POLÉMICO JUICIO EN MOSCÚ

Rusia condena a 16 años de prision a un exmarine de EEUU

Paul Whelan, durante la lectura de la sentencia.

Paul Whelan, durante la lectura de la sentencia. / periodico

Marc Marginedas

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Las nubes de otra crisis se ciernen de nuevo sobre las relaciones entre Rusia y Occidente. Un juez del Tribunal Municipal de Moscú ha condenado este lunes a 16 años de prisión <strong>Paul Whelan</strong>, un exmarine acusado de espionaje y ciudadano no solo de EEUU, sino también del Reino UnidoIrlanda y Canadá. Paralelamente, el Ministerio de Exteriores ruso ha expulsado a dos diplomáticos de la República Checa, país con el que Moscú mantiene unas relaciones cada vez más tensas.        

Whelan fue arrestado en diciembre del 2018 en posesión de un dispositivo USB que contenía información clasificada con nombres de agentes secretos rusos. El encausado mantiene que fue víctima de una trampa y que pensaba que el pendrive, entregado por un conocido suyo, solo contenía fotos de viaje. La fiscalía estatal había definido a Whelan como "un agente del espionaje de EEUU con rango de coronel" y había solicitado 18 años de cárcel en una prisión de máxima seguridad

La sentencia recoge casi en su totalidad las peticiones de la fiscalía. Solo dos años menos de encierro respecto a la demanda original, que además deberán cumplirse en un campo de trabajo "<strong>de régimen estricto</strong>", tal y como define la legislación rusa a este tipo de centros penitenciarios herederos del sistema soviético del 'gulag'. "Rusia cree haber atrapado a James Bond; en realidad ha cogido a míster Bean de vacaciones", había asegurado el defendido. 

Lectura del veredicto

Durante la lectura del veredicto, Whelan ha mostrado una pancarta en la que denunciaba "un juicio simulado" y demandaba ayuda al presidente de EEUU, Donald Trump, y a los primeros ministros de los países cuya ciudadanía detenta.  El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, ha declarado que su país estaba "indignado" por la severa condena tras un juicio "sin las debidas garantías". Por su parte, el embajador de EEUU en Moscú, John Sullivan, ha criticado ante los reporteros las circunstancias en las que se ha celebrado el juicio, a puerta cerrada, y la ausencia de pruebas. "Su condena es una burla a la justicia", ha valorado, antes de advertir que el resultado "no va a tener una buena influencia" en las relaciones con EEUU.

Vladímir Zherebenkov, abogado defensor de Whelan, ha dado a entender que su cliente no era más que un rehén del Kremlin para obligar a Washington a aceptar "un intercambio" por ciudadanos rusos condenados por la justicia norteamericana a largas penas de carcel en EEUU.  En particular, se habla de <strong>Víktor Bout</strong>, arrestado en Tailandia en el 2008 y condenado a 25 años de cárcel por contrabando de armas en Colombia en beneficio de las FARC tras ser extraditado a EEUU, y Kostantín Yaroshenko, detenido en Liberia en el 2010 y sentenciado a 20 años de prisión por conspiración para introducir cocaína en EEUU. Moscú ha reclamado reiteradamente la liberación de ambos. 

Además de unas relaciones cada vez más deterioradas con EEUU, Rusia tiene que hacer frente a nuevos focos de tesión con Europa. Moscú ha ordenado la expulsión de dos diplomáticos de la República Checa, como respuesta a la reciente expulsión de dos funcionarios de la legación rusa en Praga. El motivo: una rocambolesca historia, que resultó ser inventada, de un supuesto complot para asesinar a responsables municipales checos que habían retirado de las calles de la capital símbolos soviéticos. El Gobierno checo ordenó la medida cuando comprobó que la filtración falsa sobre la conspiración había sido originada por la propia embajada rusa. Las fuerzas de seguridad del país europeo se llegaron a tomar en serio la amenaza, colocando a los políticos señalados bajo protección policial.