ENTREVISTA

"La forma de actuar de la policía chilena hoy es muy similar a la de la dictadura"

El profesor chileno Matías Orellana, que ha perdido un ojo por el impacto de un bote de gas lacrimógeno, posa en Madrid para EL PERIÓDICO.

El profesor chileno Matías Orellana, que ha perdido un ojo por el impacto de un bote de gas lacrimógeno, posa en Madrid para EL PERIÓDICO. / periodico

Laura Puig

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Matías Orellana, un profesor de educación física de Viña del Mar (Chile) de 26 años, se quedó sin el ojo derecho el pasado 1 de enero, cuando recibió el impacto de un bote lacrimógeno lanzado por un carabinero que estaba reprimiendo una manifestación en contra del Gobierno de Sebastián Piñera. El disparo también le provocó una fractura craneal. Estos días está de gira por Europa para explicar su caso y para reunirse en Ginebra con la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y expresidenta chilena, Michelle Bachelet. Atiende a EL PERIÓDICO por teléfono.

¿Recuerda cómo ocurrió todo?

El 1 de enero estaba en Valparaíso con unos amigos, íbamos al Cerro Alegre, un lugar muy popular y turístico, a despedir a un amigo. Para llegar hasta allí teníamos que pasar por la Intendencia Regional, donde estaba desarrollándose una manifestación. La represión estaba bastante fuerte, había vehículos lanza-aguas, tiraban gases, se escuchaban disparos, etc. Estuvimos mucho rato mirando, intentando cruzar. Finalmente cruzamos corriendo y nos quedamos en un lugar más o menos seguro mirando lo que ocurría. Hasta que un destello de luz me alcanzó el cráneo en segundos y caí al suelo. Era una bomba lacrimógena percutada por una escopeta. Me produjo dos lesiones: primero, la explosión del globo ocular, que posteriormente fue retirado, por lo que perdí el ojo por completo y ahora tengo una prótesis; pero la lesión más complicada fue una fractura craneal múltiple, que dejó mi cerebro expuesto y es lo que todavía me tiene más afectado.

¿Los carabineros disparan para causar daño a los manifestantes?

Exacto, es lo que ha pasado durante estos cuatro meses, por eso hay tantas las víctimas. En todas las manifestaciones vemos cómo los carabineros disparan al cuerpo, muchas veces a quemarropa y otras a distancia. Hasta ahora se calcula que hay 2.300 heridos solo por balines y balas, y esa es una cifra oficial, por lo que se queda corta porque la mayoría de personas que reciben balines no constatan las lesiones por miedo a lo que pueda ocurrir en los hospitales. Con lesiones oculares hay entre 420 y 440 víctimas, de los cuales 36 hemos perdido el ojo completo.

¿Ha podido recuperar su rutina habitual?

No, hasta dentro de unos meses no voy a poder volver al trabajo. Antes de venir a Europa estaba en cama, en reposo absoluto por la lesión cerebral. Estoy con baja médica.

¿La actual violencia policial es heredera de la dictadura de Pinochet?

Hemos visto cosas muy similares, salvando las distancias. La forma de actuar es muy parecida: la tortura, las violaciones sexuales, los disparos, las detenciones ilegales o las desapariciones, que afortunadamente ahora son por horas y días pero que algunas han terminado con las personas muertas.

¿El plebiscito por una nueva Constitución del 26 de abril servirá para avanzar?

Yo creo que el Acuerdo por la paz social y la nueva Constitución es una distracción que busca dividir a la población aún más y fijar la atención en eso. Hay que tener en cuenta que este acuerdo fue pactado por los partidos políticos y no participó ninguna organización social. Algo fundamental para entender lo que estamos viviendo es que la situación social se desencadenó en gran parte por la desconfianza hacia los partidos, son ellos los que firmaron el acuerdo por la paz y también los que firmaron nuevas leyes altamente represivas que suben las condenas a la protesta social, que prohíben ir encapuchado y participar en una barricada, ahora los militares pueden disparar a matar. En mi opinión, este acuerdo es una farsa porque la paz no ha vuelto y porque esta Constitución va a ser redactada posiblemente por las mismas personas que hoy en día están en el Congreso o por personas que tengan dinero suficiente para financiar una campaña. Estamos en el Gobierno de Sebastián Piñera, que no ha querido flexibilizar en nada, y existe el miedo a que esta nueva Constitución pueda profundizar aún más en el modelo neoliberal. Estamos todos de acuerdo en que la Constitución hay que cambiarla, la cuestión es la forma y quién la va a elaborar.

En alguna entrevista, usted ha dicho que el Gobierno tiene miedo a que cambien las cosas.

Exacto, tiene miedo el Gobierno y tienen miedo todos los políticos porque se les acaban los privilegios. En Chile existe una clase política, que es casi como una clase social, de muchas personas que están siendo beneficiadas y han sido beneficiadas durante muchos años por la política, con sueldos altísimos. La mayoría de los políticos, ya sean de derechas o de izquierdas, viven en barrios residenciales carísimos y están en una desconexión total con la población común y corriente. No conocen las necesidades, el transporte público, no conocen nada. Ellos tienen miedo de perder sus privilegios y por algo están reprimiendo tanto, no quieren perder tampoco sus negocios. Piñera y su familia tienen muchos negocios, aparece en la revista Forbes. Y la influencia exterior también pesa mucho, hay muchos negocios en Chile de países extranjeros. Nadie se manifesta por lo que sucede en Chile, pero a Venezuela la nombran todas las semanas en todos los medios.

¿Cree que, como dicen los analistas, será un marzo caliente en Chile?

Sí, aunque marzo se adelantó con el Festival de Viña del Mar, hubo muchas movilizaciones esa semana y ya estos días se ha puesto muy fuerte la cosa. Desde que han vuelto las manifestaciones, cinco personas han perdido el ojo.  Sí, será un marzo caliente, hay programadas movilizaciones todos los días, y en las protestas que ya se han llevado a cabo hemos visto cómo la represión ha sido igual de brutal, incluso han tirado bombas lacrimógenas en hospitales.

TEMAS