MISTERIO OCEÁNICO

Un barco fantasma toca tierra en Irlanda tras 18 meses a la deriva en el Atlántico

La tormenta 'Dennis' arrastra un barco fantasma hasta la costa irlandesa.

La tormenta 'Dennis' arrastra un barco fantasma hasta la costa irlandesa. / El Periódico

Carlos Márquez Daniel

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Suele decirse que el mar lo devuelve todo. Pudo comprobarse hace algunas semanas tras el paso del temporal Gloria por la costa catalana, con las toneladas de basura que el Mediterráneo posó caóticamente sobre las playas. Sucede lo mismo con todo lo que flota, ya sea esa gigantesca isla de plástico que navega por el Pacífico en algún punto entre California y Hawái o un barco abandonado. El caso que nos ocupa es precisamente el de un navío que quedó a la deriva en octubre del 2018 en el lugar que más mitos y leyendas ha generado en el mundo de los océanos: las Bermudas. Un año y medio después, ese mismo carguero ha aparecido varado en un pueblecito pesquero de Irlanda, Ballycotton, en el condado de Cork.

El barco, con bandera de Tanzania y una eslora de 77 metros, sorprendió a los nativos la mañana del lunes. Al parecer, la tormenta 'Dennis' -otra vez la fuerza de la naturaleza- terminó de dar el último empujón al MV Alta, pues así se llama este barco fantasma al que todavía nadie se ha atrevido a entrar. Sus diez tripulantes (panameños, griegos y hondureños) fueron rescatados al sureste de las misteriosas islas cuando intentaban llegar a Haití. El viaje había empezado en el puerto de Piraeus (Grecia). Construido en 1976, parecía lógico que tarde o temprano se plantara. Al parecer, fallo eléctrico generalizado. Misma historia atraviesa el Open Arms, el buque insignia de la oenegé del mismo nombre, que ha lanzado una llamada de socorro para jubilar o reparar su barco, construido en 1974. Nuestro protagonista no corrió esa suerte. Desde octubre del 2018, el navío ha surcado el mar a su antojo, siguiendo mareas y soportando tormentas, sin que haya sufrido daños aparentes. Ha cruzado África y Europa hasta tocar tierra firme en la Irlanda más auténtica, junto a una aldea y una costa muy apreciada por los lugareños. Algunas fuentes señalan incluso que fue secuestrado en un par de ocasiones en algún lugar próximo a la Guayana Francesa. No hay confirmación oficial, pero nada sorprende ya de la trayectoria vital de este pedazo de metal flotante. 

En la zona donde ha quedado varado existe un faro, construido en 1851, en el que tiempo atrás vivía el farero junto a su familia. Hasta que, como ha sucedido en casi todas partes, una máquina le quitó el puesto de trabajo. Una lastima, de haberse mantenido esa figura, fundamental cuando las costas no eran auténticas luciérnagas, podría haberse evitado el choque con la isla y el riesgo de que el casco vierta algún producto que dañe el litoral. Por el momento, eso se ha descartado.

Durante todo este tiempo en el mar, el MV Alta solo ha sido avistado en una ocasión. Sucedió el 31 de agosto del año pasado, cuando en un punto indeterminado del Atlántico, un barco de la Marina británica, el HMS Protector, lo detectó sin saber muy bien qué hacer. En la cuenta de Twitter del navío se asegura que se acercaron y que nadie respondió a su ofrecimiento de socorro. Inevitable imaginar el debate sobre si abordarlo o no, con el canguelo que debía generar la situación. Lo dejaron ir. 

Según el boletín de octubre del 2017 de la Asociación Internacional de Marina y Barcos Profesionales (IAMSP, en sus siglas en inglés), el Alta fue rescatado por un guardacostas estadounidense, el  USCGC Confidence, tras 20 de días desamparo en el Atlántico y cuando les quedaba comida para un par de días y agua para medio mes. La tripulación fue trasladada a Puerto Rico. Tal y como detalla el documento, el barco había tenido cinco propietarios distintos en los últimos 10 años, y desde septiembre del 2017, el propietario era Alta Shipping LLC, una empresa con sede en Miami. No se espera que nadie reclame lo que pueda quedar del barco. Ahora, según marca la ley irlandesa de salvamiento y naufragio de 1993, pasa a ser propiedad del Ministerio de la Marina. Si le dan un empujón, quizás el misterio continúe.