LACRA SOCIAL

Mujeres en pie contra los feminicidios en Turquía

Una manifestante con una mascarilla con el lema 'No a la violencia contra las mujeres', el miércoles en Estambul.

Una manifestante con una mascarilla con el lema 'No a la violencia contra las mujeres', el miércoles en Estambul. / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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Todo pasó en una tarde: ella va al bar donde él trabaja. Ella quiere dejarle; él no lo va a permitir. Más tarde van a casa del hombre. Ella insiste: no quiere continuar con su relación. Él se niega. Ella le amenaza: si no lo acepta, le explicará todo a la esposa del hombre.

Él explota. Tiene un ataque de rabia y celos, le explicará días más tarde a la policía, después de negarlo todo en un principio. La estrangula. Le pega. La mata.

Por la noche, lleva el cuerpo de la chica a un bosque cercano y lo intenta quemar con un bidón de gasolina. No puede, y lo acaba enterrando: el cuerpo de Pinar Gültekin, 27 años, estudiante de Economía en la Universidad de Mugla, asesinada el 16 de julio del 2020, no aparece hasta una semana después.

Este es, sin embargo, solo el último caso de cientos. Mientras que en España, en el 2019murieron 55 mujeres a manos de sus parejas, en Turquía lo hicieron 417. El país anatolio tiene el doble de población, y allí, además, se suma otra causa: cerca de un 10% de las mujeres asesinadas por hombres lo son a manos de sus padres o hermanos. Ocurre en las regiones más conservadoras, y son "crímenes de honor familiar".

Este 2020, la cifra está en 204 mujeres asesinadas; o lo que es lo mismo, una muerte cada 20 horas, según la Plataforma para Parar los Feminicidios.

El Gobierno de Recep Tayyip Erdogan hace años que dejó de contarlas. Desde entonces -desde el 2009-, el número de mujeres asesinadas al año en Turquía se ha triplicado.

Los periódicos recogen casos cada semana. Son historias muy parecidas, de mujeres jóvenes y guapas -las que llegan a los grandes titulares son siempre así-, asesinadas de la forma más espeluznante posible, casos con todos los detalles, cuanto más explícitos sean mejor. Pero estos son solo la punta del iceberg: las víctimas son mujeres jóvenes y mayores, casadas o solteras, con velo o sin.

Marchas y manifestaciones

De esta forma, el movimiento feminista se ha convertido en uno de los frentes opositores más con más fuerza y presencia en Turquía. Y ahora, estas semanas de verano, gritan aún con más fuerza. "Cuando leo en internet que han matado a otra mujer, me destroza por dentro -dice Merve, de 22 años-. Pienso: 'Merve, ¿cuándo te tocará a ti? ¿Cómo me encontrarán mis padres? ¿Qué fotos utilizarán mías los periódicos en sus noticias?'".

"Es una constante y es muy cansado. Cada semana, cada día, nos levantamos y vemos lo mismo. Otra más", continúa la joven, que acudió el pasado miércoles a una manifestación en Estambul para exigir que Erdogan no elimine a Turquía del Convenio de Estambul.

Este acuerdo de defensa de las mujeres ante la violencia machista, firmado también por España en el 2011, molesta a los islamistas más conservadores. Según ellos, el convenio acepta que un hombre y una mujer puedan vivir juntos en una vivienda sin estar casados, "algo contrario a la tradición nacional" -argumento también esgrimido por los ultranacionalistas polacos-, y "obliga a los niños y a las niñas a compartir baños en las escuelas". Un líder religioso turco lo resumió así: "Si no paramos esta convención ya mismo, mañana no podremos evitar que nuestros hijos sean gays".

La opinión pública

Un columnista progubernamental, en un diario tan progubernamental que a veces supera al Gobierno en su defensa, 'Yeni Akit', escribió la semana pasada que las mujeres que están a favor del acuerdo son unas "putas". Pero el problema está en que el AKP, el partido gubernamental, está dividido en este asunto: muchas mujeres del partido apoyan la Convención de Estambul, entre ellas, la esposa de Erdogan, Emine Erdogan, y su hija Sümeyye. El AKP ya ha dicho que mandará al columnista a los tribunales.

De momento, Erdogan no se ha pronunciado de forma demasiado clara porque la opinión pública está dividida pero a favor de mantenerse dentro del tratado, y el partido del presidente ha dicho que la semana que viene tomará una decisión al respecto. Con los días, parece, se van echando atrás.

Pero entre debate y debate, cada 20 horas, una mujer es asesinada en Turquía. Para muchas, la lucha continúa: "Nunca me he manifestado en mi vida, pero ahora tengo que estar aquí -dice Zeynep, de 60 años, en la manifestación-. No me puedo quedar callada ante tanta violencia. ¿Tan difícil es que los hombres entiendan que no queremos morir? ¿Tanto cuesta de entender? Ya basta".