LUCHADOR POR LA JUSTICIA RACIAL

EEUU llora la muerte del titán de los derechos civiles John Lewis

El demócrata, llamado "la conciencia del Congreso", falleció el viernes a los 80 años por cáncer de páncreas

John Lewis, frente al Capitolio, en Washington.

John Lewis, frente al Capitolio, en Washington. / periodico

Idoya Noain

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A veces las palabras se desgastan por el uso pero este sábado han recuperado todo su contenido cuando Estados Unidos ha llorado la muerte del congresista negro John Lewis, que falleció la víspera a los 80 años por cáncer de páncreas. “Titán”, “gigante”, “héroe” y “leyenda” se han prodigado para retratar y rendir tributo a un icono de la historia del país y de la lucha por los derechos civiles, aquel “muchacho de Troy” (Alabama), como le llamaba Martin Luther King, que acabó convertido en una brújula moral para el país y, como lo han definido también, en la “conciencia del Congreso”, donde fue representante por Georgia durante 33 años.

Lewis era emblema de la desobediencia civil no violenta pero también de la determinación inquebrantable por seguir luchando para conquistar el sueño aún esquivo de la plena igualdad racial en EEUU o a garantizar derechos como el de voto, todavía hoy bajo asalto en el país. Fue detenido 45 veces en su vida, cinco de ellas ya como congresista. Se negó a acudir a la toma de posesión de Donald Trump (que en el momento de escribir este artículo no ha hecho declaraciones públicas pero ha firmado una proclamación ordenando que las banderas ondeen a media asta). "Me entristece la noticia del fallecimiento del héroe de los derechos civiles John Lewis", ha tuiteado el presidente.

En una de sus últimas declaraciones públicas, Lewis había mirado con esperanza al movimiento por la justicia racial y social expresado en manifestaciones tras la muerte a manos de la policía de George Floyd. “Redimirá el alma de América y la acercará más a una comunidad en paz consigo misma”, dijo. "No tiene marcha atrás".

Revolución

Hijo de aparceros y crecido en el sur de Jim Crow, se involucró desde joven en el activismo. Fue uno de los llamados “freedom riders” y era el último superviviente de los 'Big Six', los seis líderes activistas entre los que estaba King que organizaron la marcha de Washington en 1963 donde el malogrado reverendo pronunció su discurso de “Tengo un sueño”.  Lewis fue alli el más joven orador, llamando a una “revolución”, no violenta pero revolución, una idea que mantuvo a lo largo de toda su vida, donde animaba a "meterse en problemas buenos, problemas necesarios".

Dos años después, en el “domingo sangriento” en que la policía reprimió brutalmente la marcha organizada en el puente de Selma, a Lewis le partieron el cráneo de un porrazo. El puente sigue bautizado hoy en honor a Edmund Pottus, un militar confederado y miembro del Ku Klux Klan, y se ha puesto en marcha una campaña para renombrarlo en honor a Lewis.

"Era un auténtico tesoro de Estados Unidos. Dio voz a los sin voz, y nos recordó a cada uno de nosotros que la herramienta no violenta más poderosa es el voto. Nuestros corazones se sienten vacíos sin nuestro amigo, pero encontramos consuelo al saber que finalmente es libre", escribió en Twitter el hilo de King Martin Luther King III.