GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Israel asegura haber frustrado un intento de infiltración desde el Líbano

El incidente se produce mientras arrecian las protestas contra el primer ministro Netanyahu, acusado de corrupción

intercambio de fuego entre israel i hizbolá

intercambio de fuego entre israel i hizbolá / periodico

El Periódico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Ejército de Israel informó de que había frustrado «un intento de infiltración de una célula terrorista» de la milicia libanesa Hizbolá en su territorio, abriendo fuego contra hombres armados justo después de que cruzaran la frontera norte con el Líbano. Por contra, el partido-milicia chií, apoyado por Irán, rechazó las acusaciones de Israel y negó en un comunicado que hubiera "habido un enfrentamiento ni un tiroteo". "Sólo ha habido una parte, que tiene miedo, está ansiosa y es un tenso enemigo", manifestó.

Corresponsales de AFP de cada lado de la frontera dieron cuenta de explosiones. Los incidentes se produjeron «en la región del monte Dov», dijo a la prensa el portavoz militar Jonathan Conricus, en referencia a una ladera del monte Hermón, reivindicado tradicionalmente por Líbano que llama al sector «granjas de Shebaa». El Ejército israelí añadió que no sabía en qué «condiciones físicas» se encontraban los «terroristas» que regresaron a Líbano y precisó que no hubo heridos. «Las fuerzas del Ejército están en estado de alerta y preparadas para reaccionar en función de la situación», concluyó.

Decenas de ataques de artillería

Un corresponsal de la AFP informó de decenas de ataques de artillería israelí en un sector de las granjas de Shebaa, cerca de la posición militar israelí de Ruaissat al Alam. Poco antes, el Ejército israelí había pedido a la población en la región del Golán y a lo largo de esa zona limítrofe "permanecer en sus hogares"

La Fuerza de Mantenimiento de la Paz de la ONU en Líbano (FINUL) ha pedido por su parte "máxima moderación", y ha indicado en un breve comunicado que los disparos habían cesado. La ONU considera este sector como parte de los Altos del Golán sirio, ocupado por Israel desde 1967.

Israel se halla técnicamente en estado de guerra con sus vecinos sirio y libanés. El aumento de las tensiones el lunes se produce después de ataques en Siria el 20 de julio, atribuidos a Israel, en los que murieron cinco combatientes proiraníes al sur de Damasco. Al día siguiente, el movimiento chiita libanés Hizbulá, enemigo jurado de Israel, anunció la muerte de uno de sus hombres en estos ataques.

"Si los israelís deciden lanzar una guerra, vamos a confrontarlos y vamos a responder", ha subrayado el número dos del Hizbulá, Naim Qassem, en una entrevista televisada el domingo. "Lo que ha ocurrido en Siria es una agresión que costó la vida a Ali Kamal Mohsen", indicó.

Vuelve la calma

El lunes, la cadena de televisión Al Manar, del Hezbolá, informó que la calma había vuelto al sector tras "disparos de artillería israelí que duraron horas". Peso pesado de la vida política libanesa, Hizbulá está igualmente implicado militarmente en el conflicto en Siria, del lado del régimen de Bashar al Asad. Por el momento no publicó ningún comunicado sobre las tensiones del lunes. 

El incidente sucede cuando el primer ministro Binyamín Netanyahu pierde rápidamente popularidad por su caótica gestión frente a la epidemia de covid-19 mientras avanza el juicio por corrupción en el que aparece como imputado.  Netanyahu se enfrenta a tres casos de corrupción por recepción de regalos a cambio de favores y por supuestos tratos para recibir una cobertura positiva de los medios; y está acusado de cohecho -por el que la ley contempla hasta 10 años de prisión- y de fraude y abuso de confianza, que está penado con hasta tres años de cárcel.

Recientemente, el diario 'Haaretz' se hacía eco recientemente de la posibilidad de que el primer ministro no fuera adelante con la aprobación del presupuesto para el 2020 y conovocara unas nuevas elecciones el proximo 18 de noviembre, que serían las cuartas en un año. El jefe del Gobierno israelí tiene que presentarse tres veces por semana en el proceso judicial que se sigue contra él, además de presidir un inestable Gobierno de coalición marcado por las sospechas con sus socios centristas, encabezados por el ministro de Defensa Benny Gantz.