PANDEMIA GLOBAL

Tres sanitarios rusos se tiran misteriosamente por la ventana en pocos días

Aleksándr Shalápov, el último, habia grabado un vídeo quejándose de ser obligado a trabajar pese a haber contraído el coronavirus

Agentes con máscaras vigilan las entradas en una estación de metro de Moscú.

Agentes con máscaras vigilan las entradas en una estación de metro de Moscú. / periodico

Marc Marginedas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Aleksandr Shalápov es un médico de ambulancia que en estos momentos se debate entre la vida y la muerte con una fractura de cráneo después de haberse tirado el pasado sábado por la ventana del segundo piso en el hospital rural de Novaá Usman, en la región de Voronezh, a unos 500 kilómetros al sur de Moscú. Se trata del tercer facultativo involucrado en la lucha contra el covid-19 que realiza supuestamente semejante intentona de suicidio, en un momento en que la pandemia arrecia en el país, con más de 10.000 casos diarios de nuevas infecciones.

Días antes de la tragedia, Shalápov había hecho un vídeo conjunto con un compañero en el que denunciaba haber sido obligado a continuar trabajando por los responsables de su hospital pese a haber contraído el Covid-19. Posteriormente, grabó un nuevo vídeo retractándose de sus "emocionales" acusaciones. Su colega, Aleksándr Kosyakin, afronta la acusación de difundir noticias falsas acerca de la pandemia, un delito que podría acarrearle hasta cinco años de prisión. A finales de marzo, la Duma aprobó una legislación imponiendo duros castigos a quienes comuniquen información "no verdadera" sobre la extensión del cornavirus en el país.

No es un caso aislado

No ha sido éste un caso aislado. El 27 de abril, Elena Nepomniáschaya, la jefa médica de un hospital para Veteranos de Guerra en Krasnoyarsk (Siberia), también intentó suicidarse supuestamente dejándose caer al vacío desde el quinto piso de la institución. Según medios locales, había discutido acaloradamente con el responsable regional de la Sanidad, quien le exigía que rehabilitara una parte de su hospital para tratar allí a decenas de pacientes de coronavirus, a lo que ella se negaba, dada la escasez de material y la falta de preparación del personal. Por último, tres días antes, Natalia Lededeva, jefa de ambulancias de la Ciudad de las Estrellas y también contagiada con el Covid-19, hizo lo mismo desde la planta donde se hallaba internada. Según testimonios, habia sido acusada por compañeros de haberlos infectado.

Independientemente de lo que haya sucedido, todos estos casos ponen como mínimo sobre el tapete la precariedad de los medios con los que cuentan muchos centros de salud en Rusia para afrontar la pandemia, y la enorme presión y estrés que afrontan los miembros del personal sanitario en estos días. Las estadísticas oficiales rusas, sin embargo, aparentan una gran eficacia a la hora de contener la epidemia, con una cifra de contagiados que se acerca a la de los países europeos pero con una tasa de mortalidad netamente inferior  incluso a la de países como Alemania, alabado por su gestión sanitaria.