Primarias demócratas en Estados Unidos

La histeria contra Sanders se apodera de los centros de poder de EEUU

Los medios de comunicación, Wall Street y el Partido Demócrata ven con extrema preocupación su potencial nominación

Sanders, durante un mitin electoral en Winston-Salem, North Carolina.

Sanders, durante un mitin electoral en Winston-Salem, North Carolina. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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El presentador Chuck Todd ha comparado a sus seguidores con las “camisas pardas” que llevaban los paramilitares de la SA en la Alemania de Hitler. El comentarista Chris Matthews ha sugerido que si su modelo socialista se implanta en Estados Unidos habrá “ejecuciones en Central Park”. Y el estratega demócrata James Carville ha dicho que si gana la nominación, su partido quedará literalmente aniquilado. “Si seguimos el ejemplo del Partido Laborista británico y nominamos a nuestro Jeremy Corbyn, será el final de los tiempos”. Todas esas afirmaciones han salido de MSNBC, teóricamente la cadena de noticias más progresista del país pero a su vez la más combativa contra la eventual candidatura de Bernie Sanders, el hombre que lidera las primarias demócratas. 

Queda mucho para saber quién será el candidato, pero la potencial nominación de Sanders está desatando una histeria más propia de pandemias como el coronavirus. Recorre los centros de poder del país, desde los medios generalistas a los despachos de Wall Street pasando por el aparato demócrata. “Yo no sé a quién apoya Bernie estos días, ni sé a lo que se refiere cuando habla de socialismo. Un día es Dinamarca, pero ¿qué piensa de Castro?. Es una gran pregunta”, dijo Matthews hace dos semanas, antes de comparar la victoria en Nevada del senador con la ocupación nazi de Francia, unas palabras por las que tuvo que disculparse. De acuerdo con un estudio de ‘In These Times’ sobre la cobertura de la MSNBC en esta campaña, Sanders es el candidato que más cobertura negativa ha recibido y al que menos minutos se han dedicado. 

Un patrón generalizado

Otros grandes medios están siendo menos histriónicos, pero el patrón es generalizado, una repetición de lo que ocurrió en 2016, cuando el senador por Vermont compitió contra Hillary Clinton. Por entonces ‘The Washington Post’ llegó a publicar 16 artículos negativos contra Sanders en otras tantas 16 horas. Su competidor neoyorkino reconoció que su cobertura había dejado bastante que desear. “El tono de algunos artículos es lamentablemente despectivo y burlón en ocasiones”, escribió la Defensora del Lector de ‘The New York Times’. Solo Donald Trump recibió una cobertura más hostil en aquella campaña. 

Lo más llamativo es que Sanders, quien se define como un “socialista democrático”, no es un advenedizo. Lleva 30 años en el Congreso. Y su impronta legislativa está lejos de ser la de un radical alérgico a todo compromiso. No pretende nacionalizar los medios de producción y de forma consistente ha condenado el autoritarismo de todo signo, como hizo en el debate del martes, cuando definió a Cuba y China como “dictaduras”. Pero también es cierto que aspira a darle un revolcón al sistema para reducir la desigualdad, tasando a las grandes fortunas y la “especulación” en Wall Street, desgajando los monopolios tecnológicos, dando voz a los trabajadores en los consejos directivos de las empresas o aumentando el poder de los sindicatos. 

“Estamos preparados para ser la peor pesadilla de los multimillonarios y defender a las familias trabajadoras de este país”, suele decir en sus mítines. El nerviosismo de los aludidos es patente. “Las recetas de Bernie serán desastrosas para los mercados. Generará una enorme ansiedad”, dijo recientemente a la CNN un estratega de la firma de inversión AGF Investments. También se vaticinó hace cuatro años que las bolsas se derrumbarían si Trump ganaba la presidencia y el resultado fue justo el contrario.

El enemigo, en casa

El obstáculo más inminente de Sanders procede en cualquier caso del propio partido al que aspira a representar, después de una vida entera como independiente. De acuerdo con el ‘Times’, los superdelegados demócratas están dispuestos a sacrificar la paz social en el partido para impedir que Sanders se haga con la nominación si llega a la convención sin la mayoría de delegados necesarios para su coronación. Un escenario que dejaría el desenlace en manos de los líderes del partido y sus cargos electos, los llamados superdelegados. 

La opinión de la mayoría de ellos es que la candidatura del socialdemócrata pondría la reelección a Trump en bandeja y posiblemente provocaría que el partido pierda también el control de la Cámara de Representantes. Una tesis que obviamente no compran los simpatizantes de Sanders.