PRIMARIAS DEMÓCRATAS
La victoria de Biden en el 'supermartes' deja a Sanders sin su condición de favorito
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
Ricardo Mir de Francia
La carrera a la nominación demócrata va para largo. En solo cuatro días, todo ha cambiado sustancialmente: Joe Biden ha vuelto, como si resucitara entre los muertos, una remontada que recuerda a la que protagonizó Bill Clinton en las primarias de 1992. El veterano león del Senado, vicepresidente con Barack Obama e icono del 'establishment demócrata', ganó diez de los 15 estados y territorios del 'supermartes', la más decisiva de las jornadas de estas primarias. Los resultados no solo colocan a Biden con una ligera ventaja en delegados sobre Bernie Sanders, sino que han noqueado al único rival que le quedaba por el voto centrista, Michael Bloomnberg, quien anunció su retirada el miércoles tras un resultado decepcionante. Sanders tuvo que consolarse con la victoria en California, pero ha perdido su condición de favorito.
Como sucedió hace cuatro años, la pelea vuelve a ser cosa de dos. Un duelo entre dos viejos zorros de la política, septuagenarios y blancos, los improbables supervivientes de la parrilla de salida demócrata más diversa de la historia. Un insurgente que aspira a transformar el capitalismo estadounidense frente a un hombre del aparato que aboga por devolver el civismo a la Casa Blanca. Este 'supermartes' solo aplaza la decisión definitiva porque queda mucha tela por cortar antes de que cualquiera de ellos alcance los 1.991 delegados que garantizan la nominación. El recuento preliminar, a falta de cerrarse el escrutinio en varios estados, sitúa a Biden con 566 delegados frente a los 501 de Sanders.
Lo que no quita que el martes fuera un gran día para el primero, que ha pasado en 72 horas de ser un candidato sin mensaje, dinero ni energía a aglutinar todo el voto moderado. Biden barrió en los estados sureños de Alabama, Virginia, Tennessee y Carolina del Norte, espoleado por el voto negro. Ganó holgadamente en Arkansas, Oklahoma y Minnesota. Y dio la sorpresa imponiéndose en Tejas y en el bastión progresista de Massachusetts. “Estoy aquí para informaros de que estoy más que vivo que nunca”, exclamó pletórico ante sus seguidores en California, antes de fustigar a todos aquellos que dieron sus ambiciones por muertas tras los desastrosos resultados que obtuvo en la triada de estados que abrieron las primarias.
Movimientos tectónicos
Biden se lo debe todo a los afroamericanos y a los movimientos tectónicos en el seno del 'establishment' para frenar la revolución sanderista. Su nueva vida comenzó el sábado, cuando se impuso de forma incontestable en Carolina del Sur, donde supo capitalizar sus años al servicio de Obama. Pero todo se aceleró en las últimas 48 horas con las inesperadas renuncias de Pete Buttigieg y Amy Klobuchar antes del 'supermartes'. Ambos no tardaron en respaldar la candidatura del exvicepresidente, una maniobra que sirvió para acabar en gran medida con la fragmentación del voto centrista. Un círculo que se ha cerrado este miércoles con la renuncia de Bloomberg y su apoyo a Biden.
Esos votos delegados le permitieron ganar en estados donde no había hecho campaña, ni tenía casi oficinas o donde su propaganda electoral palideció frente a la de sus rivales. La gran mayoría de indecisos que decidieron a última hora, apostaron por Biden, según las encuestas a pie de urna. “Ahora es todos contra nosotros”, reconoció la campaña de Sanders en un correo enviado el martes a sus donantes.
Pero el socialdemócrata no ha dicho la última palabra. Sigue teniendo más dinero que su rival y un movimiento de masas solo comparable al de Donald Trump, aunque sus ambiciones para expandir el electorado llevando hasta las urnas a la población que raramente vota no se están materializando. Sanders ganó en California, el premio gordo de la noche, arrasó en su feudo de Vermont y se impuso en los estados occidentales de Utah y Colorado. Acostumbrado a luchar toda la vida contra gigantes y molinos, reaccionó con más optimismo del que aconsejaba la jornada. “Esta noche puedo aseguraros con absoluta confianza que vamos a ganar la nominación demócrata y vamos a derrotar al presidente más peligroso de la historia de este país”, dijo en Vermont. Su mejor esperanza pasa ahora por una eventual retirada de Elizabeth Warren, que no pasó del tercer puesto en ningún estado, un escenario que le permitiría consolidar el voto de la izquierda.
Coaliciones dispares
Los dos candidatos que deja el 'supermartes' rondan los 78 años, pero sus coaliciones electorales no podrían ser más diferentes. Sanders es el candidato de los progresistas, los hispanos y los menores de 45 años, particularmente de los milenials, que sueñan con un revolcón al sistema para atajar la desigualdad o el cambio climático. En cambio, Biden es el candidato de los moderados, los negros y los mayores de 45 años, principalmente los pensionistas. Es el idealismo contra el pragmatismo, el futuro contra el pasado, la brecha generacional e ideológica que está marcando estas primarias.
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