La crisis en el país sudamericano

Las protestas se reactivan en Chile y Piñera advierte con endurecer la represión

Enfrentamientos entre manifestantes y policía en Santiago de Chile.

Enfrentamientos entre manifestantes y policía en Santiago de Chile. / periodico

Abel Gilbert

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La temporada estival terminó en Chile con una tregua frágil. Se vienen semanas de alto voltaje político. La noche del domingo ya se pobló de caceroleadas en Santiago, la capital, Valparaíso y Concepción. El primer día laborable de marzo estuvo marcado por cortes de tráfico, barricadas callejeras, enfrentamientos entre manifestantes y carabineros (policías militarizada). En la periferia capitalina otra formación atropelló a un peatón cuando el conductor intentaba huir del ataque de un grupo de encapuchados. Su muerte fue inmediata.

El presidente Sebastián Piñera, cuya popularidad es menor al 9%, volvió a archivar su discurso de mano tendida a las multitudes que participan desde octubre de los reclamos de cambios profundos en materia económica y social. "Si yo estimara que nuevamente es necesario establecer un estado de emergencia para proteger el orden público, para proteger a mis compatriotas, lo vamos a hacer", advirtió.

Al encenderse la mecha del estallido social, el 18 de octubre pasado,  Piñera habló de "guerra". Luego se reprochó su "falta de visión" y prometió cambios que han llegado en dosis mínimas. El Estado fue denunciado por la comisión de violaciones a los derechos humanos y las autoridades se juramentaron que no volverían a suceder. Pero antes de que vuelva a encenderse la chispa del malestar, el mandatario de derechas retomó la senda del endurecimiento. "Tenemos más carabineros, mejor preparados, mejor inteligencia, mejor tecnología y más carros lanza aguas. Hemos buscado este equipamiento en todas partes del mundo, estamos mucho mejor preparados que lo que estábamos en octubre", aseguró durante una entrevista televisiva, mientras en distintos barrios santiaguinos sonaban las cacerolas.

Apoyo social a las movilizaciones

Para Germán Silva Cuadra, columnista del portal El Mostrador, el Gobierno ha intentado sin suerte "disimular sus temores" de un conflicto callejero mayor al que detonó en octubre y que ha dejado una treintena de muertos, miles de heridos e importantes pérdidas económicas. Lo único que ha anunciado, añadió, es un "un pacto para combatir la violencia" que "simplifica" las razones del descontento.

El verano transcurrió con sobresaltos espasmódicos. Las manifestaciones solo se realizaron los viernes. Sin embargo, durante el reciente Festival Internacional de la Canción, en Viña del Mar, a 121 kilómetros de Santiago, afloraron los primeros indicios de que las convulsiones callejeras irán en aumento a medida que se acerque la fecha de la consulta popular que debe fijar los términos de la reforma de la Carta Magna. De acuerdo con la consultora Cadem, después del festival se incrementó en un 10% el respaldo a las movilizaciones. Un 66% de los chilenos aprueban a los manifestantes, contra un 31%, 9 que reclama orden.

Declaración polémica

Se votará el 26 de abril. Todavía quedan cuestiones sin resolver como la paridad de género y la participación de los independientes y pueblos originarios en el proceso Constituyente. Esos asuntos serán objeto de presión en las calles. El Gobierno intenta licuar los cambios constitucionales. Estudiantes secundarios y universitarios, movimientos sociales, colectivos feministas, se preparan para defender los derechos en el espacio público. El 8 de marzo será la primera demostración de fuerzas. Piñera ha invitado involuntariamente a salir a protestar el Día Internacional de la Mujer. "No es solamente la voluntad de los hombres de abusar, sino también la posición de las mujeres de ser abusadas".

"No puedo creerlo, es una vergüenza que diga esto, ahora la culpa es de nosotras las mujeres", reaccionó la diputada Maya Fernández. Su colega Camila Vallejo acusó al mandatario de justificar la violencia machista.

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