Consecuencias de la especulación inmobiliaria

El precio imposible de un techo en Dublín

El coste de la vivienda en la capital irlandesa se ha convertido en algo inalcanzable para la mayoría de jóvenes dublineses

Una mujer camina por las calles desiertas de Dublín

Una mujer camina por las calles desiertas de Dublín / CLODAGH KILCOYNE

Begoña Arce

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Dublín era hace un tiempo una ciudad relativamente modesta, sin grandes aires, ni pretensiones. Los pubs llenos de humo, los teatros y la música en vivo alimentaban a la bohemia local. Un ambiente creativo, de gran tradición literaria, en una ciudad que ya no existe.

La capital irlandesa es hoy una de las más caras del mundo, con demasiados hoteles de lujo, apartamentos para turistas y restaurantes estrellados. El altísimo coste de vida está expulsando a los dublineses. El precio de la vivienda ha llegado a cuotas inalcanzables, especialmente para los más jóvenes. Ese factor explica el apoyo sin precedentes al Sinn Féin, que en su programa prometen “construir 100.000 viviendas en suelo público”.

Incertidumbre y pobreza

El alquiler medio de una propiedad en Dublín supera los 2.000 euros al mes. En el 2008, en la cresta de la burbuja inmobiliaria, el coste era de 1.500 euros. La economía irlandesa se ha recuperado después del 'crack' que a punto estuvo de hundir al país, pero los ciudadanos no se han beneficiado de ese éxito económico. “Mucha gente joven se da cuenta de que nunca tendrá su propia casa”, afirma Rory Hearne, especialista en Sociología de la Vivienda por la Universidad de Maynooth. “Es algo especialmente terrible cuando se vive en un país donde la casa es normalmente el único bien a la hora de jubilarse”.

Las grúas han vuelto a la capital, pero quienes construyen son inversores internacionales, corporaciones y fondos de inversión inmobiliarios que han hecho, con la especulación, “inseguro e impagable el sector del alquiler privado”. La consecuencia, apunta Hearne, “es un número creciente de profesionales, personas mayores, estudiantes y muchos otros que se enfrentan a la incertidumbre, la pobreza y el estrés”.

La llegada de grandes compañías tecnológicas, que han instalado sus cuarteles generales en Dublín, ha encarecido aún más el mercado inmobiliario. A eso se ha sumado el ‘brexit’, con el desembarco en la capital irlandesa de profesionales de la Unión Europea escapando de Londres. Algunos dublineses han optado por instalarse en Belfast, a dos horas de autopista, donde comprar o alquilar una vivienda cuesta la mitad.