RUSIA TRAS LA PANDEMIA

Putin aprieta el acelerador y programa para el 1 de julio la consulta sobre la reforma constitucional

El presidente ruso, Vladímir Putin.

El presidente ruso, Vladímir Putin. / periodico

Marc Marginedas

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Vladímir Putin parece que tiene prisa por convertir en ley la propuesta de reforma constitucional que le convertirá 'de facto' en el <strong>presidente vitalicio de Rusia</strong>. El líder de Kremlin ha anunciado la celebración de la aplazada votación sobre la propuesta legal para el próximo 1 de julio, "debido a la mejora de la situación con el coronavirus". El paquete de enmiendas a la Carta Magna rusa refuerza sustancialmente los poderes del jefe del Estado e incluye, entre otras provisiones, la prohibición de los matrimonios entre personas del mismo sexo.  

"Organizaremos el voto nacional ruso sobre la adopción de las revisiones de la Constitución el próximo 1 de julio", ha proclamado el mandatario durante una reunión por videoconferencia con dirigentes políticos y sanitarios retransmitida por televisión. Ella Pamfílova, presidenta de Comisión Electoral Central, ya ha declarado que se permitirá a los ciudadanos emitir su derecho al voto en los seis días anteriores a la fecha señalada, es decir, inmediatamente después del también aplazado Desfile de la Victoria sobre la Alemania nazi.

Sobre el papel, ello debería permitir al Kremlin catalizar a su favor el espíritu patriótico que, año tras año, genera la efeméride, impulsando la participación ciudadana, habida cuenta de que el éxito o fracaso de la iniciativa no residirá en el resultado afirmativo de la votación -algo que se da por descontado- sino en la tasa de abstención y el aspecto que ofrezcan los colegios electorales. 

Convocatoria en fecha temprana

La convocatoria en fecha tan temprana, cuando aún el país contabiliza más de 9.000 contagiados diarios, constituye un riesgo para el Kremlin, opinan los expertos. Mark Galeotti, especialista en Rusia del University College de Londres, considera que la decisión sugiere "o una impaciencia temeraria, o un convencimiento de que las cosas irán a peor", según ha publicado en su cuenta de Twitter. Tras constatar que "existe un coste económico y epidemiológico" de celebrar un plebiscito en plena pandemia, cree que existe entre la élite una "falta de confianza" en la situación política que surja tras la epidemia. Piensan que "hay que hacerlo ahora, cueste lo que cueste,  porque no hay mejor momento en el horizonte", ha concluido. 

La epidemia y su gestión por parte de las autoridades han mermado la popularidad del presidente ruso, según coinciden todas las encuestas independientes. De acuerdo con un sondeo del centro Levada difundido este lunes, el 28% de los rusos está dispuesto a salir a la calle a protestar por la situación económica y política, el porcentaje más elevado desde noviembre del 2018, cuando se anunció un impopular incremento de la edad de jubilación, mientras que solo la cuarta parte de la ciudadanía nombra al presidente como el político en quien más confía. Hace dos ejercicios, dicha cifra era más de dos veces superior.