Número dos del madurismo

La "reaparición" de Diosdado Cabello tras un mes con covid-19 genera dudas en Venezuela

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Abel Gilbert

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Venezuela ha adquirido una cultura de la sospecha desde la enfermedad y posterior muerte de Hugo Chávez. Su salud devino cuestión de Estado y objeto de ocultamiento informativo. La historia de Chávez fue recordada a partir de la curiosa reaparición de Diosdado Cabello, el número dos del madurismo, quien desde hace casi un mes se encuentra aislado y bajo tratamiento después de haber contraído el covid-19 que ya ha matado a 174 venezolanos e infectado a otros 20.206.  El retorno a los primeros planos del número dos del madurismo, provocó sorpresas en propios y extraños. El presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) mantuvo un contacto telefónico con el presidente Nicolás Maduro. Su voz, siempre altisonante, con los usos adquiridos de la cultura militar, sonó está vez muy desgastada. La disfonía de Cabello, por lo general propia de los ancianos y no de un hombre de 57 años, llamó la atención del propio presidente. "Ha cambiado porque esta saliendo de una batalla intensa y está ronco", trató de explicar, y tachó de "imbéciles" a quienes deslizaron la hipótesis de que todo ha sido un simulacro.

La charla tuvo lugar en el marco de una reunión de dirigentes del gobernante Partido Socialista Unificado (Psuv) que se realizó por videoconferencia. De pronto, Maduro anunció que Cabello se sumaba simbólicamente a las discusiones que se transmitieron por Venezolana Televisión (VTV).  Pero solo se vio una fotografía de Cabello previa a su contagio.  "Me alegro muchísimo de saludarlos a todos. Estoy terminando, Dios mediante, la fase de tratamiento y esperando una evaluación, para reincorporarnos cada día más, con más fuerza, a las actividades", dijo el ex teniente y uno de los protagonistas del alzamiento de Chávez en febrero de 1992.

Alto protagonismo

Cabello es una figura casi omipresente en la vida política venezolana. Su protagonismo se amplifica a través del programa televisivo, ¿Con el mazo dando`, que es una de las trincheras mediáticas del Palacio de Miraflores. Se lanzan desde allí consignas de defensa del Gobierno e invectivas de todo tipo contra la oposición. El presidente de la ANC es la estrella del ciclo. Pasa de la broma a la severidad en un santiamén. Esa manera estridente de comunicar está grabada incluso en la memoria de quienes lo rechazan. Por eso, la delgadez de su voz provocó tanto desconcierto.

Las dudas sembrados fueron respondidas uego por el propio Maduro. "Ya los escuálidos están diciendo, las matrices de laboratorio, que el que está hablando no es Diosdado. Si no es Diosdado, ¿quién es entonces?, ¿(Juan) Guaidó?, ¿Leopoldo López?, ¿(Henry) Ramos Allup?", señaló, en alusión a los principales opositores. "Tienes que saber que esa batalla que tú has dado la hemos dado contigo, y que nosotros te queremos mucho. Termina de recuperarte con tranquilidad, no hay apuro", le dijo además a uno de sus principales socios políticos.

La vicepresidenta Delcy Rodríguez también le dedicó loas en twitter. "Como batallador que nunca se entrega ante las peores dificultades, hoy nuevamente haces feliz a nuestro pueblo, el mismo que ve en ti uno de los suyos, que nunca lo abandona porque alimenta tu alma y conciencia para la batalla". Cabello también se pronunció en la red social.

Guidó no pasó la oportunidad de extender el manto de sospecha sobre la reaparición. "La primera víctima en una dictadura es la verdad y la libertad de expresión".

La cuestión electoral

"He tenido tiempo para revisar cosas", le dijo Cabello a Maduro, sobre los comicios del 6 de diciembre. La contienda, sostuvo, debe servir "para el cambio".  La oposición controla el Congreso desde enero de 2016, después de propinarle al madurismo una derrota histórica en las urnas. "¡Cuánto nos costó a nosotros haber perdido las elecciones del año 2015!", señaló al respecto. Los adversarios del Gobierno han vuelto a dividirse. El sector de Guaidó ya decidió boicotear la contienda. Otras fuerzas opositoras llaman a una alianza para evitar la reconquista de la Asamblea Nacional (AN) por parte del madurismo.