PANDEMIA GLOBAL

Anne Rasmussen : "El virus no tiene nacionalidad. Hay que protegerse de un enemigo interno"

La especialista francesa en historia de las ciencias cree que la cultura de la prevención no ha estado a la altura del desafío de la pandemia

Anne Rasmussen.

Anne Rasmussen. / periodico

Eva Cantón

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Directora de estudios de la Escuela Superior de Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de París, especialista en historia de las ciencias y en la llamada gripe española, la investigadora Anne Rasmussen cree que una de las lecciones que debemos aprender de la crisis sanitaria del covid-19 es que lo que ella denomina como "la cultura de la preparación" en Occidente no ha estado a la altura del desafío de la pandemia. "La relativa contención de anteriores epidemias de coronavirus, como el SARS y el MERS, disminuyeron la percepción del riesgo sanitario en países que no se vieron afectados, a diferencia de los países asiáticos, donde la cultura de la preparación y el uso de mascarillas es mayor", responde por 'e-mail' a EL PERIÓDICO.

¿Puede compararse la epidemia de coronavirus con la gripe de 1918?

Sí, se pueden comparar, pero eso no significa que sean idénticas. Se asemejan porque se trata de infecciones respiratorias contagiosas, por la relativa impotencia terapéutica en la que nos encontramos y por su caracter pandémico. En 1918, en oleadas sucesivas, la gripe se extendió por todos los continentes y países, hasta por las regiones polares. Hoy también tememos la expansión progresiva de la enfermedad a escala global.

¿Y en qué se diferencian ?

La diferencia es, por un lado, que la OMS tiene un sistema eficaz de alerta y, por otro, que el conocimiento avanza más deprisa que en 1918. La secuenciación del coronavirus se ha hecho en unos días, el intercambio de información científica es internacional y las investigaciones sobre los antivirales y las vacunas ya están en marcha. Además, los países ricos, sobre todo en Europa, tienen sistemas de salud y de protección social muy superiores a los de entonces.

¿Por qué se llamó gripe española si el virus no se originó en España?

Porque la pandemia se produjo durante la primera guerra mundial y la información sensible, sobre todo la sanitaria, estaba censurada en los países beligerantes. Como España fue neutral, la información circulaba libremente, acreditando el rumor de que el origen de la gripe era español, cuando no lo era. Los contemporáneos se dieron cuenta rápidamente, pero mantuvieron la denominación. 

¿Qué medidas adoptaron los países en ese momento?

Los que estaban en guerra primaron la continuidad de las operaciones militares sobre el control de la epidemia. En Europa, la circulación de tropas, los soldados de permiso y la repatriación de refugiados y de prisioneros impidió medidas de contención. Muy pocos países establecieron cuarentenas. Las políticas sanitarias se centraron en el enfermo.

¿Fue menor la mortalidad en las zonas donde se decretaron cuarentenas?

Los casos estudiados en Australia, algunas ciudades de Estados Unidos y algunas islas revelan una diferencia de mortalidad pero, ojo, hablamos de cuarentena, es decir de un cordón sanitario en la frontera o de restringir las reuniones públicas, no de un confinamiento como el que vivimos ahora. Un caso famoso en 1918 fue el de Samoa. El oeste de las islas, bajo administración de Nueva Zelanda, tuvo una tasa de mortalidad del 25% mientras que en el este, administrado por Estados Unidos y sometido a una dura cuarentena, la mortalidad fue prácticamente nula. Pero una cuarentena en estado puro facilitada por el caracter insular del territorio es difícilmente aplicable en otros sitios.

¿El cierre de fronteras es eficaz desde el punto de vista sanitario para contener el virus ?

Con el alto grado de contagio de infecciones respiratorias como la gripe o el covid-19, las medidas en las fronteras son completamente ilusorias. El problema ya no es nacional, y el virus no tiene nacionalidad. El covid-19 no es chino, como la gripe no fue española. De lo que hay que protegerse es de un virus considerado como un enemigo interno. Antiguamente, para protegerse de la peste y el cólera había lazaretos, lugares cerrados, medio hospitales, medio cárceles, donde se retenía a los viajeros procedentes de focos epidémicos para impedir la entrada de casos sospechosos. Pero al desarrollarse la teoría de los gérmenes y conocer la causa de las enfermedades infecciosas los métodos profilácticos cambian. Se inspeccionan barcos, se hacen diagnósticos individuales, se hospitaliza y se hace un seguimiento del itinerario de los enfermos. 

El mundo de hoy es diferente al de 1918 pero vemos la dificultad de los sistemas sanitarios europeos para enfrentarse a la crisis. ¿Qué lecciones debemos aprender?

Una de las grandes lecciones de esta crisis es que la cultura de la preparación no ha estado a la altura del desafío de la pandemia actual. Los sistemas sanitarios, que en Europa descansan en el Estado del bienestar, están en tensión porque los sistemas económicos liberales han limitado el gasto público. Al tratarse de un nuevo virus, la falta de  inmunidad y la ausencia de tratamiento y vacuna conllevan la hospitalización de los casos graves y por eso vemos lo difícil que es hacer frente a una crisis aguda de carácter excepcional.

¿Cuál fue el balance de la gripe de 1918 ?

El coste demográfico nunca se sabrá por falta de datos sobre el número de víctimas en Asia y África, pero actualmente se estima que el balance mundial fue de más de 50 millones de muertos.