PANDEMIA GLOBAL

Doble cierre sobre Belén

Una mujer palestina cubre su cara con un pañuelo mientras un trabajador de protección civil desinfecta un portal, el pasado día 16 de marzo.

Una mujer palestina cubre su cara con un pañuelo mientras un trabajador de protección civil desinfecta un portal, el pasado día 16 de marzo. / periodico

Ana Alba

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El Hosh Syrian es uno de los hoteles más pintorescos de Belén. Situado en el corazón de esta ciudad palestina donde la tradición y la Biblia indican que nació Jesucristo, el establecimiento dispone también de uno de los restaurantes de más calidad e innovación culinaria.

Su chef y propietario, Fadi Kattan, suele colgar el cartel de "completo" con almuerzos, cenas y alojamiento de palestinos, expatriados y turistas pasajeros. Pero desde hace una semana, ha tenido que cancelar todas las reservas hasta el 20 de marzo a causa de la epidemia de coronavirus. Belén está cerrada a cal y canto, "es como una ciudad fantasma", asegura Kattan por teléfono.

Todo empezó cuando turistas surcoreanos que habían visitado Palestina e Israel dieron positivo en las pruebas del coronavirus al regresar a casa. Luego se descubrieron nuevos casos en el Hotel Angel de Beit Jala -ciudad vecina de Belén-, donde se habían alojado unos griegos que dieron positivo después del viaje.

Trabajadores palestinos aislados

"Hay un grupo de 43 personas bajo cuarentena, entre ellos, 13 americanos que han dado negativo en las pruebas", explica a este diario Xavier Abu Eid, portavoz de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). "Están impresionados, los vecinos les mandan knafe (dulce palestino) y comida todos los días", comenta Abu Eid.

El resto de aislados en dos hoteles son trabajadores palestinos confinados porque estuvieron en contacto con los turistas griegos contagiados. "Tienen entre 25 y 38 años y no son casos complicados", confirma Abu Eid.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) declaró el cierre de todos los hoteles en Belén y localidades vecinas, se pidió a los turistas que volvieran a sus países y se clausuró la ciudad, creándose "una sensación general de pánico", explica Kattan.

Sensación de ahogo

Al ministro de Defensa israelí, Naftali Bennett, le faltó tiempo para imponer un segundo cierre sobre Belén, que se encuentra a 8 kilómetros al sur de Jerusalén y está rodeada por el muro de hormigón que Israel levantó en Cisjordania, algo que produce sensación de ahogo. A la ciudad se accede de forma directa por el control militar 300.

"Tenemos un doble cierre, el de la ANP y el de Israel, la sensación es de clausura total. Las dos partes cooperan en la cuestión del coronavirus", confirma Abu Eid.

"Ni palestinos ni israelís (ni extranjeros) podemos entrar o salir de Belén. Hemos visto imágenes angustiosas de soldados israelís vestidos con trajes químicos en el principal control militar", señala Kattan. 

En Belén, todas las escuelas, instituciones públicas, hoteles, restaurantes, iglesias y mezquitas están cerrados, incluida la Basílica de la Natividad. Se han prohibido las reuniones numerosas, se han fumigado espacios colectivos y contenedores de basura y se recomienda a los ciudadanos que no salgan de casa.

Población bien abastecida

"La situación es muy drástica", asegura Kattan, que solo recorre unas calles vacías para comprar en las tiendas que se mantienen abiertas. "Los mercados están cerrados, pero algunos comercios, no, y tienen todos los productos. Faltan mascarillas de respirar, geles sanitarios de manos y toallitas", relata el propietario de Hosh Syrian.

"Hasta el momento no se ha informado de ningún desabastecimiento. La Cámara de Comercio de Hebrón ha mandado todos los productos necesarios a Belén", indica Abu Eid.

"La ciudad es pequeña, todo el mundo se conoce. Hay mucho miedo a contagiarse", comenta Kattan. Hasta ahora, 44 personas han dado positivo al COVID-19 en los territorios palestinos, 39 en la Gobernación de Belén, una en la de Tulkarem, al norte de Cisjordania, y otras cuatro que procedían de Jordania y se encuentran en Ramala y Jericó, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ninguna de ellas está grave. En Israel, los casos son 433.

Unas 2.000 personas se encuentran en cuarentena, en sus casas, en Belén, porque tienen algún síntoma de coronavirus, pero no les han hecho pruebas. "El Ministerio de Sanidad ha llevado a cabo 190 tests que han dado negativo", apunta Kattan.

Temporada perdida para los hoteles

Este hotelero da por perdida la temporada en su negocio. Para él y el resto del sector de la hostelería, el coronavirus puede suponer la ruina.

"Marzo es el inicio de la temporada alta, después de un enero y febrero flojos, tras la Navidad. A final de marzo se celebraba el Maratón de Belén, que se ha cancelado y suponía ingresos. Luego tenemos Semana Santa y Ramadán, días fuertes a nivel de turismo", señala Kattan.

Muchos clientes están anulando reservas en Hosh Syrian en fechas posteriores al 20 de marzo. "Será una época muy difícil para esta industria (turística) y le costará levantarse", lamenta Kattan. 

El problema de Belén es que depende económicamente del turismo. "El desafío ahora es sobrevivir a estos tiempos difíciles. Como hoteleros tenemos obligación de pagar los salarios a nuestro personal", dice Kattan.

La ANP ha declarado el estado de emergencia en los territorios palestinos durante 30 días y se están tomando precauciones en diversas poblaciones. En algunas iglesias de Ramala (Cisjordania), por orden del Patriarcado Latino, no se permite la entrada a misa de más de 15 personas y se reparte gel desinfectante.