crisis sanitaria mundial

Argentina afronta un derrumbe histórico de su economía

Unos niños caminan por una calle en el barrio de Once de Buenos Aires.

Unos niños caminan por una calle en el barrio de Once de Buenos Aires. / periodico

Abel Gilbert

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La pandemia llegó a Argentina precedida por una fuerte caída de la económica. La combinación de las dos crisis abocan al país a un futuro que se insinúa aún más dramático. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI),  el país se encuentra entre las seis naciones más afectadas por la debacle mundial que ha causado el virus. El PIB, calcula la organización, caerá casi un 10% al acabar el año. El Banco Central, sin embargo, se muestra aún más pesimista y cifra el derrumbe en un 12,5%. El presidente Alberto Fernández asumió el cargo el pasado 10 de diciembre con un dato alarmante:  53% de pobreza infantil. Unicef calcula que al concluir el 2020 habrá un 62,9% de niños y niñas en esa condición. La cantidad total de pobres será del 52%.

La economía bajo la pandemia es una moneda de dos caras irreconciliables. MercadoLibre se ha convertido en la empresa líder de comercio electrónico en América Latina al facturar 878,4 millones de dólares. El 27% de esa suma la aportaron las ventas electrónicas en este país donde, a la vez, y como claro síntoma de los efectos provocados por la pandemia, han comenzado a proliferar otra vez los clubes de trueque a través de las redes sociales.  

Esta modalidad se convirtió en un lugar común en ámbitos públicos durante la crisis del 2002,  en esa ocasión a causa del corralito financiero. Los socios se manejan ahora a través de whatsapp o facebook y, burlando los rigores del confinamiento, pactan un punto de encuentro para intercambiar sus objetos. Solo en la provincia de Formosa, una de las más pobres de la Argentina, ubicada 1.100 kilómetros al noreste de la capital, un poco menos del 10% de su población se ha sumado a la página "Te lo cambio, Club del Trueque", para resolver parte de sus urgencias cotidianas.

El papel del Estado

En un país donde casi el 40% de sus habitantes forman parte de los circuitos económicos informales, el confinamiento provocó estragos.  Miles de personas perdieron además sus empleos. El Gobierno peronista ha otorgado créditos a muy bajo interés a 70.000 empresas para que puedan pagar sus salarios a los empleados o ha abonado parte de esa nómina. El Estado, además,  ha asistido a pensionistas y autónomos. Para contener  los efectos de la pandemia,  se han gastado unos 20.000 millones de dólares.

A pesar de todo, el Gobierno ha detectado una tenue luz de esperanza al final del túnel más lóbrego de la historia. "Tenemos condiciones para que el 2021 sea un buen año", ha dicho el ministro de Economía, Martín Guzmán. Las autoridades detectan señales de una de recuperación "heterogénea" de las actividades.

En algunos sectores se está llegando a niveles previos a la pandemia. Crecen las ventas minoristas, la actividad industrial pasó de una caída del 26,2% interanual en mayo a un 6,6% en junio, y los insumos de la construcción en julio registraron un incremento del 13% respecto del mismo mes del año 2019. En siete meses, la inflación acumulada es de un 16,1%, casi nueve puntos menos que el mismo período del pasado año.  

Los desafíos

Argentina logró un acuerdo con los acreedores privados para canjear 66.300 millones de dólares de títulos emitidos en el extranjero. El país se ha ahorrado unos  30.000 millones de dólares  y comenzará a pagar en el 2024. El Gobierno busca renegociar en breve una deuda de 41.717 millones de dólares de bonos emitidos bajo leyes locales. Y, además, tiene que pactar con el FMI cuándo comenzará a abonar los 44.000 millones de dólares que el organismo prestó a la gestión anterior.

Las discusiones no serán sencillas. "No aceptaremos nada en contra de crear empleo", ha afirmado. El país hace frente a los desafíos en medio de un frente interno convulso. El Gobierno no se atreve a hacer realidad un proyecto que implica aplicar un impuesto a la riqueza para recaudar 3.000 millones de dólares adicionales. Teme que lo tachen de chavista.