COVID-19

Argentina declara cuarentena total en el país por coronavirus

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Abel Gilbert

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A las puertas del otoño, Argentina entra en cuarentena general al menos hasta el 31 de marzo. El presidente Alberto Fernández la llamó "aislamiento social preventivo obligatorio". Lo que se busca es atenuar la propagación del coronavirus que las autoridades sanitarias esperan para abril. El Gobierno peronista intentó evitar este escenario de restricciones en un país en recesión. Las circustancias -128 infecciones y y tres muertes- obligaron a tomar una decisión que el mandatario calificó de "excepcional en un momento excepcional".  

Desde la primera hora de este viernes se prohíbe la libre circulación por rutas y espacios públicos. Los argentinos solo podrán desplazarse hasta los supermercados, farmacias, veterinarias y ferreterías que estén en sus inmediaciones. Las actividades que no deben cumplir las restricciones están vinculadas con las áreas de Salud, Seguridad, Defensa, Migraciones y Bomberos. El Poder Judicial tendrá un funcionamiento mínimo. Los comedores escolares y comunitarios se mantendrán porque resuelven las necesidades de miiles y miles de niños en situación de pobreza. Se podrá retirar dinero de los cajeros automáticos.

El presidente no tiene dudas de que Argentina vive "el problema de salud más grave que hemos tenido en toda nuestra vida democrática". Las autoridades sanitarias creen no obstante que se ha ganado tiempo desde que se conocieron los casos en China y luego se replicaron en Italia y Espala. Sin embargo remarcan que es imprescindible "achatar" la curva de contagios porque Argentina, después de años de ajuste económico, cuenta con su estructura hospitalaria dañada. De lo que se trata, por lo tanto, es de que no tenga lugar un crecimiento exponencial de las infecciones y que las personas que contraigan el COVID-19 puedan ser tratadas de manera pertinente. Si las dificultades son de un rango "intermedio", el número de casos se duplicará cada tres días hasta fin de mes y la pandemia sería controlable.

Distintos integrantes del Gobierno no se cansan igualmente de recordarle a los argentinos que su antecesor, Mauricio Macri, habría convertido al ministerio de Salud en Secretaría para cumplir con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El Instituto Malbrán, encargado de hacer todos los estudios del coronavirus, perdió buena parte de su presupuesto entre 2016 y 2019. La pandemia llegó a este país cuando empezaban a sentarse de un modo muy precario las bases de la recuperación del sistema, lo que contempló la refundación del ministerio de Salud.

QUEDARSE EN CASA

"Si nos quedamos en casa, nos preservamos todos", dijo Fernández al hablarle a los argentinos en la noche del jueves. Su decreto abre las puertas para "prorrogar" la cuarentena "el tiempo que se considere necesario". Eso dependerá de "la situación epidemiológica".

A la par de su discurso, Fernández le escribió una carta a los argentinos que circuló en todos los medios de comunicación. Allí recordó que no hay una "solución milagrosa" para enfrentar la pandemia. "Quizás algunos esperan un milagro del estado de emergencia y que todo se resuelva en un minuto, un día, una semana, un mes. Yo no vengo a hacer ninguna promesa imposible", señaló y, por eso, remarcó la necesidad de que la sociedad cumpla a rajatabla con el protocolo anunciado. Fernández advirtió en ese sentido que las fuerzas de seguridad serán inflexibles en el cumplimiento del decreto. El presidente se mostró decepcionado con las imágenes periodísticas de colas de automóviles tratando de entrar a los balnearios bonaerenses como si se tratara de un feriado puente. "Seguimos teniendo el problema de gente que no entiende que no puede circular por las calles".

Detener la vida económica con excepción de la producción alimentaria y de medicinas supone un nuevo golpe para una economía abrumada de problemas y en medio de la posibilidad cada vez más real de que Argentina suspenda los pagos de su deuda externa, que este año ascienden a los 62.000 millones de dólares. Los gobernadores de las provincias ya le plantearon al presidente el temor de no poder pagar los salarios a los empleados públicos como consecuencia de la merma en la recaudación del fisco.