaciones entre Londres y la UE tiene su raíz en los planteamientos irreales y fantasiosos británicos, que condujeron al triunfo del 'brexit' en el referéndum del 2016 y que rigen la posición gubernamental desde la anterior 'premier' Theresa May: que el Reino Unido podría seguir beneficiándose del pleno acceso al mercado europeo sin ser miembro de la UE y sin tener que asumir casi ninguna contrapartida.

El Gobierno conservador de Boris Johnson, dominado por el ala más dura de los partidarios de abandonar la UE, fomenta con su comportamiento el 'brexit' abrupto para alcanzar así su objetivo político de recuperar el control total de la soberanía nacional mediante una ruptura total con la UE y el Derecho Europeo. En lugar del paraíso económico prometido durante el referéndum, Johnson confía disimular el elevadísimo coste económico de esa ruptura en medio de la profunda recesión del covid-19, que ha supuesto una caída anual del 21,7% del producto interior bruto (PIB) británico.

Desacreditar la credibilidad

La nueva ley británica de mercado interior, que vulnera los artículos 4 y 5 del Tratado de Retirada de la UE y los artículos 5 y 10 del Protocolo sobre Irlanda del Norte que preserva los Acuerdos de Paz de 1998, forma parte de la estrategia de Johnson de empujar a la UE a romper las negociaciones, pese a desacreditar la credibilidad internacional del Reino Unido. La UE teme que la nueva ley de finanzas que el Gobierno ultima incluya nuevas violaciones del Tratado de Retirada.

La UE no ha entrado en el juego de Johnson y mantienen abiertas las negociaciones, amenazando sólo con sanciones por violar el Derecho Internacional y el tratado. Pero las posiciones de fondo de ambos en las negociaciones hacen virtualmente imposible un acuerdo.

La UE no puede dar pleno acceso a su mercado ––cero aranceles y cero cuotas–– sin garantías de que el Reino Unido mantendrá una competencial leal y que no se convertirá en un paraíso fiscal a las puertas de Europa, con subsidios públicos a la carta que den una ventaja competitiva a sus empresas y con un dumping laboral, medioambiental y agrosanitario. Durante estos ocho meses de negociaciones, por ejemplo, Londres sigue sin querer detallar cuál será el futuro régimen de ayudas públicas a las empresas.

El Gobierno británico, imbuido por su retórica soberanista, no puede aceptar los alineamientos legislativos que pide la UE, ni mantener el sistema actual de cuotas pesqueras, ni un mecanismo de arbitraje vinculado al Tribunal de Justicia de la UE. El Gobierno de Johnson tampoco quiere ninguna restricción en las ayudas públicas por temor a quedarse atrás en la revolución tecnológica y para poder revitalizar las regiones desindustrializadas donde captó el voto laborista.   

Libre acceso

El impacto económico de un 'brexit' abrupto será mucho peor en el Reino Unido que en el conjunto de la UE, porque el 47% de las exportaciones británicas van destinadas al mercado europeo y porque el sector financiero británico, clave en el PIB nacional, perderá su actual libre acceso al lucrativo mercado europeo. Por el contrario, el Reino Unido sólo absorbe el 6,8% de la suma total de exportaciones de los 27 estados de la UE, según la Comisión Europea.

Un 'brexit' abrupto causará una pérdida de la renta per cápita británica del 8,1% (con los impactos de productividad contabilizados) en el plazo de diez años respecto a la alternativa de haber seguido en la UE, según el Center for Economic Perfomance y la London School of Economics. El Gobierno británico calculó en noviembre del 2018 que un 'brexit' abrupto supondrá perder hasta el 10,7% del PIB y hasta el 9,5% de la renta per cápita.

Por el contrario, el impacto en la UE del 'brexit' abrupto supondrá una pérdida global de 0,5% del PIB a largo plazo, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Irlanda será el país de la UE más afectado, con una pérdida de casi el 4% del PIB, seguido de Holanda, Dinamarca y Bélgica con una pérdida de alrededor del 1%. El FMI estima una pérdida a largo plazo para Alemania del 0,5% y para España del 0,2%. El Banco de España, por su parte, calcula una reducción del 0,5% del PIB español en el plazo de cinco años, que podría llegar al 0,8% si la ruptura es desordenada.

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