LAS CONSECUENCIAS DEL COVID-19

Italia reduce la selectividad a una prueba solo oral

Una estudiante realiza la prueba oral de selectividad en el instituto Kennedy de Roma, ayer.

Una estudiante realiza la prueba oral de selectividad en el instituto Kennedy de Roma, ayer. / periodico

Rossend Domènech

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"Ha sido difícil estudiar con las sirenas de las ambulancias en las calles", "no ha sido un paseo", "los profesores nos han ayudado". Entre estos extremos se circunscribe lo que en Italia se llama el examen de la madurez (la maturitá, el equivalente a la selectividad española. Una prueba que comenzó este miércoles para más de medio millón de jóvenes.

Se trata del primer examen realizado presencialmente en las aulas después de casi cuatro meses de cierre de los edificios educativos. Constituye un "ensayo general" de cómo será el próximo curso, que comenzará el 14 de septiembre para todos, en parte en remoto y en parte presencial.

Con 39 millones de euros para las medidas de seguridad, la ministra de Educación, Lucia Azzolina, ha alcanzado su objetivo de "terminar el curso en clase". "Era un deber, aunque no se podía dar por descontado", ha dicho desde Bérgamo, en la provincia más golpeada por el virus, adonde ha viajado para el comienzo de los exámenes que señalan, al menos oficialmente, el paso de la adolescencia a la madurez.

Miedo entre los examinadores

El tradicional examen escrito (consistente en varias pruebas de las diferentes materias, un examen oral y un tema de actualidad realizados en tres días) ha sido sustituido por una pequeña tesis que cada estudiante ha elaborado antes del examen, de manera que la "prueba", que durante años ha sido evocada por canciones, películas y anécdotas que se llevan encima durante toda la vida, es solo un examen oral.

Dura una hora y el estudiante se somete al examen de una comisión (13.000 en todo el país), que generalmente estaba compuesta por seis profesores externos a la escuela, aunque el miedo al contagio de muchos docentes ha impuesto que sean todos internos. El único externo es el presidente. Educación ha tenido problemas para encontrarlos, dado que muchos ya tienen una edad y el miedo al contagio era grande. Los miembros internos con patologías participan desde casa en remoto.

Cuanto el estudiante haya hecho durante el curso puede valer 60 puntos como máximo y la prueba oral los 40 restantes, cuando tradicionalmente este examen contaba 60 puntos. "Los profesores han sido comprensivos", dice a la salida Viola, desde Milán. "Ha sido necesaria una pandemia para razonar sobre lo que es importante", admite Stefano a una televisión. "No nos llaméis la quinta del covid", pide otro.

Aparte de la vuelta al cole después de meses, los mecanismos más farragosos del examen han sido las medidas de seguridad. Gel y mascarillas a la entrada para todos (Protección Civil ha regalado 5,3 millones). Toma de la temperatura por parte de bedeles adoctrinados por la Cruz Roja y presentación de un certificado de falta de antecedentes de coronavirus. Indicaciones en los suelos, como en los trenes, de las direcciones de entrada y salida, y luego cada centro escolar ha organizado el lugar del examen como mejor ha creído.

Cabinas de metacrilato

El liceo veneciano de Nicolò Tommaseo, el más riguroso, ha creado un box de metacrilato de 1x2 metros cuadrados para el estudiante. Dentro, una mesa, una pizarra multimedia, diálogo con la comisión y salida, con el saneamiento del cubículo tres veces al día. Los comisarios deben llevar mascarillas y/o viseras . Una escena de la película '2001: Una odisea del espacio'. En el liceo Kennedy de Roma, la prueba se está realizando al aire libre y debajo de carpas, un modelo aplicado por muchos centros, principalmente del sur, donde en estos días lluviosos las temperaturas son mejores.

En la víspera del martes, en una solitaria plaza Navona de Roma resonaban las notas de 'La noche antes de los exámenes', de Antonello Venditti. La tocaba un joven que durante los tres meses ha alegrado la vida de los confinados desde el balcón de su casa.

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