El coronavirus avanza en Brasil al ritmo de 68.000 casos diarios

Jair Bolsonaro, aún positivo, el miércoles en la ceremonia diaria de arriada de la bandera en palacio.

Jair Bolsonaro, aún positivo, el miércoles en la ceremonia diaria de arriada de la bandera en palacio. / periodico

Abel Gilbert

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Brasil ha confirmado las amargas previsiones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). No solo es el epicentro de la pandemia ragional. El nivel de contagios está lejos de decrecer como lo demuestran las explosivas 67.860 infecciones de covid-19 reportadas el miércoles. Nunca desde marzo las infecciones diarias habían llegado a ese punto.

Las cifras que recopilan los estados regionales informan que 2.227.514 de ciudadanos están en la misma situación, lo que representa a un poco más del 1% de los habitantes del país. Sin embargo, esos números no estarían dando cuenta por completo de la realidad sanitaria.

En abril pasado, el ministerio de Salud encargó a la Universidad Federal de Pelotas (UFPel) y la agencia Ibope una investigación serológica para identificar cuántos brasileños han contraído el coronavirus. Se entrevistaron a unas 100.000 personas y se llegó a la conclusión de que hay que cuadruplicar la cantidad de casos positivos aceptados oficialmente. El resultado asustó tanto al Gobierno de ultraderecha que no continuó con la encuesta a medida que avanzaba la circulación de un patógeno que se ha cobrado 83.000 muertes. A este ritmo, con la llegada de agosto se habrá alcanzado los 100.000 decesos.

Lo más llamativo de lo que ha ocurrido con el covid-19 es que la administración de Jair Bolsonaro estuvo lejos de utilizar todos los recursos económicos a su disposición para atenuar sus efectos letales. De acuerdo con el Tribunal Federal de Auditoría (TCU), el Ministerio de Salud utilizó menos de un tercio de sus asignaciones presupuestarias.

"La desastrosa respuesta de Bolsonaro a la pandemia muestra el desmantelamiento del Estado", señaló al respecto la revista IstoÉ. De acuerdo con el diario Estado, de Sao Paulo, el general Eduardo Pazzuelo, a cargo del ministerio de Salud, fue alertado por técnicos de la cartera en una reunión realizada a "puertas cerrada" que, sin reforzar las medidas de aislamiento social, los impactos del covid-19 en el país serán sentidos durante dos años.

Los especialistas le recordaron a Pazzuelo que el distanciamiento es "favorable" hasta para el mismo retorno de las actividades económicas que han tenido un derrumbe sin precedentes. Esa recomendación choca con las expectativas del mandatario quien, a pesar de su contagio, presiona para que Brasil recupere su normalidad aceleradamente.

Bolsonaro, todavía positivo

El capitán retirado recibió el pasado miércoles su último examen de coronavirus: la infección continúa alojada en su cuerpo. El presidente está aislado desde el pasado 7 de julio. Eso no le ha impedido acercarse a los límites del Palacio Alvorada, en Brasilia, para saludar a sus adherentes. Bolsonaro se ha jactado de emprender su proceso de cura del covid-19 ingiriendo hidroxicloroquina, un derivado de la cloroquina utilizado en el tratamiento de la malaria. La droga no tiene respaldo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ha sido impugnada en distintos círculos científicos.