Trump se mantendrá en el poder tras superar el 'impeachment': "No culpable"

El presidente, que se apunta una nueva victoria política y afronta con optimismo la reelección en noviembre, queda exculpado de abuso de poder y obstrucción al Congreso

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Ricardo Mir de Francia

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El ‘impeachment’ contra Donald Trump ya es historia. Tal y como se esperaba, el Senado ha absuelto este miércoles al presidente de Estados Unidos de los dos cargos a los que se enfrentaba por sus controvertidas gestiones en Ucrania para forzar una investigación contra sus rivales políticos. La votación se ha resuelto en líneas casi completamente partidistas. Ningún demócrata y un solo republicano rompieron filas con sus respectivos partidos, un desenlace que ilustra lo sucedido en los cinco meses transcurridos desde que comenzó el proceso. El veredicto final hace poca justicia al aluvión de pruebas presentadas por los demócratas para respaldar el abuso de poder y la obstrucción al Congreso, pero desde el principio quedó claro que la lealtad al líder imperaría sobre el análisis imparcial de los hechos en el bando republicano. 

El juicio ha terminado siendo el más corto y menos garantista de la historia. Solo 16 díasNi un solo testigoNi un solo documento. Los conservadores bloquearan todos los requerimientos y comparecencias después de que el proceso se trasladara al Senado y tomaran el control de las reglas del juego. Las evidencias se presentaron durante su primera fase, dedicada a la investigación, unas 28.000 páginas derivadas de los testimonios de 17 diplomáticos y altos cargos de la seguridad nacional, que con notable consistencia alegaron que Trump puso sus intereses personales por encima de los intereses del país al invitar a Ucrania a interferir en las elecciones del 2020. No sirvió para nada. El presidente ha hecho suyo al Partido Republicano y, con esta absolución, afronta con marcado optimismo su cita con las urnas en noviembre. 

El juicio se cerró con la votación de los cargos. El abuso de poder fue desestimado por 52 votos a 48, con una sola deserción republicana; y el de obstrucción al Congreso por 53 a 47, sin deserciones en ningún bando. Para destituir al presidente se necesitaban 66 votos, dos tercios de los escaños de la Cámara.

Solo un republicano se atrevió a romper filas con los suyos, exponiéndose a la ira de un electorado conservador que a buen seguro se sentirá traicionado. En la América de Fox News y Rush Limbaugh, el ‘impeachment’ no ha sido más que un intento de golpe de Estado a cargo de la “élite demócrata” y sus aliados en los medios. De ahí que Mitt Romney reconociera que votar a favor de la destitución de Trump haya sido “la decisión más difícil” de su carrera. “No hay ninguna duda que el presidente pidió a un país extranjero que investigara a su rival político. Y lo hizo para satisfacer sus intereses políticos”, dijo el senador y excandidato a la Casa Blanca. “No se me ocurre un asalto más egregio a nuestra Constitución que el intento de corromper unas elecciones para mantener el poder”. 

Este ‘impeachment’ deja heridas profundas, tanto en la calle como el Capitolio. Y lo hace en un momento de explosiva polarización, que supera, según las encuestas, a la vivida durante la presidencia de Barack Obama. “Cuando no se le hace frente, el mal se propaga como un virus”, dijo el senador demócrata, Tim Kaine, antes de la votación. “Hemos permitido que un presidente tóxico infecte el Senado y pervierta su comportamiento”. Visto lo visto en estos tres últimos años, los demócratas no van a dejar de escrutar las acciones del presidente, pero se han quedado prácticamente sin cartuchos tras fracasar en este juicio y ver como Trump salía indemne de la investigación sobre la trama rusa

Desde su perspectiva, los riesgos son evidentes. Ahora más que nunca, Trump se va a sentir con autoridad para hacer lo que quiera. Durante el juicio sus abogados argumentaron que el Ejecutivo tiene un poder casi absoluto y es prácticamente inmune ante la ley, una posición implícitamente refrendada por el Senado con su veredicto. Entre los pocos republicanos que han censurado de palabra sus acciones, algunos dijeron que esperan que aprenda la lección y actúe “de forma más cuidadosa” a partir de ahora, pero ellos mismos reconocieron que no tienen muchas esperanzas. “Él es quien es”, dijo Shelley Capito

Trump va embalado. Podría decirse que este ha sido el mejor mes de su presidencia. Solo un día después de que clamara “América ha vuelto” en el discurso del Estado de la Unión y ver como sus correligionarios se saltaban el protocolo para corear “cuatro años más”, puede cantar victoria en este tercer “impeachment” de la historia, en el que ha corrido la misma suerte que sus predecesores. Su popularidad se encuentra en el mejor momento de su presidencia, con un índice de aprobación del 49%, muy semejante al de Obama al final de su primer mandato. Y en los caucus celebrados esta semana en Iowa para refrendarle como candidato republicano en noviembre, obtuvo el 97% de los votos, un resultado más propio de la Siria de Assad que de EE UU. 

A lo que hay que añadir el regalo que le hicieron los demócratas con el desastroso recuento de Iowa y la perspectiva de que el partido se resquebraje en varias facciones durante las primarias. A los demócratas solo les queda una esperanza: que los estadounidenses reviertan en las urnas el veredicto de este ‘impeachment’.