ALERTA SANITARIA

La FED abre un grifo ilimitado de liquidez y el Congreso ultima la madre de todos los rescates

Una mujer se protege con una mascarilla en el acceso a la sala de urgencias de un hospital en Nueva York.

Una mujer se protege con una mascarilla en el acceso a la sala de urgencias de un hospital en Nueva York. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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Estados Unidos ha entrado en una semana decisiva para tratar de prevenir el hundimiento de su economía por las consecuencias del coronavirus. Con más de 35.000 contagios en todo el país y cerca de 450 muertos, uno de cada tres estadounidenses ha recibido ya órdenes de confinamiento, medidas que están paralizando rápidamente la economía mientras se mantiene la zozobra en los mercados por el pánico de los inversores. Pocos economistas dudan en que habrá una recesión. La pregunta estriba más bien en saber cuánto durará y si podrá prevenirse una depresión. Por el momento, la Reserva Federal ha vuelto a salir al rescate. Este lunes ha anunciado las compras ilimitadas de deuda para evitar las quiebras de empresas y administraciones públicas y reflotar a los mercados de crédito. 

La maniobra sin precedentes del banco central elimina cualquier límite a su intervención en la economía para asegurarse de que el crédito sigue fluyendo mientras los despidos se generalizan y las empresas sufren para mantenerse a flote. El presidente de la Reserva Federal de San Luis, James Bullard, dijo hace unos días que el desempleo podría alcanzar el 30% de la población activa durante el segundo trimestre del año, un porcentaje que superaría la hecatombe de la Gran Depresión, de ahí que las autoridades estén embarcadas en una angustiosa carrera contra el tiempo. En paralelo al auxilio monetario de la Fed, el Congreso ultima un paquete de estímulo fiscal cercano a los dos billones de dólares, una cifra muy superior a la desplegada durante la crisis del 2008. 

Incertidumbre

“Aunque sigue habiendo una gran incertidumbre, no hay duda de que nuestra economía sufrirá severas perturbaciones”, dijo la Fed en su comunicado. “Es necesario adoptar agresivas medidas en el sector público y privado para limitar las pérdidas de empleo e ingresos y promover una rápida recuperación cuando amainen las perturbaciones”. Las medidas de la Fed se han concebido en varios ámbitos. Por un lado, incluyen la compra de bonos del Tesoro y títulos asociados a hipotecas, tarjetas de crédito y deuda estudiantil para evitar que se disparen los intereses que paga el consumidor y asegurarse de que el crédito sigue fluyendo. También contempla la adquisición masiva de deuda de las grandes empresas para que puedan mantener sus operaciones, así como líneas de préstamos ventajosos para las pymes. 

En paralelo pretende respaldar la deuda de municipalidades y estados, sometidos a una enorme presión por el coste social y sanitario de la epidemia. Estados como Rodhe Island ya han advertido de que podrían quedarse sin dinero en solo “unas semanas”. “Hay un verdadero riesgo de que la pandemia desencadene una crisis financiera como la que vimos en el 2008. Básicamente, lo que está haciendo la Fed es desplegar todas las herramientas que ensayó durante la Gran Recesión para asegurarse particularmente de que aguantan los mercados de deuda y crédito”, afirma a este diario el profesor de Finanzas de la Universidad de Carolina del Norte, Gregory Brown. 

Cortafuegos

El nuevo cortafuegos de la Fed no consiguió frenar las ventas generalizadas en las bolsas, como ya sucedió la semana pasada, cuando dejó los tipos de interés muy cerca del 0% y reanudó las compras masivas de bonos del Estado y títulos hipotecarios. Los mercados están muy pendientes de lo que sucede en el Capitolio, donde se prepara la madre de todos los rescates, un plan cercano a los 1,8 billones de dólares para inyectar efectivo en el bolsillo de la ciudadanía, ayudar a las empresas, respaldar al sistema sanitario y rescatar a los sectores más damnificados por la crisis, como las líneas aéreas o la hostelería. 

Este mismo lunes los demócratas han impedido por segunda que vez que avance la tramitación del paquete propuesto por los republicanos. Aunque hay muchos puntos de acuerdo, como un plan para enviar cheques de 1.200 dólares a la mayoría de adultos estadounidenses y de 500 dólares para los niños, persiste la desconfianza política, dadas las dimensiones del rescate. Los demócratas argumentan que el estímulo favorece excesivamente a las grandes empresas, en detrimento de la ciudadanía y el sistema sanitario. Ni unos ni otros tienen esta vez tiempo para sus refriegas cotidianas. La urgencia apremia.