Cita con las urnas

Los sondeos dan una exigua ventaja a los ultraconservadores en las elecciones polacas

Duda se dirige a sus simpatizantes tras conocer los resultados provisionales que le dan como vencedor en las elecciones polacas.

Duda se dirige a sus simpatizantes tras conocer los resultados provisionales que le dan como vencedor en las elecciones polacas. / periodico

Andreu Jerez

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Una auténtica 'foto finish'. Así es el resultado de las elecciones presidenciales polacas de este domingo, según perfilan los sondeos a pie de urna. Las proyecciones daban a primera hora de la noche la victoria con un 50,4% de los votos al presidente ultraconservador Andrzej Duda, apoyado por el partido del Gobierno Ley y Justicia (PiS), frente a un 49,6% para el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, el candidato de la opositora Plataforma Cívica (PO), de orientación liberal-conservadora.

Los sondeos tienen un margen de error de dos puntos, con lo que el recuento podría traer cambios, más teniendo en cuenta que las proyecciones no consideran el voto del extranjero. Todo apunta, por tanto, a que los resultados definitivos no se conocerán hasta lunes o incluso el martes. La participación ha alcanzado la cifra récord del 68,9 %, según los datos oficiales.

En unas elecciones en clave de plebiscito sobre la deriva autoritaria del PiS, la ajustada victoria preliminar de Duda no es más que la manbera de ilustrar a un país partido por la mitad: la Polonia más nacionalista, católica, tradicionalista y rural frente a la más liberal, europeísta y cosmopolita. Gane quien gane finalmente, el resultado amenaza con ensanchar la brecha entre los dos espacios políticos. La campaña ha estado marcada por el duro tono de los dos candidatos: Duda ha atacado a la comunidad LGTBI y ha denunciado intentos de interferencias extranjeras, mientras que la oposición ha replicado que el país avanza hacia el autoritarismo.

“Ganar con una participación del 70% es algo increíble. Gracias por todo, compatriotas”, ha dicho Duda. Sus palabras llegaban entre gritos de “¡Viva Polonia!” de sus seguidores en un acto celebrado en Pultusk, una pequeña ciudad 70 kilómetros al norte de Varsovia. “Dijimos que sería muy justo, pero estoy seguro de que ganaremos”, respondía Trzaskowski, arropado por sus partidarios en un acto en la capital. A la espera de resultado oficial, ambos candidatos se dan por vencedores.

Largas colas

Pese a las medidas contra la pandemia, que obligó de hecho a retrasar las elecciones, largas colas se han formado hasta última hora, antes de cierre de las urnas, frente a los colegios electorales en todo el país. Eso apuntaba a una significativa movilización ciudadana en unas elecciones precedidas por la dura dialéctica de los dos candidatos y por una enorme polarización. Las autoridades han pedido a los electores que llevasen puestas mascarillas y que permitiesen votar primero a embarazadas, a padres con niños y a ancianos.

"Polonia era un país pobre, donde no había nada en las tiendas, solo podíamos comprar vinagre. Aquí no había nada, ni siquiera educación en las escuelas. Y ahora estamos mejor que nunca", dice a El PERIÓDICO Roman, un hombre de 65 años que ha votado por la reelección de Duda. "El presidente ayuda a la gente y las familias, y eso nunca había sido antes así. Polonia nunca había estado mejor. La televisión pública nacional no miente", asegura el anciano en referencia a las críticas de la oposición contra los medios públicos, a los que acusan de ofrecer solo propaganda a favor del PiS.

Temores y polarización

Las portadas de los diarios de línea opositora dejaban claro el domingo que la sociedad polaca acudía a las urnas enormemente polarizada. "Esperanza y desastre", titulaba el periódico liberal 'Gazeta Wyborcza', pidiendo abiertamente el voto para Trzaskowski. El tabloide 'Super Express', por su parte, anunciaba una "lucha por Polonia".

"Esperamos que Trzaskowski gane. Duda no ha cumplido ni una de sus promesas", asegura Hanka, una jubilada que ha votado por el candidato opositor. "Hemos vuelto a la Edad de Piedra en cuestiones sociales, en la educación y por culpa de medidas sobre el aborto o los derechos de la comunidad LGTBI. ¿Por qué dos chicos o dos chicas homosexuales no pueden caminar tranquilamente agarrados de la mano o darse un beso en la calle?", se pregunta Krystina, otra jubilada que también ha apoyado al alcalde liberal-conservador de la capital polaca. Asegura que lo ha hecho por el futuro de Polonia: "Quiero que mi nieta pueda vivir en un país libre, aprender educación sexual en la escuela y disfrutar de la vida. Estas incluso podrían ser nuestras últimas elecciones".

Una votación marcada por el covid-19

Los comicios presidenciales polacos estaban previstos para el 10 de mayo, pero la llegada de la pandemia del coronavirus a Europa obligó al Gobierno a retrasar la primera vuelta hasta el 28 de junio, y la segunda, hasta mediados de julio. Ello favoreció a la opositora Plataforma Cívica, que tuvo tiempo de cambiar en último momento a su candidata original –con una pobre intención de voto en las encuestas– por el alcalde de Varsovia,  Rafal Trzaskowski, que finalmente consiguió forzar una segunda vuelta con la que prácticamente nadie contaba hace unos meses.