Crisis sanitaria

Brasil supera los 50.000 muertos por coronavirus

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, con mascarilla blanca, el pasado 9 de junio en un acto en Brasilia.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, con mascarilla blanca, el pasado 9 de junio en un acto en Brasilia. / periodico

Abel Gilbert

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"Casi el 90%  casi no siente nada. Ni siquiera un síntoma de gripe", ha insistido el presidente Jair Bolsonaro sobre el covid-19. La tradicional levedad de sus diagnósticos se conoce cuando Brasil se prepara para traspasar la barrera de los 51.000 muertos, según las estadísticas del Gobierno de ultraderecha de dudosa credibilidad.

Brasil es a estas alturas el segundo país del mundo con mayor cantidad de decesos por coronavirus. El número de casos positivos ronda los 1.100.341. A pesar de los problemas, el gigante sudamericano avanza en su desescalada. La mayoría de los estados ha comenzado a atenuar las restricciones.  Las playas de Río de Janeiro volvieron a poblarse.

El capitán retirado quiere que el retorno a los días previos a la pandemia sea aún más acelerado. Cree que una recuperación económica lo salvará de las tormentas políticas que se avecinan. Bolsonaro le pidió a los gobernadores regionales que "dejen trabajar" a la mayoría de las personas porque "la posibilidad de tener un problema es escasa".

La semana pasada, Brasil registró cinco jornadas consecutivas de más de 1.000 fallecimientos diarios. El coronavirus, que en un principio se concentró en las grandes ciudades, Sao Paulo y Río de Janeiro, avanza con fuerza hacia el interior del país, donde la infraestructura sanitaria es mucho más precaria. El 59% de los casos registrados en las últimas semanas han tenido lugar en zonas que estaban menos expuestas al virus. El otro cambio relacionado con el curso de la infección es del orden social. El covid-19 se trasladó de los estratos más adinerados a los más pobres de la población.

El peligro de la desescalada

En este contexto, la organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF) advirtió sobre los peligros en ciernes. "La capacidad del sistema de salud, ya llevada al límite, ahora está llegando al colapso". MSF alertó a su vez sobre las condiciones de trabajo que tienen en el sector de salud. "Las enfermeras están muriendo más rápido que en cualquier otro país del mundo. El número de casos sospechosos y confirmados entre profesionales ha saltado de 230, a principios de abril, a 11.000 un mes después".

La Universidad Estatal de Río de Janeiro (Uerj) expresó en tanto su rechazo a la flexibilización de las medidas de aislamiento social y propuso la creación de un comité con especialistas y técnicos designados por universidades e instituciones de investigación estatales para definir un calendario realista que conduzca hacia la "nueva normalidad".

Esas aspiraciones se dan de bruces con el presente político. "Los médicos no saben cómo hacer la guerra, los generales no saben cómo gestionar la salud", dijo Luiz Henrique Mandetta, el primero de los dos ministros de ese ramo que abandonó el Gobierno por su disidencia con Bolsonaro. La cartera es manejada desde hace un mes por Eduardo Pazzuello, un general experto en logística. Mandetta calificó de "decepcionante" la militarización de la estrategia sanitaria. "Lo único que no deberían haber hecho fue perder la credibilidad del ministerio de Salud".

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