MOMENTO HISTÓRICO

El debate sobre la injusticia racial y la reforma policial llega al Congreso de EEUU

Philonise Floyd, el hermano de George Floyd, durante su comparecencia en el Congreso.

Philonise Floyd, el hermano de George Floyd, durante su comparecencia en el Congreso. / periodico

Idoya Noain

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El grito que tras la muerte de George Floyd a manos de la policía lanzan las calles de Estados Unidos clamando por justicia y cambios en un sistema con problemas estructurales de racismo ha llegado este miércoles a Capitol Hill. El primer debate en el polarizado Congreso de la propuesta demócrata para hacer reformas policiales que incrementarían sus controles y rendición de cuentas, no obstante, ha evidenciado la intensa división partidista que amenaza con estancar cualquier acción federal significativa.

Ante el Comité Judicial de la Cámara Baja ha testificado el hermano de Floyd, Philonise. "No pude cuidar a mi hermano pero quizá hablando con ustedes hoy puedo asegurar que su muerte no sea en vano, que es más que otro rostro en una camiseta, otro nombre en una lista que no deja de crecer", ha dicho en un sentido alegato. En su testimonio ha hablado de lo ocurrido como "un linchamiento". Y ha recordado que su hermano estaba siendo arrestado por el supuesto uso de un billete falso de 20 dólares ha preguntado “¿es eso lo que vale la vida de un hombre negro? ¿20 dólares? Estamos en 2020. Basta”. 

"Sean los líderes que necesita este país, este mundo", ha dicho también Floyd a los congresistas. "Hagan lo correcto (...) Realicen los cambios necesarios que hagan de las fuerzas del orden la solución y no el problema".

El marco republicano

Ese mensaje de reforma era en el que insistían los otros ocho testigos de los demócratas, incluyendo el profesor de Derecho de Georgetown Paul Butler, que ha asegurado que "nunca ha habido, ni por un minuto en la historia americana, paz entre las personas negras y la policía". Pero los tres testigos convocados por los republicanos, y los propios comentarios y preguntas de los congresistas conservadores, en cualquier caso, demostraban su interés en enmarcar la conversación en otros términos: poniendo en foco en incidentes violentos que han salpicado protestas mayoritariamente pacíficas, reduciendo la acción de los policías que mataron a Floyd como la de "manzanas podridas" y rechazando ideas (no incluidas en la proposición demócrata) que abogan por recortar fondos a departamentos de policía y redirigirlos a programas sociales, educativos, de vivienda o de sanidad.

Esa es la línea que sigue la Casa Blanca, que ha empezado a hablar con el único senador negro republicano, al frente de los esfuerzos para plantear su propia propuesta de ley. Y es la del presidente Donald Trump, que este jueves participa en Dallas en una mesa redonda con líderes religiosos, agentes del orden y pequeños empresarios. Según un portavoz, hablará de "disparidades económicas, de salud y justicia". La raza no la ha mencionado.

Antes, este miércoles, Trump ha incluido por sorpresa en su agenda pública una reunión con líderes afroamericanos en la Casa Blanca. En declaraciones a la prensa ha anunciado su intención de reiniciar pronto sus mítines, paralizados como buena parte de la vida del país durante los últimos meses, por la pandemia del coronavirus. El primero, según ha dicho, lo celebrará el viernes que viene en Tulsa (Oklahoma). La ciudad fue hace ahora 99 años, cuando era conocida como el "Wall Street negro",  escenario de una de las peores masacres raciales de EEUU.