TENSIÓN POLÍTICA

Erdogan aprovecha la pandemia para apretar en la represión contra la oposición

En las últimas semanas, tres diputados rivales del partido gubernamental han sido detenidos y varios alcaldes kurdos, expulsados de sus puestos

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en una imagen de archivo.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en una imagen de archivo. / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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Fue un momento de puro caos: mientras el presidente del Parlamento turco leía la resolución aprobada por mayoría el pasado 4 de junio, que quitaba la inmunidad a tres parlamentarios opositores, medio hemiciclo empezó a gritar. "¡El AKP [el partido de Erdogan] es el enemigo de la democracia! ¡Esto es un golpe!", protestaban con los puños al aire.

Los expulsados del Parlamento, por los que se montaba ese escándalo, eran tres diputados: Leyla Güven y Musa Farisoglullari, del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), prokurdo; y Enis Berberoglu, del Partido Republicano del Pueblo (CHP), el principal partido opositor al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan.

Después, todo sería muy rápido: los tres ya habían sido juzgados y encarcelados en el pasado -pero no estaban en la cárcel porque eran diputados-. Así que esa misma tarde, horas después de que les quitasen la inmunidad, los tres fueron detenidos; Berberoglu, "por haber revelado secretos de estado". Güven y Farisoglullari, "por pertenecer al grupo terrorista del PKK". A Berberoglu y Güven, sin embargo, se les ha dado la condicional.

"Expulsaron a tres diputados que habían sido elegidos por el pueblo a la Asamblea Nacional, que representaban a millones de personas -dice a este diario Alp Altinörs, miembro del Ejecutivo Central del HDP-. El Gobierno golpista del AKP está dando sistemáticamente nuevos golpes de estado para mantener su fuerza sobre el estado".

El Ejecutivo turco, por supuesto, tiene otra versión: "Están intentando inventarse la palabra golpe. Pero tienen que saber que, si se quiere a Dios, el único golpe político que hay aquí es el terrorismo. El mayor golpe contra Turquía es el terrorismo. No habléis del camino de la ley, la democracia y la fraternidad para justificar el terrorismo y los golpes", dijo esta semana el ministro del Interior y uno de los hombres fuertes de Erdogan, Süleyman Soylu.

De 65 alcaldías a una decena

"No aceptan la voluntad popular. Este es el problema. Quieren que haya elecciones, pero en ellas siempre tienen que ser ellos los elegidos. Si el pueblo no elige su partido, ellos no lo aceptan", dice Altinörs, en referencia a las últimas elecciones en Estambul -ganadas por Ekrem Imamoglu del CHP tras una repetición electoral-, y, sobre todo, porque les ha tocado más de cerca, a las elecciones locales en el sureste de Turquía.

El HDP, en los comicios locales del 31 de marzo del 2019, ganó 65 alcaldías, pero de ellas, en algo más de un año, ya solo les queda una decena. En todas ellas, Erdogan ha colocado interventores fieles a su partido, el AKP.

La última vez que ha ocurrido fue en mayo de este año, en plena pandemia, y se hace casi imposible pensar que el HDP podrá mantener durante cuatro años más -hasta las siguientes elecciones locales- las demás municipalidades que les quedan. Tarde o temprano acabarán por caer.

"Durante esta pandemia del coronavirus -explica Sinem Adar, experta en el Centro Alemán para Estudios Internacionales y de Seguridad-, los ataques contra la oposición en Turquía se han multiplicado, y han ido muchísimo más allá del HDP. Han sido contra todos, y lo hemos podido ver en cómo el gobierno ha ido en contra de las iniciativas de los ayuntamientos de Ankara e Istanbul [del CHP] de recaudar dinero para afectados por la crisis del virus".

Divide y vencerás

Pero si hay algo claro, dice Adar, es que la estrategia final del gobierno es segregar, dividir y enfrentar a la oposición. El riesgo para Erdogan es grande: durante los últimos meses, por la crisis de la moneda turca, la inflación, y la pandemia, su popularidad ha ido a la baja. Algunas encuestas incluso aseguran que su coalición gubernamental ya no conseguiría la mayoría en el parlamento.

"La estrategia es catalogar a todo el mundo que colabora con el HDP de colaborar con terroristas. Desde el 2018, Turquía vive en un sistema político basado en alianzas, y eso hace que el AKP use la técnica del divide y vencerás", dice Adar. La idea es simple: si se enfrenta a los rivales, éstos no podrán sumar en tu contra.

Pero a la práctica siempre todo es más difícil y, al final, la represión ha servido para que a el CHP y el HDP, enemigos naturales hasta hace no tanto, les haya unido el mismo enemigo común.

"Las condiciones extraordinarias de un régimen de una sola persona que está instalado en Turquía nos ha dado la posibilidad de colaborar -dice Altinörs-. No es que nos guste el CHP, pero no podemos aceptar este régimen en el que todo el poder está bajo una persona. Por eso, [en las elecciones locales del 2019] no presentamos candidatos en las ciudades del oeste de Turquía. No lo hicimos para que el CHP ganase. Lo hicimos para que el AKP perdiese".

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