EL URBANISMO DEL CORONAVIRUS

Nueva York gana espacio para peatones y ciclistas

El alcalde cede a la presión y cerrará a los coches al menos 65 kilómetros de calles "mientras dure la crisis"

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Idoya Noain

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Tras semanas de resistencia, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, ha cedido finalmente a la presión y ha anunciado este lunes que la ciudad cerrará al menos 65 kilómetros de calles de la ciudad a los coches para ganar espacio para peatones y ciclistas y facilitar que puedan mantener las recomendaciones de distanciamiento social para frenar el coronavirus mientras pasean o hacen ejercicio.

Los cierres a coches, que de momento solo se aplicarán "mientras dure la crisis", en palabras del primer edil, se realizarán inicialmente dentro de parques y en calles cercanas y la meta es que, conforme vayan subiendo las temperaturas y mejore el tiempo, se amplíen hasta cubrir 160 kilómetros, una mínima parte de los más de 9.600 kilómetros de carreteras que surcan la ciudad.

El anuncio de De Blasio ha sido recibido con entusiasmo por los impulsores de la propuesta, que va en línea con medidas similares que se están adoptando en otras ciudades del mundo, incluyendo Barcelona. El presidente del Consejo Municipal, Corey Johnson, ha calificado la medida de “un gran punto de partida para la conversación abierta sobre cómo compartimos nuestros espacios públicos durante esta pandemia y en el futuro post-coronavirus”.

Desde Transportation Alternatives, un grupo que promueve potenciar el uso de la bici en la ciudad, también se ha asegurado que es “un gran paso en la dirección correcta”.

Y el gobernador del estado, Andrew Cuomo, que también defendía la idea, ha aplaudido la decisión de De Blasio. “Hay que ser realista sobre la situación de la gente”, ha declarado en su rueda de prensa diaria sobre el coronavirus. “Necesitamos calles abiertas para que la gente pueda caminar mientras mantiene el distanciamiento social”.

Hace solo tres días responsables de la policía y del departamento de Transporte echaban un jarro de agua fría a una propuesta del consejo municipal para cerrar a los coches 120 kilómetros de calles alegando que el plan no era viable por razones de seguridad y por la escasez de agentes. Esos mismos argumentos los usaba para rechazar la medida De Blasio, que a finales de marzo puso en marcha un programa piloto que cerró al tráfico de coches solo dos kilómetros y medio de calles pero lo abortó en meras dos semanas. Las condiciones meteorológicas entonces, no obstante, eran peores que ahora. Y este lunes De Blasio ha asegurado que "el consejo municipal está totalmente en lo cierto al decir que hay que seguir buscando soluciones".