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España planta cara para minimizar los recortes en agricultura y cohesión

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a su llegada a la cumbre europea, este jueves en Bruselas.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a su llegada a la cumbre europea, este jueves en Bruselas. / periodico

Silvia Martinez

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La negociación del próximo presupuesto europeo para el período 2021-2027 ha arrancado este jueves en Bruselas con un choque anunciado de posiciones entre los Veintisiete, posturas muy enrocadas y críticas generalizadas hacia la propuesta presentada por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que no satisface a nadie y que contempla drásticos recortes de ayudas a la agricultura y la cohesión. Dos políticas tradicionales claves para España que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aspira a proteger con el objetivo de minimizar el tijeretazo.

"La propuesta que ha presentado el presidente del Consejo Europeo a los estados miembros es altamente decepcionante. No compartimos muchos de los aspectos planteados", ha explicado Sánchez a su llegada a la cumbre de jefes de estado y de gobierno extraordinaria. Hay dos elementos que disgustan especialmente a España y sus dos líneas rojas en la negociación: el hachazo del 14% en la Política Agrícola Común (PAC), o 53.000 millones menos, y el tijeretazo del 12% en las ayudas de la cohesión o 44.000 millones menos. 

Cambio de prioridades

Se trata de dos partidas que hasta ahora se han llevado prácticamente dos tercios del presupuesto y que el grupo de los "frugales" –Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia- exigen reducir para suplir la brecha que dejará la salida del Reino Unido de la UE –entre 60.000 y 75.000 millones en siete años- y financiar las nuevas prioridades en digitalización, lucha contra el cambio climático o seguridad sin que los países ricos sean quienes paguen el pato aumentando sus contribuciones. 

"Estamos trabajando para que el recorte a los agricultores sea cero" y "hacer ver que la PAC juega un papel esencial para luchar contra el cambio climático", han explicado fuentes de Moncloa sobre la estrategia en la cumbre. "Queda mucho por hacer. Vamos a abordar una negociación muy compleja, que se adivina larga, no solo para hoy sino para los próximos días y próximas semanas", ha admitido Sánchez dando por hecho las escasas posibilidades de éxito en esta cita.

Rechazo a los 'cheques'

El Gobierno español considera que la propuesta presentada por el dirigetne belga, un presupuesto del 1,074% de la Renta Nacional Bruta (RNB), es peor que el plan presentado en diciembre por la presidencia finlandesa de la UE, del 1,07%. Y lo mismo ocurre con la flexibilización del mecanismo que condiciona la recepción de fondos europeos al respeto del estado de derecho o el mantenimiento de las compensaciones a los contribuyentes netos y cuya desaparición exige.

"Hay muchos intereses y preocupaciones y son todas legítimas, pero estoy convencido de que es posible progresar en las próximas horas y días", se ha limitado a reconocer Michel cuyo método de negociación, con nuevas rondas interminables de bilaterales para acercar posiciones, ha provocado duras críticas.

Al igual que Sánchez, el presidente francés, Emmanuel Macron, también ha exigido una política agrícola común más ambiciosa y ha recordado que el plan de Michel no es suficiente. "Europa no sería lo que es si no tuviera agricultores para alimentarla, si no tuviera la ambición de reducir desigualdades entre regiones, si no tuviera ambición sobre políticas como la digital o la defensa", ha dicho, recordando que no se puede hablar de política climática y biodiversidad si no se transforma progresivamente la PAC.

El problema de fondo es que la visión sobre el presupuesto es muy distinta al norte y al sur. "Somos contribuyentes netos, la solidaridad es importante pero no podemos aceptar un aumento dramático por nuestra parte", ha avisado desde su trinchera el primer ministro de Suecia, Stefan Lofvën, en defensa de unas cuentas públicas austeras, limitadas al 1% de la RNB y un mecanismo de corrección para compensar su elevada aportación. 

Tampoco a Finlandia le gusta el plan de Michel. "Va en la dirección incorrecta. El volumen global es demasiado elevado, nos gustaría que fuera más moderado", ha resumido la primera ministra Sanna Marin, decepcionada con el tajo al desarrollo rural y el "debilitado" mecanismo sobre el estado de derecho.

En la misma línea, la cancillera alemana, Angela Merkel, se muestra insatisfecha con la balanza de los países contribuyentes netos. "No se si Charles Michel es David Copperfield pero no se como va a funcionar. Si actuamos como en un bazar turco será difícil", ha augurado el luxemburgués Xavier Bettel