PERIODISTA Y ESCRITOR

Joan Cañete: "Crear un Estado palestino es inviable"

el periodista joan cañete

el periodista joan cañete / periodico

Kim Amor

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Trece años después de dejar la corresponsalía en Israel, Joan Cañete, actual subdirector de EL PERIÓDICO, publica el libro de ensayo Muros, bosques, tumbas. Un periodista en Jerusalén (Editorial Lengua de Trapo), una reflexión sobre el conflicto palestino-israelí vivido sobre el terreno.

Llegaste a Jerusalén en el 2002 con el propósito de ser imparcial, y pronto tomaste partido. ¿Qué pasó?

Yo no le llamaría tomar partido. Hice mi trabajo. Cuando llegué me di cuenta de que había un discurso político dominante que los medios de manera explícita e implícita repetíamos y que es uno de los motivos por los cuales este conflicto se dice que es tan endemoniado e irresoluble. Y la única manera de deshacer este discurso era hacer un trabajo sobre el terreno como periodista y explicar lo que veía. No soy historiador ni  politólogo, por la tanto si tenía que escribir un libro tenía que ser un libro escrito por un periodista. De Jerusalén me fui de corresponsal a Washington y eso me permitió conocer en términos específicos el conflicto desde una perspectiva más amplia.

No se puede entender este conflicto sin Estados Unidos y la manera en que funciona la relación política entre EEUU e Israel que es sumamente compleja y se mezcla con cuestiones internas con la política americana y cuestiones geoestratégicas. Probablemente, también necesitaba alejarme un poco sobre el terreno para acabar de perfilar que era exactamente lo que quería decir. Este libro no es un libro neutral, adopto una posición, moral si quieres, pero ante todo basada en mi trabajo como periodista. Lo que no adopto tampoco es una falsa imparcialidad.

¿En qué consiste ese discurso dominante?

El que dice que el palestino-israelí es un conflicto muy difícil porque parte de la base de que son dos pueblos que tienen el mismo derecho sobre la misma tierra, que no hay manera de conseguir la paz porque los extremistas de las dos partes han dinamitado y boicoteado cualquier tipo de intento de conseguirla. En mi opinión, este no es un conflicto entre dos pueblos que tienen el mismo derecho sobre la misma tierra, porque eso implica que son simétricos, que tienen la misma capacidad de hacerse daño el uno al otro y no es así.

¿Y en qué se basa el conflicto desde tu punto de vista?

En la historia de un proyecto ideológico de enorme éxito, que es el sionista, que logra llevar a miles de personas de todo el mundo a una tierra y construir allá un gran país, moderno y ejemplar en muchos sentidos. Un proyecto que declara a Israel un Estado exclusivamente judío. Y ahí radica el problema: el proyecto sionista tiene que lidiar con el pequeño detalle de que ahí vivían y viven millones de personas que no son judías.

El libro arranca con el viaje que hizo a Israel Josep Pla en 1957 ¿Por qué has escogido a Pla como testimonio?

Me fascina Pla como escritor. El libro que escribió tras visitar Israel ha sido el referente para una parte importante del nacionalismo catalán, el que siente fascinación hacia Israel. El proyecto sionista tiene dos almas, por decirlo a groso modo. La colonialista, hombres europeos yendo a una tierra que no es europea, y otra nacionalista. A pesar de que al principio del libro Pla afirma que se dirige a Palestina, en el texto casi no aparecen palestinos. La negación de la existencia de los palestinos forma parte de la narrativa del proyecto sionista.

El Tel Aviv más liberal, el Jerusalén más conservador y los colonos extremistas de los territorios ocupados ¿Dónde situas a Theodor Herzl, fundador del sinonismo?

En todos. El sionismo es una ideología plural, rica, variada. Es de izquierdas, de derechas, de centro, laborista, sindicalista, de extrema derecha y de extrema izquierda. Tiene una capacidad envidiable para adaptarse a los cambios históricos, políticos, sociales. Es  laica a pesar de que parte de una identidad religiosa. Lo que une al sionismo, su hilo conductor, es el proyecto de construir un estado judío en todo Erez Israel.

Las tesis que defiendes en el libro las refuerzas con las de historiadores israelís muy críticos con la ocupación, como Shlomo Sand e Ilan Pappé, pero que no tienen repercusión en su país.

Sand y Pappé son dos 'outsiders' porque no son sionistas. Como ya he dicho no hay que dividir politicamente a la sociedad israelí entre izquierda y derecha. El eje diferenciador es si se és o no sionista, si se cree o no en el proyecto de crear un estado judío en todo el territorio de la palestina histórica. El baremo no es si estas a favor o en contra de la ocupación. La pregunta es si todo el que vive en esa tierra ha de tener los mismos derechos y libertades garantizados por el Estado o bien si el objetivo promordial a defender es un Estado judío para los judíos. Pappé y Sand no creen en esta segunda opción, que es minoritaria en Israel.

Los israelís acuden a las urnas en unas elecciones libres. En el libro cuestionas que Israel sea una democracia plena, ¿por qué?

Israel es una democracia para los ciudadanos judíos, que a la hora de  dar plenos derechos de ciudadanía se rige por criterios de etnia. Es el Estado de todos los judíos del mundo, pero no todos los ciudadanos israelís tienes los mismos derechos, me refiero a los israelís palestinos. Votan en las elecciones, tienen sus partidos políticos, pero no tienen los mismos derechos. Hay leyes que se aplican solo a una parte de la población. Además, Israel controla los territorios ocupados, cuyos habitantes viven despojados de los derechos humanos y las libertades políticas y civiles. Es lo que se llama ocupación.

Los palestinos han hecho uso del terrorismo para combatir la ocupación. ¿Qué grado de responsabilidad tienen de su situación actual?

El terrorismo fue una decisión estratégica fatal y además no supieron entender el cambio de paradigma mundial que implicó el 11S. El recurso al terrorismo siempre es un error condenable por el sufrimiento que comporta a las víctimas. El derecho a la vida está por encima de cualquier consideración. Ha habido otros grandes errores, como la división, la corrupción o la incapacidad para entender las coyunturas internacionales. Son errores que han ayudado a que el sionismo sea un proyecto de éxito.

Cuestionas que la causa palestina siga siendo un movimiento de liberación nacional…

Si entendemos el proyecto sionista como un proyecto de colonización, era coherente que la resistencia palestina tuviera una fase de movimiento de liberación nacional. Y también era lógico luchar por crear un estado palestino. Pero la realidad ahora, tras años de colonización israelí, es que de facto hay un solo estado en el territorio de lo que era la Palestina histórica. La colonización ha llegado a unos puntos tan profundos que es imposible ahora mismo decir que es posible crear un Estado palestino viable.

Qué consecuencias puede tener la aplicación del plan de Trump

El plan de Trump es el reflejo de lo que ya está pasando. La pregunta fundamental de este conflicto sigue siendo ¿cómo Israel piensa gestionar la vida de millones de personas que no pertenecen al proyecto sionista porque no son judíos? Desde mi punto de vista la causa palestina entendida como aspiración a crear un estado propio es una causa perdida, es inviable. Pero está por ver qué pasaría si los palestinos pasan a reclamar algo más sencillo y potente: los mismos derechos y libertades que los judíos que viven en el territorio de la Palestina del mandato británico.