SANIDAD DE MASAS

Italia pone en marcha su aplicación para controlar los positivos por coronavirus

Vecinos de Roma pasean por el exterior del Coliseo.

Vecinos de Roma pasean por el exterior del Coliseo. / periodico

Rossend Domènech

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Esta próxima semana debería entrar en funcionamiento en Italia de forma experimental en tres autonomías el sistema denominado Inmuni. Se trata de una aplicación telefónica para 'cazar' a los positivos de covid-19 que, conscientes o no, se desplazan tranquilamente contagiando a los demás.

Esta app, voluntaria, anónima y sin geolocalización, sino a través de códigos que cambian continuamente, 'descubre' las personas con las que un positivo ha entrado en contacto y les avisa. El objetivo es conocer y atajar la difusión del coronavirus durante las etapas de desconfinamiento y la convivencia con el virus hasta que no se descubra una vacuna.

La aplicación es el último eslabón de un proceso que desde Wuhan (China) a EEUU, pasando por Europa, las autoridades han estado buscando y perfeccionando para adaptar las posibilidades de la tecnología a la sanidad de masas, algo que desde enero cada país ha realizado a su manera.

Equilibrio entre control y privacidad

Inmuni es la concreción italiana de las líneas directrices aprobadas por la Unión Europea (UE) el pasado 15 de abril y ampliadas el 27 del mismo mes. Un sistema que, en su apariencia y tal como está siendo presentado en Italia por diarios y televisiones, constituiría un equilibrio entre el control y la privacidad, la "innovación y los principios democráticos", como subrayó la UE. "Tenenos que salir juntos de esta sin renunciar a nuestros principios", dijeron desde Bruselas. Por lo que la tecnología deberá ser voluntaria, aprobada por las autoridades sanitarias, proteger la privacidad, funcionar con datos anónimos y encriptados y los bancos de datos deberán tener una fecha de caducidad. En otras latitudes, han realizado los controles con modalidades más perentorias.

Era una día del pasado mes de marzo, en Singapur. El directivo inglés de una industria subió a un taxi al caer de la tarde, a los seis minutos había llegado a su destino y pagó. Con su móvil. Dos días después recibió una llamada en la que una voz humana le preguntó: "¿El pasado miércoles usted se sirvió de un taxi a las 18.47?". Tras la respuesta afirmativa, la voz le informó de que poco antes y en el mismo taxi había subido un ciudadano contagiado por el coronavirus. El hombre era uno de los miles "guardianes del pueblo" nombrados para controlar la difusión del virus.

En aquellos días, en Wuhan, donde se inició la pandemia, China había desplegado a 1.500 equipos de "trazadores", formados por cuatro personas, con acceso a las viviendas y a todos los bancos de datos del país (teléfonos, seguros, trabajo, tarjetas, informaciones sanitarias, etc.). Con drones callejeros que denunciaban en alta voz a los transgresores del confinamiento.

Desde entonces, varios países han desarrollado también su propia app. En Bégica se llama Bombit, Smittestop en Noruega, NHS Covid-19 en el Reino Unido, StopCovid en Francia, Stopcorona en Austria y así otros. En España, lleva la cuestión Carme Artigas Brugas, responsable del Gobierno para la digitalización.

Código abierto

La app Inmuni es una plataforma elaborada a petición de 22 países, excepto Francia, por Google y Apple. Es de código abierto (ya publicado), almacena los datos sólo en el móvil, la transmisión de las informaciones es por códigos anónimos que llegan a unos servidores sanitarios públicos descentralizados. Alemania había previsto un único servidor nacional, pero ha reculado. A través de bluetooth la app "caza" los contactos y el día y tiempo de exposición con el positivo, datos que con códigos anónimos pasa a las autoridades sanitarias que les avisan, sin imponer nada. Andrea Lisi, responsable de la operadora que custodia los contenidos digitales, ha alertado sobre la posibilidad de que, aún así, "Google y Apple puedan espiarnos".

Se estima que el sistema funcionará sólo si un 60% de la población descarga la app, aunque otros afirman que pueden ser menos. Además de funcionar en el ámbito nacional, el sistema deberá ser compatible, en Europa, con los de otros países; de otro modo, con la libre circulación de ciudadanos, no sería útil para controlar la pandemia.