CENTENARIO DEL PAÍS

Los libaneses rechazan en la calle al nuevo primer ministro

Los ciudadanos reprochan a Macron, de visita en Beirut, su visto bueno al nombramiento de Mustafá Adib

Un manifestante lanza una piedra contra la policía durante las protestas en Beirut (Líbano).

Un manifestante lanza una piedra contra la policía durante las protestas en Beirut (Líbano). / periodico

Andrea López-Tomàs

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"¡No estés en el lado equivocado de la historia!". El presidente francés, Emmanuel Macron, ha visitado este martes el Líbano por segunda vez en menos de un mes tras las explosiones que destrozaron el puerto y parte de la ciudad de Beirut. Después de la nominación de Mustafá Adib como primer ministro con apoyo francés, la sociedad libanesa ya no ve la salvación en el jefe del Elíseo y le recrimina su posicionamiento al lado de otro peón del sistema corrupto libanés. En medio de las protestas ciudadanas, Macron ha prometido que si en los tres próximos meses no ocurren cambios reales, cambiará a estrategias punitivas hacia las autoridades, como la retención de un vital rescate financiero internacional o la imposición de sanciones contra la clase política.

Desde un encuentro con Fairouz, la cantante libanesa por excelencia, hasta plantar un cedro conmemorativo del centenario del Gran Líbano. En apenas 24 horas en el país, Macron ha tenido tiempo de hacer cosas tan curiosas como relevantes, como reunirse con el presidente Michel Aoun, con el líder del Partido del Futuro, Saad Hariri, y volver a visitar el lugar de la explosión. "Es la última oportunidad para el sistema", ha dicho el presidente francés en una entrevista a 'Politico'.

"Lo que estoy haciendo es una apuesta arriesgada, soy consciente de ello", ha reconocido en referencia a su implicación en la reconstrucción y la vida política del país. "Estoy poniendo lo único que tengo sobre la mesa: mi capital político". Macron ha insistido en la necesidad de unas elecciones antes de 12 meses en su intento de construir "compromisos creíbles" y un "mecanismo de seguimiento eficiente" sobre los políticos libaneses. Así, el mandatario francés se perfila como el único líder mundial que ha ofrecido al Líbano un futuro de reconstrucción y seguridad, aunque sus detractores consideran que podría hacer más.

Rechazo a Adib

Tres semanas después de su primera visita, la sociedad libanesa ha recibido a Macron con escepticismo. El nombramiento exprés de Mustafá Adib como primer ministro, nombrado apenas unas horas antes de la llegada del francés, es visto como una respuesta casera a las exigencias del jefe del Elíseo. Ese pueblo libanés que acogió a Macron como su mesías -era el primer político en visitar las ruinas de la explosión- ahora le abuchea por apoyar a Adib, símbolo de la perpetuación del sistema. Frente a la ausencia de reformas profundas, la juventud libanesa se ha lanzado de nuevo a las calles

Durante la tarde del martes, miles de manifestantes han intentado entrar en el recinto del Parlamento en la capital beirutí en repulsa a la clase política dominante. "Ningún gabinete con los asesinos", han gritado en referencia a la negligencia que causó la doble explosión en el puerto que arrasó con casi 200 vidas y media ciudad. La policía ha respondido con el lanzamiento de gas lacrimógeno en otra jornada de protestas alimentadas por la rabia y el hambre que se cierne sobre el país. 

'Para Beirut'

"¿Cómo ha llegado a saber a fuego y humo?", se pregunta Fairouz en su éxito 'Li Beirut' (Para Beirut). La canción que lleva sonando en bucle durante casi un mes desde que 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas sin las medidas de seguridad adecuadas destrozaron la capital libanesa. Macron ha reconocido que esta es su canción favorita de la artista después de haberse reunido con ella este lunes a su llegada al país. "Le he contado todo lo que representa para mí, un Líbano que queremos y que muchos anhelamos, una nostalgia que muchos sentimos", ha reconocido el político a las puertas de la casa de Fairouz. Ajena al escrutinio público, la cantante libanesa, de 84 años, sigue siendo un símbolo del país. Sus letras unían a cristianos, musulmanes y drusos mientras se mataban durante la guerra civil, y hoy junta los lamentos de jóvenes y mayores por su país en ruinas.  

La visita de Macron al país coincide con el centenario de la creación del Gran Líbano, el 1 de septiembre de 1920. Proclamado por Francia tras un reparto territorial después de la primera guerra mundial, seis años después se instauró la república bajo el mandato francés. Hasta 1943 el Líbano no consiguió su independencia y Francia abandonó el país tres años después. A modo conmemorativo, el presidente de la antigua metrópoli ha plantado un cedro, como el de la bandera tricolor gala. El Elíseo ha declarado que la plantación del árbol simboliza la "confianza [de Macron] en el futuro del país".