Las protestas contra la violencia policial en Colombia dejan 11 muertos

La muerte. Siempre la muerte colorea de modo macabro el paisaje colombiano. El abogado Javier Ordóñez perdió la vida después de que su cuerpo recibiera numerosas descargas eléctricas de la pistola Taser que usa la policía en Bogotá. "Cómo vieron que no reaccionaba pues lo llevan para la clínica y lo arrojaron en la puerta", denunció su viuda, María Angélica Garzón. El 'caso Ordoñez'  desató una nueva ola de ira contra la institución de seguridad que acabó con11 personas fallecieron y 248 heridas, casi 70 por disparos de armas de fuego. La alcaldesa bogotana, Claudia López, no dudó en hablar de  "una masacre contra jóvenes". Cristian Hernández ni siquiera participaba de la protesta: volvía de su trabajo y su rostro se encontró con una bala perdida.

La saña de los policías no es patrimonio de la capital. A Anderson Arboleda le dispararon en Puerto Tejada, 472 kilómetros al suroeste de Bogotá, por encontrarse en la puerta de su casa durante el confinamiento obligatorio. En rigor, no quería salir a la calle, estaba entrando, aseguraron sus familiares. Pero es en el centro político de ese país donde cada vez se tolera menos la violencia de las fuerzas de seguridad. El presidente Iván Duque pudo constatarlo a fines de 2019 cuando, en el marco del estallido social, perdió la vida el joven Dilan Cruz. Entonces, Duque se compadeció de su suerte. Esta vezl en cambio, el mandatario de derechas hizo una referencia ambigua a los "hechos dolorosos" que enlutaban a los bogotanos pero, por sobre todo, prefirió salir en defensa de los uniformados y  resaltar su "actitud gallarda, férrea". El ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, puso el acento en los 93 policías lesionados y los destrozos de 56 instalaciones policiales.

La perplejidad

"¿En qué país estamos? Un ciudadano muere a manos de dos policías que claramente excedieron sus funciones y abandonaron los protocolos debidos de respeto a la dignidad humana, la alcaldesa de la capital se declara impotente ante una policía que no quiere reformarse y las autoridades se dan golpes de pecho, pero insisten en el ya gastado discurso de que este es un tema a nivel individual", reaccionó el diario 'El Espectador' en su editorial. "¿Manzanas podridas o problema estructural?", se preguntó la revista 'Semana' y extendió el interrogante a las Fuerzas Armadas, involucradas en casos de espionaje y hechos de violencia como el bombardeo de menores en Caquetá. "Todo esto indica que algo anda mal y debe ser revisado a profundidad".

El exgeneral Humberto de la Calle, uno de los negociadores del acuerdo de paz con las FARC, consideró que es necesaria una nueva doctrina policial.  "Señor presidente: se agotó el cuento de casos aislados. Use su liderazgo para crear una cultura de derechos en la Policía". Duque ha decidido no obstante reforzar más la presencia militar en Bogotá. El mandatario suele mirar el drama como si ocurriera en otro país. Pero es en Colombia donde solo este año fueron también asesinados 205 líderes sociales que a veces ni merecen el comentario presidencial.