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Macron crea una comisión independiente para evaluar la gestión de la crisis sanitaria

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Eva Cantón

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El presidente francés, Emmanuel Macron, ha encargado la creación de una comisión independiente y colegiada para evaluar de manera imparcial la gestión de la crisis provocada por el nuevo coronavirus, según informan la emisora France Info y la televisión BFM.

Deberá tener listas sus conclusiones a principios de julio y su trabajo será complementario al que realiza actualmente la comisión parlamentaria abierta en abril para hacer un seguimiento de la aplicación del estado de emergencia sanitaria.

La televisión BFM señala que estará dirigida por un científico extranjero, que colaborará con otras personalidades del mundo de la ciencia y con el Tribunal de Cuentas. Entre otras cosas tendrá que ver si Francia ha reaccionado de manera adecuada frente a la epidemia, en comparación con otros países europeos, y la razón por la cual los franceses son tan críticos con la gestión gubernamental.

Por otro lado, el coronavirus sigue circulando en Francia, sobre todo en la región parisina, pero lo hace a una velocidad muy lenta y por eso el presidente del consejo científico asesor del Gobierno considera que la epidemia está bajo control. “Podemos decir que está razonablemente controlada”, ha declarado este viernes Jean-François Delfraissy en la emisora 'France Inter'.

Si durante el pico de la crisis se registraban 80.000 nuevos casos diarios, ahora esa cifra se ha rebajado a unos 1.000, ha indicado el experto. “Eso significa que se ha producido una reducción importante y sobre todo que tenemos los instrumentos para diagnosticar los casos nuevos. Tenemos test, un sistema de aislamiento y podemos contactar a los contactos para evitar la extensión”, ha explicado.

El organismo que preside Delfraissy remitió este jueves un nuevo informe al Ejecutivo para que contemple cuatro escenarios posibles a partir de ahora. El más optimista, y el más probable, dibuja una situación epidemiológica bajo control con algunos brotes localizados.

El peor sería el de una degradación crítica de todos los indicadores –número y velocidad de los contagios, hospitalizaciones, ingresos en UCIs y fallecimientos- que ahora evolucionan favorablemente.

En las últimas 24 horas Francia ha registrado 44 muertos por coronavirus y 1.663 enfermos ingresados en UCIs, 41 menos que un día antes. El balance de fallecidos es de 29.065 desde el inicio de la crisis sanitaria.

“Creemos que el escenario número uno, es decir un control de la epidemia, es el más probable. Está ligado tanto a las consecuencias del confinamiento como al hecho de que el virus puede ser sensible a ciertas temperaturas”, ha explicado.

En cualquier caso, Delfraissy ha recordado que todas las epidemias –ocho de cada diez- vuelven en otoño y que por eso hay que pedir a la población mantener las medidas sanitarias para no pasar “del negro al blanco”.

La distancia física, la mascarilla en el transporte público y lavarse las manos regularmente deberá convertirse en un hábito. Del mismo modo, la población que corre un mayor riesgo de desarrollar formas graves de la enfermedad, esencialmente los mayores de 65 años, deberá extremar la precaución.

El presidente del órgano asesor del Gobierno ve difícil contemplar la opción de un nuevo confinamiento generalizado por razones sociales, económicas, políticas e incluso sanitarias, así que su consejo es confiar en la responsabilidad individual de los ciudadanos para mantener el virus a raya fomentando el teletrabajo y siendo muy estrictos con los protocolos sanitarios en lugares públicos y transportes.

Inmunidad cruzada

Por otro lado, los expertos confían en que gracias a la llamada “inmunidad cruzada” algunas personas estén protegidas frente al SARS-CoV-2 por las defensas desarrolladas durante su exposición a otras infecciones, según ha explicado en 'Le Monde' el profesor emérito de la Universidad de Burdeos, Hervé Fleury, que pone el ejemplo de la viruela.

El virólogo recuerda que en el siglo XVIII el médico inglés Edward Jenner contaminó voluntariamente a un hombre con la viruela de la vaca  -un virus benigno- y luego lo expuso a la viruela humana –más agresivo- sin que desarrollara la enfermedad. La inmunidad adquirida respecto a un virus parecido le protegió eficazmente frente a la viruela.

Pasó algo parecido con la gripe A (H1N1) que afectó más a los más jóvenes porque probablemente las personas mayores habían conservado una respuesta inmunitaria adecuada al haber estado en contacto décadas antes con otras cepas del virus de la gripe. Si este mecanismo se repite en el caso del nuevo coronavirus, compensaría en cierto modo el bajo nivel de inmunidad de la población mientras no haya una vacuna eficaz.