CRISIS Y CORONAVIRUS

EEUU acuerda otro paquete de ayuda para pymes, hospitales y pruebas

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Idoya Noain

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Igual que en lo sanitario el coronavirus golpea especialmente a los más débiles y vulnerables, en lo económico su impacto es más duro para las pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales agonizan en la pandemia. Son esos pequeños negocios los que más necesitan el respirador de la ayuda pública, y a tratar de mantenerlas con vida en Estados Unidos, garantizando que puedan seguir pagando nóminas y evitar despidos, va destinado el grueso del segundo paquete de estímulo que ha preparado la Casa Blanca de Donald Trump con el Congreso, una inyección de más de 480.000 millones de dólares que también incluye partidas para hospitales y pruebas de covid-19, una enfermedad que de momento ha contagiado a más de 820.000 personas en EEUU y ha dejado más de 45.000 muertos.

La ayuda era necesaria porque el primer programa de ayuda de 349.000 millones, parte del histórico rescate de 2,2 billones de dólaresse agotó en dos semanas. Lo hizo, además, con escándalo, pues se ha sabido que mientras miles de pequeños negocios no conseguían acceder a las ayudas se beneficiaron de ellas grandes empresas, incluyendo según un análisis de ‘The Wall Street Journal’ 103 que cotizan en bolsa, 20 con más de 500 empleados y 29 con ingresos de más de 100 millones de dólares.

Ya el lunes una de las grandes empresas señaladas en el escándalo, la cadena de hamburgueserías Shake Shack, anunció que devolvería los 10 millones que había recibido. Y el martes el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, recordó que “la intención de este dinero nunca fue para grandes compañías que cotizan que tienen acceso a capital” y se mostró confiado en que devolverán los préstamos “o potencialmente habrá otras consecuencias”. Mnuchin prometió también que se emitirán “directrices muy claras” para explicar quiénes pueden acceder a la ayuda.

La radio pública NPR, mientras, ha comprobado que los bancos encargados de gestionar la distribución de las ayudas del gobierno se han quedado 10.000 millones de dólares en comisiones. Y cuatro entidades bancarias enfrentan ya demandas en las que se les acusa de haber dado prioridad a la gestión de préstamos y ayudas a las empresas más grandes porque sus comisiones eran mayores con esas operaciones.

Logros y fracasos

El nuevo paquete, que fue aprobado el martes por el Senado y se espera que el jueves reciba luz verde en la Cámara Baja y sea firmado por el presidente Trump, ha sido negociado entre republicanos y demócratas. Estos últimos consiguieron elevar cantidad destinada a pequeños negocios inicialmente propuesta por los conservadores, pasando de 250.000 a 380.000 millones de dólares. Lograron también que parte de ese dinero, concretamente 60.000 millones, vaya a entidades comunitarias que prestan a pequeños negocios sin acceso suficiente a entidades bancarias. 

Los demócratas consiguieron también sumar al paquete una partida de 75.000 millones de dólares para hospitales y otros 25.000 millones para realizar pruebas, uno de los pasos básicos que debe dar el país si quiere avanzar en los planes para reabrir la economía. 

No obstante, los demócratas fracasaron en otros objetivos y el paquete no incluye, por ejemplo, ayuda que reclaman estados y municipios ni financiación para programas como el de asistencia para alimentación para los ciudadanos de menos ingresos.

Inmigración

La profunda crisis económica y su brutal impacto, con al menos 22 millones de estadounidenses sumándose a las listas del paro en el último mes, late también tras la última decisión de Trump, que este miércoles firma una orden ejecutiva por la que va a suspender durante 60 días la concesión a inmigrantes de permisos de residencia permanente, las “green cards” que abren las puertas al mercado laboral en EEUU.

La orden tiene un alcance menor de lo que el propio Trump avanzó el lunes, cuando en un tuit prometió suspender temporalmente toda la inmigración a EEUU. Finalmente no afectará a inmigrantes que llegan para visitas o como trabajadores temporales, mano de obra fundamental para sectores como el agrícola o el tecnológico. En cualquier caso, le ha servido al presidente para lanzar su mensaje nacionalista de “América primero”. “Ayudaremos a poner a los estadounidenses parados primeros en la lista de empleo cuando EEUU reabra”, dijo el martes. “No queremos que tengan competencia”.