CONVULSIÓN EN LA EXREPÚBLICA SOVIÉTICA

Lukashenko ordena a las fuerzas de seguridad devolver el orden a las calles

Los trabajadores en huelga de la televisión estatal son despedidos y, según ellos, reemplazados por personal ruso

Manifestación en favor de Lukashenko en Minks.

Manifestación en favor de Lukashenko en Minks. / periodico

Marc Marginedas

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Cambio de tercio en Bielorrusia. Tras varios días en que la oposición ha llevado la iniciativa, tomando masivamente las calles y organizando exitosas huelgassin que las fuerzas de seguridad hicieran nada por impedirlo, un presidente Aleksándr Lukashenko aparentemente revigorizado ha ordenado, durante una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad, devolver el orden a las calles de Minsk y de las demás ciudades del país. Horas antes, los trabajadores rebeldes de la televisión estatal bielorrusa fueron definitivamente despedidos y, según su versión, reemplazados por "especialistas" venidos de Rusia, un hecho que ha llevado a pensar a algunos observadores políticos que el Kremlin había comenzado ya a intervenir en el país, aunque de forma discreta.

El tono enérgico con el que habló el jefe del Estado durante la sesión especial del máximo órgano de seguridad del país daba la sensación de que se sentía más respaldado que en días anteriores. "No tiene que haber ningún desorden de ninguna clase en Minsk", ha ordenado a sus subalternos, entre los que se encontraba el ministro del Interior, el jefe de los servicios secretos y el ministro de Exteriores, entre otros. "La gente está cansada, la gente pide paz y tranquilidad", ha continuado. 

Posible intervención

La intervención en favor del Gobierno de Minsk que, según algunos observadores, Rusia estaría ya materializando de forma discreta y encubierta -y que de confirmarse, parece guardar similitudes con la intervención en Crimea en el 2014 tras el abandono del poder del Gobierno prorruso en Kiev-, podría ser la causa de la renovada asertividad de Lukashenko. Trabajadores díscolos de la radiotelevisión nacional bielorrusa BT, ya sea en huelga o que habían firmado cartas de protesta por lo sucedido en los días anteriores, no han podido acudir a sus puestos de trabajo, siendo sustituidos, según ellos, por "especialistas" recién llegados de Rusia. Elena Martinóvskaya, regidora en la cadena, ha asegurado este miércoles al portal de noticias TuT.by que la víspera habían aterrizado "dos aviones con trabajadores venidos de Rusia, que realizan sus "funciones por una suma de dinero mucho mayor" que la que cobra un bielorruso. 

Horas después, en una nueva señal de que el Kremlin apuesta por el momento por Lukashenko y no le empujará a salir del país, los primeros ministros de ambos países, Mijaíl Mishustin, por la parte rusa, y Román Golovchenkopor la bielorrusa, mantuvieron una conversación telefónica en la que acordaron expandir "el comercio y los vínculos económicos bilaterales", además de "profundizar la cooperación en el campo de la energía y la industria". Rusia quiere aprovechar la actual crisis para consolidar la integración entre ambos países, integración a la que precisamente Lukashenko se ha resistido en muchas ocasiones anteriores, escudándose en su obligación de "defender la soberanía nacional".

Inquietud entre la oposición

Los partidarios de la oposición admiten su preocupación ante las crecientes señales de que Moscú ya está actuando en favor de Lukashenko, aunque se resisten a pensar en que el país finalmente sería ocupado militarmente por el poderoso vecino del este. "(Los rusos) no lo pueden hacer abiertamente (intervenir), lo tienen que hacer de forma discreta", ha asegurado a través del teléfono Natalia Chikulayeva, simpatizante de la candidata Svetlana Tikhonóvsaya. Tampoco le da ninguna importancia al hecho de que el canal haya sido asumido por "expertos" recién llegados de Moscú. "Esa televisión solo emite tonterías y nadie se la cree ya", espeta.  

Resta por ver cómo se materializan en los próximos días, en las ciudades de Bielorrusia, las órdenes del presidente a sus ministros de dispersar a los manifestantes y de devolver el orden a las calles. A diferencia de días anteriores, las tropas del Ministerio del Interior han vuelto a dejarse ver y han ahuyentado algunos piquetes de huelga y manifestantes ante empresas en paro como la <strong>Fábrica de Tractores de Minsk</strong>. También las fuerzas de seguridad asumieron el control del principal teatro de la capital, convertido en epicentro del movimiento de protesta.

Sin embargo, al caer la noche, las agencias de noticias presentes en Minsk no habían constatado ningún movimiento de tropas en el centro de Minsk que permitiera entrever una operación policial de envergadura contra la oposición. Ante la sede del Ministerio del Interior se habían concentrado cientos de manifestantes sin que los agentes en el recinto se decidieran a responder.

La amenaza externa

Durante la jornada, Lukashenko ha continuado azuzando el fantasma de la amenaza externa, consciente de que es una de sus bazas para implicar a Rusia en su favor. Ha ordenado el refuerzo de los controles en las fronteras del país para evitar, según sus palabras, "la entrada de combatientes y armas" en favor de la oposición, y ha ordenado a las agencias de inteligencia buscar a los organizadores de las manifestaciones. Queriendo dar a entender que su presidencia iba a continuar, sucediera lo que sucediera, el presidente ha nombrado a los miembros de su Gobierno, manteniendo en sus puestos al primer ministro Golovchenko y a los titulares de las carteras más relevantes, como Interior. La comisión electoral, por su parte, ha fijado para dentro de dos semanas la ceremonia de toma de posesión.