crisis sanitaria internacional

Cada día mueren dos trabajadores de la salud en Argentina

Los peligros que afrontan los profesionales chocan a veces con la ligereza mediática para abordar el tema del covid-19

Un trabajador de un hospital de Buenos Aires limpia la bolsa que contiene una víctima mortal del covid-19, el pasado martes.

Un trabajador de un hospital de Buenos Aires limpia la bolsa que contiene una víctima mortal del covid-19, el pasado martes. / periodico

Abel Gilbert

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"Si se empiezan a enfermar los terapeutas, ¿quién atiende la terapia intensiva?". Marina Anido, una médica del Hospital Argerich de la ciudad de Buenos Aires, sabe la respuesta de antemano y por eso advierte. "Cuando el recurso humano falte, empezará a aumentar la letalidad". El avance de la pandemia tiene un impacto indeleble en el sistema sanitario: han muerto dos trabajadores del sector cada día, entre médicos, enfermeros, instrumentistas, kinesiólogos y hasta administrativos. Otros 17.000 se han contagiado en todo el país, según la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

Días atrás, el sindicato lanzó globos negros en homenaje a un enfermero del Hospital Durand, también de la capital, que perdió la vida a los 45 años. Los globos volvieron a soltarse después de que muriera una enfermera, Virginia Viravica, de 61 años y diabetes. "Trabajaba horas extras por 70 pesos (60 centavos de euro) la hora porque no le alcanzaba el salario", recordaron sus compañeros. "No sólo mata el coronavirus sino la falta de personal, el cansancio y el estrés", aseguró la ATE y cargó las culpas en la alcaldía capitalina. La misma desgracia alcanzó a María Ester Ledesma, enfermera de un hospital bonaerense. Durante el acto en su memoria se informó de que su madre también había fallecido por covid-19

Las noches de aplausos a los médicos han terminado hace bastante. "Hoy muchos enfrentan situaciones de discriminación por el trabajo que realizan. Debemos convivir a diario con el miedo a contagiar a nuestros seres queridos. Se trata de una realidad adversa que merece la atención tanto de las autoridades nacionales como de los directivos de instituciones sanitarias y de la población", dijo el presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), Jorge Tartaglione.

La banalización

Miguel Duré era jefe de Terapia Intensiva de un hospital en la provincia del Chaco, unos 800 kilómetros al norte de la ciudad de Buenos Aires. "Que su muerte sirva para crear conciencia social, no subestimar, y entender”, dijo uno de sus colegas al despedirlo. El dramatismo en los hospitales convive a veces con la ligereza mediática frente a los rigores de la cuarentena. La presentadora televisiva Viviana Canosa bebió despreocupada <strong>dióxido de cloro</strong>, un compuesto químico promocionado en internet como supuesta cura del covid-19. "Oxigena la sangre, viene divino. Yo lo recomiendo, yo les muestro lo que hago", dijo. Detrás suyo, se leía un cartel: "Dejen de prohibir tanto porque ya no alcanzo a desobedecer todo".

Canosa fue denunciada penalmente por su ingesta porque un niño de cinco años de la localidad de Plottier, en la provincia patagónica de Neuquen, falleció después de que su familia le suministrara esa sustancia. Cuando lo llevaron al hospital, los médicos no pudieron hacer nada para salvarlo. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) prohibió la venta del producto y advirtió sobre los peligros que representa su utilización. La presentadora del programa 'Nada personal' consideró que se estaba limitando su libertad.

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