MEDIDA POLÉMICA

Erdogan y la guerra por Twitter

Recep Tayyip Erdogan, en un acto a principios de mes.

Recep Tayyip Erdogan, en un acto a principios de mes. / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, explotó el 30 de junio. Ese día, su hija, Ezra —mujer del ministro de Finanzas—, anunció el nacimiento de su cuarto hijo y el octavo nieto del presidente. La pareja lo dijo por Twitter y, por allí, recibió infinidad de insultos. 11 personas fueron detenidas.

Erdogan, un día después de lo ocurrido, salió a hablar indignado. "¿Véis ahora por qué? ¿Os dáis cuenta de por qué estamos en contra de las redes sociales como YouTubeTwitter y Netflix? Para eliminar estas inmoralidades. Son inmorales", decía el presidente turco.

“Estas plataformas no se ajustan a nuestra nación —continuó Erdogan—. Queremos cerrarlas o controlarlas con una nueva ley lo antes posible. Haremos lo que sea necesario para que las plataformas de redes sociales creen una representación fiscal y legal en nuestro país (para así poder legalmente pedirles información sobre los usuarios). Si no lo hacen, las prohibiremos y les aplicaremos multas fiscales y legales".

La ley en camino

La ley ya está en camino y, aunque su detonante ha sido el último enfado de Erdogan, ya hace muchos años que el gobierno turco lleva trabajando en aumentar su control sobre internet. En los últimos diez años, Twitter y YouTube han sido cerrados en varias ocasiones; y el acceso a la Wikipedia estuvo bloqueado en Turquía durante casi tres años.

"Erdogan siempre ha intentado controlar cualquier canal mediático, a través del cual se pueda influir en la percepción de la sociedad. En este sentido, su aproximación hacia las redes sociales es la misma que hacia los medios de comunicación tradicionales", explica Nezih Onur Kuru, politólogo y doctorando por la Universidad Koç.

Vías alternativas

Vías alternativasAsí, desde hace más de una década, poco a poco, Erdogan se ha hecho con el control casi total de los medios de comunicación estatales turcos. En su contra, apenas quedan un puñado de periódicos y televisiones independientes, ahogados todos legal y económicamente.

Ahora, según los expertos, pretende hacer lo mismo con las redes sociales. "Si estas plataformas, de forma temporal o permanente, son cerradas, esto afectará al derecho de la población a acceder a la información. Aún con sus problemas, las redes sociales como Twitter o Facebook constituyen un canal muy importante, especialmente para la gente joven, para poder acceder a información que el gobierno quiere esconder”, dice Gülçin Balamir Coskun, profesora de la Universidad Humboldt de Berlín.

Pero la cuestión va mucho más allá de bloquear redes y cerrar cuentas. Las detenciones por hacer comentarios en internet, durante los últimos años, se han multiplicado. Nunca antes en la historia de la República de Turquía se había llevado a tanta gente a los tribunales por "insultos al presidente", y nunca la línea sobre lo que se puede decir y lo que no en internet ha sido tan fina. Durante la última operación militar turca contra las milicias kurdosirias —consideradas terroristas en Turquía por sus vínculos con el PKK—, cualquier persona que criticase públicamente la presencia de soldados turcos en Siria se arriesgaba a una visita de la policía y a una citación judicial. Por ello, se detuvo a más de un centenar de personas, entre ellas periodistas y políticos opositores.

"A veces pienso que Erdogan y Putin tienen una línea especial y que por ahí discuten sobre cómo acallar a los críticos y controlar los movimientos sociales", dice bromeando Coskun. "Quiero decir; Erdogan sigue la estrategia de Putin. Rusia acaba de aprobar una ley que permite el control y la censura el acceso a la información digital […]”, continúa la profesora.

El problema de los jóvenes

El problema de los jóvenesAdemás, los insultos a su hija no han sido los únicos dolores de cabeza internáuticos recientes para Erdogan. Hace un par de semanas, el presidente turco organizó un encuentro con jóvenes en YouTube. El vídeo recibió 300.000 ‘dislikes’ —el triple que ‘likes’— y la mayoría de comentarios en la página era de jóvenes que le decían al señor presidente que nunca votarían por él, gracias. Después de esto, se cerraron los comentarios.

"Según las encuestas —dice Kuru—, los jóvenes se están volviendo cada vez más laicos en comparación con las generaciones de jóvenes de hace 20 años. Y las proyecciones dicen que, en las elecciones de 2023, el 30% de los votantes tendrán entre 18 y 32 años. En las elecciones anteriores, la coalición de Erdogan sacó el 35% de los votos entre los jóvenes. Probablemente, en las siguientes elecciones, el porcentaje sea menor. Conseguir una mayoría cada vez le será más difícil a Erdogan".

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