PANDEMIA GLOBAL

Desde Rusia con amor

Una mujer muestra una bandera rusa durante una intervención en una residencia sanitaria en la que participaron soldados del Ejército ruso e italiano, el pasado 7 de abril en Treviglio.

Una mujer muestra una bandera rusa durante una intervención en una residencia sanitaria en la que participaron soldados del Ejército ruso e italiano, el pasado 7 de abril en Treviglio. / periodico

Marc Marginedas

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"Instrumento geopolítico"; "formidable campaña de relaciones públicas". Estos fueron algunos de los epitetos que recibió, a finales de marzo, la llegada a la base militar Peratoca di Mare, a 30 kilómetros al sur de Roma, de decenas de toneladas de material sanitario, junto a ocho brigadas médicas, enviadas por el Ministerio de Defensa de Rusia a bordo de nueve gigantescos aviones de carga Iliushin Il-76. Según fuentes rusas, entre el personal y el equipamiento desplazado al país transalpino, etiquetado con inmensos carteles en los que podía leerse la frase 'Desde Rusia con amor', se hallaban "unidades especializadas en la desinfección" y "médicos especialistas en virología".

Tres semanas después de aquel aterrizaje, con la pandemia en aparente remisión al sur de los Alpes, las controversias políticas que han acompañado al despliegue de los militares rusos han acabado por arruinar cualquier posible veleidad del Kremlin de ejercer "un poder blando" en un país miembro de la OTAN. Si es que esta alguna vez existió, como niega insistentemente el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, cuando es preguntado al respecto.

Última de las polémicas

La última de estas polémicas ha venido de la mano de 'La Repubblica', uno de los principales diarios italianos. En una información difundida el domingo, el rotativo sostiene que en Whatsapp están circulando "invitaciones" en las que se pide a los italianos que "hablen bien de Rusia" y se disocien de "las cosas malas que se dicen sobre el país de Putin". A cambio, se ofrece la suma de "200 euros".

"Se necesitan 15 italianos que digan algo bueno sobre la ayuda humanitaria rusa; los vídeos deben publicarse en Twitter, Facebook o Instagram; mejor vídeos o textos con fotos; por vídeos pagan 200 euros; por textos, menos",  reza uno de los mensajes que ha podido leer el autor de la información, el periodista Fabio Tonacci. El reportero, además, interroga a una niña que publicó a pies juntillas dicho mensaje favorable a Rusia en Tik-Tok, una red social china de descarga de vídeos cortos muy popular entre los adolescentes. Ésta, además, explicó que fue una amiga suya la que le sugirió la idea, prometiéndole que recibiría "20 euros" por clip.  

Llueve sobre mojado

Llueve sobre mojado. Porque la llegada de los médicos y militares rusos a Italia arrastra ya un buen número de polémicas, que incluso han obligado al Gobierno de Giuseppe Conte a salir en defensa de los reporteros italianos. En dos artículos separados, el diario de Turín 'La Stampa' denunció que el 80% del material enviado por Moscú era "inservible", según aseguraron al rotativo fuentes anónimas, y que entre el equipo médico presente en suelo italiano se hallaban "expertos en la guerra bacteriológica" y miembros de la inteligencia militar, más conocido como GRU.

La respuesta de Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, fue interpretada como una amenaza velada contra los autores de la información, motivando una furibunda reacción de la prensa italiana. Tras negar las acusaciones, Konashenkov denunció en su página de Facebook una campaña de difamación contra su país, acabando el escrito con un lapidario proverbio romano: "Quien cava una fosa para el prójimo, acaba cayendo en ella primero". Después de las protestas del diario y la lluvia de críticas en Twitter de periodistas locales, el Ejecutivo de Roma, tras agradecer a Moscú la ayuda prestada, recordó que la libertad de prensa y el derecho a la crítica eran "valores fundamentales" en Italia.