LA CANDIDATURA DEMÓCRATA

La coalición contra Sanders cierra filas en torno a Biden

Los candidatos presidenciales demócratas Joe Biden (izquierda) y Bernie Sanders.

Los candidatos presidenciales demócratas Joe Biden (izquierda) y Bernie Sanders. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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En los errores republicanos del 2016 creen haber encontrado los demócratas la respuesta a sus ansiedades en EL 2020. Hace cuatro años Donald Trump ganó la nominación conservadora con menos del 45% de los votos. Durante muchos meses el partido asistió horrorizado al ascenso del magnate neoyorquino y trató de confabularse para impedir que se convirtiera en su candidato. No lo consiguió. En gran medida porque nunca logró que el voto anti-Trump se consolidase en torno a un solo candidato. Tanto el moderado John Kasich como el ultraconservador Ted Cruz se mantuvieron en la pelea casi hasta el final, mientras Marco Rubio no se retiró hasta después del 'supermartes', tras haber acaparado más del 10% de los votos. Una lección a la que se agarra ahora el Partido Demócrata para tratar de frenar a Bernie Sanders, su particular bestia negra.

Desde el sábado pasado los parámetros de sus primarias han cambiado radicalmente. La imponente victoria de Joe Biden en Carolina del Sur sirvió para resucitar su moribunda campaña, pero también para cerrar el camino de<strong> </strong>Pete Buttigieg y Amy Klobuchar, sus principales rivales por el voto moderado hasta entonces. Aunque ambos habían prometido seguir en la carrera, sorprendieron a propios y extraños al anunciar que se retiraban antes del crucial 'supermartes', en el que están en juego 15 estados y territorios, más del 30% de todos los delegados que nominarán al candidato en la Convención de Milwaukee. Un preludio que les sirvió para anunciar por separado que daban su respaldo a Biden con la intención de unificar el voto centrista

Ese gesto es lo más parecido a un cambio en los términos del juego en lo que va de primarias, el movimiento que llevaban tiempo reclamando los popes del partido para poder cerrar filas en torno a un solo candidato y acabar con la fragmentación del voto moderado que le ha servido al socialdemócrata Sanders para ir ganando estados y situarse como favorito. La reconciliación se escenificó el martes en Tejas, en dos actos distintos, quizás porque Buttigieg y Klobuchar no se pueden ver tras meses de encontronazos.  “Estoy encantado de dar mi respaldo a Biden”, dijo el joven exalcalde de South Bend en un restaurante de Dallas. “Alguien con una extraordinaria elegancia, amabilidad y empatía”. Unas palabras que el vicepresidente de Barack Obama le devolvió, comparando a Buttigieg con su hijo Beau, fallecido en el 2015 de un tumor cerebral. 

Ilusión

Klobuchar hizo lo propio horas después en un mitin con el candidato, donde también contó con el respaldo de Beto O’Rourke, una de las estrellas fugaces de estas primarias. “Biden puede unir a nuestro país y construir una coalición que ilusione tanto a las bases demócratas como a los independientes y los republicanos moderados”, dijo la senadora por Minnesota. Sus respectivos avales fueron seguidos en cascada por los de varios notables del partido: la exasesora de Seguridad Nacional, Susan Rice; el exsenador Harry Reid; la viuda de Ted Kennedy, Victoria Kennedy. Una lista que no deja de engordar desde el lunes y que podría añadir próximamente a Kamala Harris, otra de las precandidatas de estas primarias. 

Esas adhesiones están llamadas a traducirse también en una lluvia de donaciones para Biden, una de las campañas peor financiadas hasta la fecha. En febrero recaudó 18 millones de dólares, cinco de ellos el domingo después de ganar en Carolina del Sur. Una cifra que está sin embargo muy lejos de los 46 millones recaudados por Sanders ese mismo mes. Ahora falta ver si la apuesta del ‘establishment’ por Biden dará los resultados esperados porque no hay garantías de que todos los votos de Buttigieg y Klobuchar vayan a ir al veterano político de Delaware.

Para empezar este martes entra en escena el multimillonario Mike Bloomberg, quien lleva gastados unos 500 millones de dólares en su campaña y competirá con Biden por el voto centrista. Y también es posible que haya una fuga hacia Elizabeth Warren, quien ha perjurado que llegará hasta la Convención de julio. Estos cambios tectónicos no resuelven sin embargo el dilema que recorre el partido entre las ambiciones de una izquierda que sueña con cambios profundos para abordar los problemas estructurales del país y un sector más moderado que se conforma con hacer reformas más o menos cosméticas al estatus quo