MAGNICIDIO

El Tribunal Especial para el Líbano condena a uno de los acusados del asesinato de Hariri

Rafic Hariri, en febrero del 2001, durante una visita oficial a París.

Rafic Hariri, en febrero del 2001, durante una visita oficial a París. / periodico

Andrea López-Tomàs

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El Tribunal Especial para el Líbano (TEL) ha dictaminado este martes que no hay evidencias que prueben la implicación de Hizbulá y las autoridades sirias en el asesinato del exprimer ministro Rafic Hariri en el 2005. Cuatro integrantes de la milicia chií habían sido acusados de conspiración para cometer el atentado terrorista que acabó con la vida de Hariri. Solo uno de ellos, Salim Jamil Ayyash, ha sido declarado culpable de llevar a cabo un acto terrorista mientras que los otros tres han sido absueltos. Quince años después, la justicia internacional ha intentado cerrar una <strong>herida</strong> que sigue muy abierta en la política libanesa y en los familiares de las otras 21 víctimas del atentado.  

"Siria e Hizbulá podrían haber tenido motivos para eliminar a Hariri y algunos de sus aliados políticos; sin embargo, no hay evidencias de que los líderes de Hizbulá estuvieran involucrados en el asesinato de Hariri y no hay evidencia directa de la participación de Siria en él", ha declarado el juez David Re en La Haya. El magistrado ha reconocido que pese a la enemistad entre ambos bandos, durante los meses previos al atentado, Hariri mantuvo buenas relaciones con el líder de Hizbulá, Hasán Nasralá.

Salim Jamil Ayyash ha sido declarado culpable por los cargos de conspiración para cometer un atentado terrorista, cometer un acto terrorista con artefactos explosivos, dos cargos de homicidio intencionado con premeditación con material explosivo, uno por Rafic Hariri y otro por las 21 víctimas mortales, e intento de homicidio intencionado con premeditación haciendo uso de artefactos explosivos por los 226 heridos que dejó la explosión. 

Hasán Habib Merhi, Asad Hasán Sabra y Husein Hasán Oneissi han sido absueltos de los mismos cargos porque no se puede probar que conocieran la intención última de matar al exprimer ministro libanés. Ninguno de ellos estaba en la cadena de mando y no hay nadie acusado como autor intelectual del magnicidio. Durante el juicio, ninguno de los milicianos ha pisado esta corte creada conjuntamente entre la ONU y el Líbano ya que llevan años sin ser vistos en público.

El tribunal ha basado su veredicto en varios teléfonos móviles codificados por colores que controlaron durante meses los movimientos de Hariri. El atentado tuvo lugar en Beirut, al paso del convoy del exmandatario por el hotel Saint Georges cerca del mar, a apenas tres kilómetros del lugar de la mortífera explosión del 4 de agosto. El ataque llevado a cabo por un terrorista suicida que se inmoló con 3.000 kilos de explosivos. Los restos del atacante no pudieron ser identificados.  

Evitar la venganza

La lectura del veredicto estaba programada para el pasado 7 de agosto, pero la explosión ocurrida tres días antes en el puerto de Beirut forzó su aplazamiento como "muestra de respeto a las víctimas". Esta sentencia llega en un momento <strong>muy delicado</strong> para el Líbano tras la terrible negligencia que ha segado al menos 178 vidas y ha dejado unos 6.000 heridos. Además, la inestable situación política se ve aún más amenazada por las tensiones sectarias entre los líderes chiís, los acusados de la milicia Hizbulá, y los sunís, la familia Hariri. Aunque ambos han reconocido que quieren evitar una escalada de enfrentamientos.

"Aparte del Ejército libanés, solo Hizbulá está armado; no debemos pensar que habrá repercusiones de guerra civil en el terreno, los partidarios de Saad Hariri (exprimer ministro e hijo del dirigente fallecido) no están armados para una guerra", ha clarificado Rima Tarabay, asesora de Rafic Hariri durante 13 años. Hace un par de semanas, muchos libaneses depositaban sus esperanzas en el tribunal impulsado por las Naciones Unidas. Después de la explosión que ha acabado de destruir al país, la ciudadanía dedica su tiempo y sus esfuerzos en reconstruir su ciudad, sus vidas. El TEL no solo fue creado para buscar justicia, sino también para evitar la venganza entre las distintas sectas que integran el país. 

Posición antisiria

Tras el magnicidio, un duelo nacional jamás visto dominó a la sociedad libanesa. El asesinato del político, visto como el líder suní definitivo, removió las cenizas de unas tensiones sectarias jamás enterradas tras la guerra civil (1975-1990). Miles tomaron las calles de Beirut con eslóganes antisirios y en duelo por Hariri. Su oposición a la presencia militar siria en el Líbano, junto con sus alianzas con los países sunís del Golfo y con Occidente, le costaron la vida. Finalmente, la presión internacional liderada por la ONU llevó a las tropas de Bashar al Asad a retirarse después de 29 años de presencia militar

Tras el aumento de las tensiones políticas y sectarias en el Líbano y en toda la región de Oriente Próximo, las Naciones Unidas iniciaron la creación en el 2007 de este Tribunal Especial para el Líbano, que investiga otros asesinatos políticos ocurridos en el país en ese período. Durante el juicio por el magnicidio de Haririr, entre el 2014 y el 2018, los jueces escucharon a 297 testigos, y ha costado unos 1.000 millones de dólares. La sentencia se dictará más adelante.

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