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La cadena alimentaria se ralentiza en Italia

La plaza del Duomo de Milán, ayer.

La plaza del Duomo de Milán, ayer. / periodico

ROSSEND DOMÈNECH

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El día 21 de febrero, cuando el Gobierno italiano 'cerró' Lombardía a causa del Covid-19, en las aduanas de Italia con Francia, Austria y Eslovenia fueron bloqueadas  exportaciones italianas por valor de 44.600 millones de euros. Poco después la UE las desbloqueó, pero  junto con los primeros 'asaltos'a los supermercados, el circuito agrícola-transformación-comercio-cliente empezó a dar señales de ralentización. "La cadena alimentaria dentro de Europa no se interrumpe", dijeron desde Bruselas.

"No existe ningún problema para el suministro de los centros de alimentación", repite también el Gobierno. Sin embargo, las medidas introducidas por los distintos decretos sobre la emergencia, relativos a la seguridad de los trabajadores, han comportado una ralentización efectiva de la cadena alimentaria.

"Se ralentiza, ciertamente, para poder respetar las debidas normas de seguridad", explica Bruno Piraccini, presidente de la cadena de industrias de alimentación Orogel. La conocida marca Ferrero del norte de Italia ha reducido el 50% la mano de obra empleada para poder aplicar las normas de seguridad de los trabajadores (un metro de distancia uno de otro, desinfecciones regulares a las entradas y salidas... etc.).

Alerta ante el crecimiento de la demanda

El circuito aviar ha alertado sobre los problemas derivados de la necesidad de ralentizar la producción. "Estamos haciendo frente a la mayor demanda de las familias, pero estamos recibiendo informaciones graves sobre la situación", afirma  Fai-Cisl,  sindicato del sector. En Italia existen 18.000 granjas de aves con 38.000 empleados que, por las características del sector, tiene que trabajar codo a codo.

Algunas empresas, como Tre Valli de san Martino Buon Albergo (Verona), han tenido que disminuir los turnos de sus 2.000 empleados, lo que ha conllevado una disminución de la producción. Para obviarla, se han aumentado los horarios de trabajo de la empresa, tranformándolos en un ciclo continuo de 24 horas. Lo mismo han tenido que hacer la mayoría de industrias para poder aplicar las medidas de seguridad anticontagios.

Claudio Gradara, presidente de Federdistribuzione, asegura que "el sistema aguanta", pero que, "el desplazamiento del consumo de unos productos a otros ha creado tensiones entre sectores". Entre estos se encontraría la agricultura que, según Federdistribuzione, habría perdido "de golpe a 300.000 personas del sector, con prevalencia de extranjeros". Este dato, analizado por la Seguridad Social italiana (INPS), indicaría que muchos de los no italianos empleados en agricultura trabajaban en negro, lo que con las nuevas medidas resulta más difícil.

Un fenómeno análogo está sucediendo con las mujeres de limpieza y cuidadoras domésticas, aunque en este caso, los empleadores les habrían dado de baja pero para seguir trabajando en negro. Con esta argucia, podrían accedera además  a los subsidios familiares que el Gobierno ha predispuesto para la emergencia.

El inicial bloqueo de fronteras y el sucesivo aumento de los controles sanitarios han aumentado el 70% el transporte de mercancías por tren. "Un aumento tan repentino ha puesto a prueba todo el sistema intermodal de transporte", explica Alessio Muciaccia, consejero delegado de GTS de Bari, una de las mayores empresas del sector.

"Nuestra industria ha resistido a dos guerras mundiales y a la ‘gripe española’, no se rendirá ciertamente frente al coronavirus", afirma  Tiziano Fusar Poli, presidente de Soresina, primera productora del queso Grana Padano, además de mantecas, leche y derivados.

Comercio electrónico

Las restricciones de seguridad a causa del virus han disparado las ventas on line de productos de la alimentación.  Molino Rossetto ha aumentado la venta de harina por comercio electrónico en un  350%. El centro IRI estima que durante las primeras tres semanas de confinamiento (Italia se encuentra en la cuarta semana), ha aumentado la venta on line de 30 materias primas .

La harina, usada para elaborar pastas caseras y otros alimentos, se "ha situado en el puesto número nueve del ránking, con un aumento del 58,7%, por detrás de los productos sanitarios, carnes en lata, legumbres secas y jabones.