repunte de casos de coronavirus

Brote en Corea del Sur tras una noche de bares

Soldados de Corea del Sur desinfectan un barrio de Seúl ante el temor de contagio del coronavirus

Soldados de Corea del Sur desinfectan un barrio de Seúl ante el temor de contagio del coronavirus / periodico

Adrián Foncillas

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La noche intensa de un joven ha germinado en el peor brote en meses en Corea del Sur, el cierre de bares, el retraso de la reapertura de colegios y una campaña homófoba. El episodio subraya dos certezas: que el coronavirus aligera los plazos de aquella teoría del aleteo de la mariposa y el tsunami y que el desconfinamiento es bacheado y curvilíneo incluso en los países más metódicos.

Un hombre de 29 años que dio positivo el miércoles reveló que había pasado una noche reciente en Itaewon. Es un distrito céntrico de Seúl con una vibrante oferta lúdica que atrae a muchos extranjeros y también sirve de refugio para la estigmatizada comunidad LGBT. Los cinco clubes por los que deambuló el joven hasta las 4 de la mañana han tensado las ejemplares capacidades de rastreo del país. Este lunes ya se habían confirmado 86 contagiados, de los que 63 estuvieron en los clubs y el resto son amigos, familiares o compañeros de trabajo. Los indicios apuntan a que son la punta del iceberg: el periodo de incubación de dos semanas, el 35% de asintomáticos y los problemas de las autoridades para rastrear a una comunidad comprensiblemente huidiza. Al menos una veintena vive fuera de Seúl y podrían estar propagando el virus por el resto del país.

No basta esta vez con la obligación de dejar el nombre y el número de teléfono a la entrada del bar. El Gobierno cuenta con un listado de 5.000 asistentes pero solo ha podido contactar con 2.000 porque el resto ignora las llamadas o dio un número falso. Y ahí emerge el conflicto entre la salud pública y la privacidad individual, los esfuerzos por embridar una pandemia contra el miedo a una expulsión forzosa del armario en un país tradicional que niega el matrimonio gay y empuja a la discreción. La eficaz receta surcoreana incluye la publicación de datos como el género, edad y puesto de trabajo de los contagiados. No es difícil atar cabos y dar con el nombre.

Acusación en las redes sociales

No es previsible que las masivas acusaciones en las redes sociales a los gays de expandir el virus les animen a descolgar el teléfono. Los mensajes oficiales han intentado vencer el miedo. El alcalde de Seúl, Park Won-soon, ha aclarado que no tendrán que revelar su identidad sexual. Pero también ha recordado las multas previstas y que, en todo caso, disponen de las cámaras de vigilancia de los locales y los movimientos de sus tarjetas de crédito para identificarlos.

Itaewon ha disparado los casos de contagios en un país que caminaba sin sobresaltos hacia la normalidad, con la competición de fútbol reanudada y unas recientes elecciones parlamentarias. El nuevo contexto ha forzado el cierre de más de 2.000 bares y retrasado una semana más la reapertura de los colegios.